Ya podrán imaginarse la de chismes y comentarios que se levantaban entre las "señoras" contra las chicas que tenían más suerte que sus hijas.
Había dos señoras que eran hermanas, y que según las "lenguas informadas", se dedicaban a la venta de verduras en su pueblo; por allá se encontraron a dos hermanos catalanes que le dieron en el blanco en algún negocio, juntaron un poco de dinero, se casaron con ellas y se vinieron a México. Y decían que fue hasta llegar acá cuando ellas aprendieron a leer y a escribir (a mí no me consta, porque nunca las vi escribir); acá todos de hicieron ricos y eran de los que más dinero tenían en el club, motivo por el cual, "apantallaban" a todo el mundo y hablaban más fuerte que los demás; todos los días ellas iban a los ensayos como la Zarzamora ("las cubrieron de brillantes y olé, de la cabeza a los pies") y recién salidas del salón de belleza; parecía que las acababan de electrocutar, pues les hacían unos permanentes, que ni las criadas (ya se estaban quedando calvas)...pero ellas se sentían lo máximo...También se compraron un título de nobleza y una vez en una reseña social les pusieron así: "...asistieron a este distinguido evento las elegantísimas señoras Viborel, Marquesas del Rábano..." Se puede imaginar lo orgullosas que se sentían...
Al margen de estos pormenores quiero decirles que las señoras Viborel tenían en su haber unas "lengüitas viperinas" con las que hacían honor a su apellido y trizas a la gente, sin el menos asomo de remordimientos (eran catoliquísimas, me imagino que para poder comulgar tenían que pagar una fuerte "mordida" al sacerdote)
A nosotras eso todavía no nos afectaba o no los dábamos cuenta...nos sentíamos tan a gusto, íbamos tan contentas, que disfrutábamos el ambiente sin preocuparnos por esas cosas. Platicábamos con todo el mundo, tomábamos clase de corte y no me acuerdo de que más...
Lugo ya entramos a lo del cuadro que era padre...el baile, el coro (que ya entre todas no se notaba como cantas: estaba tan bien seleccionado que cuando había muchas en primera voz, el maestro las pasaba a la segunda porque hablaba faltado algunas...y al TEATRO, ¡lo máximo! El maestro de teatro notó que teníamos aptitudes y siempre nos daba los mejores papeles. Estar arriba de un escenario interpretando un papel que te gusta o bailando algo que sientes, es —para mí—, como llenar esos huecos que todos tenemos en el alma y cada persona satisface a su manera.
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Anecdotario de una vida inútil...pero divertida
HumorEscrita por Fulana de Tal, escritora mexicana. Este libro tiene más de 45 años. Y creo que a pesar del tiempo, sigue dando risa. Lo leí porque estaba en mi casa y me dio curiosidad. Espero que les parezca igual que a mí y lo disfruten. ;) Escrito...