El mejor "informante" del Rey era el Aviador, que pesé a la "estrellada" que se dio seguía "volando bajo" por mi culpa y un día se aventó sin paracaídas y tuvo la osadía de declarárseme. Estuvo tan poco tiempo en la Escuela de Aviación que no "recordaba bien las instrucciones" y el pobre se volvió a estrellar. No les cuento las palabras exactas porque van a decir que "qué maldita soy" y porque ese día llegué a mi casa volviendo el estómago (no quiero que me vuelva a pasar y ensucie el libro). Como algún maldoso le había sugerido dar este paso, estaban pendientes del resultado. Al pobre le dieron cuerda y a mí me hicieron pasar un mal rato, por lo tanto, hizo el ridículo con sus amigos y su dosis de coraje en contra mía fue in crescendo. Y ustedes ya saben de que murieron los quemados...de que no llegaron a tiempo los bomberos (dicen que dijo Cantinflas) pero no es cierto, fue de purito ardor y Dios las libre (mujeres) de un "hombre ardido" y su ya son varios, pues lo mejor es irse al "extranjero"...pero pos' con qué ojos...y si lo analizan bien, yo no tenía la culpa.
Había otro arquitecto joven, delgadito, mono, que siempre me decía cosas, me cantaba cancioncitas y se hacía el conquistador. Ay, si me hubiera gustado, ¡qué frentazo me iba a dar!
Un viernes me estaba "piropeando" y ya el sábado estaba en la boda de la hermana de un contratista "millonario", vestido de "novio" (¡qué hipócrita, ¿verdad?). Cuando regresó de su luna de miel, que ha de haber sido en "carroza de plata", insistió en su estilo. Y si antes no me daba por enterada, ahora menos. Hasta me reía de él.
Una mañanita clara llegó a la oficina (no muy temprano, porque no me hubiera encontrado ahí), yo traía unos zapatos medio sexy, y que entra a mi lugar y me dice:
—Esos zapatos son de "golfa"
—Los zapatos serán de "golfa" pero yo no lo soy.
—Pues quién sabe, ¿cómo lo pruebas?
—Si fuera "golfa" ya me hubiera casado con un arquitecto.
—¿Qué las "golfas" que conoces están casadas con arquitectos?
—No, pero los arquitectos que conozco se están cansado con "golfas".
Seguro le entró lo macho y le estaban ofendiendo a la "futura madre de su hijos". ¡No lo iba a tolerar! Y como ahora ya pertenecía a la "clase privilegiada" por haber emparentado con un contratista millonario, "creyó" tener aceptación con el Rey, y fue volado a "informarle lo ocurrido" (no sabían defenderse solos, pobrecitos!) Pero G. a D.*, lo único que se sacó fue que el Rey le dijera:*Gracias a Dios
—¡Qué bueno, se lo merece! (Yo creo que en el fondo ya hasta le caía bien al Rey, de tanto que me tiraban, hasta lástima me tendría).
Yo empecé a caerles bien a CASI todos los arquitectos, Zutana de plano a TODOS, pero nos invitaban a salir y nos decían cosas y nosotras no les hacíamos caso. Nos pusieron "Las Intocables"; ya en la H. Colonia nos decían "Las Apretadas" (A.Q.F.T.P.* por Dios)
*Ah, Qué Fregar Tan Parejo
El Rey me mandaba llamar de vez en cuando para preguntarme por mi jefe el Dr. Taladro y aprovechaba para observarme como si fuera a estudiar un CASO PSIQUIÁTRICO. Después de observarme detenidamente varias veces, parece ser que ya me veía como un CASO ANATÓMICO (Yo no sé)
Un día me mando a llamar el Rey para decirme si la señora Canica Nueva York iba a salir de vacaciones y me quería "pedir el favor" de que me pasara con él esos días para "ayudarlo"."Uf!" pensé (pues eso es una orden, E.E.H.*, pero una orden) ahora sí se va a dar cuenta C.S.P.O.* de que casi no sé hacer nada y de que soy muy relajienta, me voy a quemar "de bulto". Pero no me quedaba otra..
* Envuelta En Huevo
*Con Sus Propios OjosAl Rey sí me tenía un poco de miedo; cada vez que entraba a su oficina porque me llamaba para algo, se me caía el lápiz, el block, lo que trajera...
No sé por qué me ponía tan nerviosa. Se me quedaba viendo mucho, yo no sabía ni para donde voltear, un día me dijo:
—No tiemble, que no me la voy a comer, aunque no me faltan ganas...¡Ay, nanita! Me puse nerviosísima y me salí destapada. Él como que se daba cuenta y ahora pienso que le gustaba divertirse a costa mía. Estuve sólo una semana con él, porque se fue a Europa y yo regresé con el Dr. Taladro.
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Anecdotario de una vida inútil...pero divertida
HumorEscrita por Fulana de Tal, escritora mexicana. Este libro tiene más de 45 años. Y creo que a pesar del tiempo, sigue dando risa. Lo leí porque estaba en mi casa y me dio curiosidad. Espero que les parezca igual que a mí y lo disfruten. ;) Escrito...