El hombre más guapo del mundo

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Entre todos los muchachos había uno algo mayor que los otros, alto, fuerte, bien plantado, pelo negro, barba partida, nariz un poco para arriba, cejas negras muy espesadas y los ojos más padres que he visto, grandes, verdes, expresivos como pocos...no necesitaba hablar para decir muchas cosas. Ese era El Hombre Más Guapo Del Mundo. Les gustaba a todas, todas andaban derrapando por él. No sólo las chicas, también las mamás y uno que otro "marica" que pertenecía al grupo.
Cuando él llegaba al salón se sentía su presencia, algo tenía de magnetismo que no podía pasar inadvertido para nadie, ni para los mismos hombres. Ya se imaginarán la suerte que tenía, cómo lo buscaban las muchachas, materialmente se le arrastraban; con todo el mundo "hacía una gaita" –palabras textuales—. Cantaba como nadie, qué voz y qué estilo, realmente era único, y por ser tan todo eso también era muy experimentado; por lo tanto, al mismo tiempo que te sentías fascinada te daba como miedo...

Un domingo fuimos por primera vez a un té de esos en que se baila, nos llevó mi papá y se bajó al cubilete con sus amigos. Creo que era la primera vez que bailábamos de pareja, bailamos casi con todos porque no nos acabábamos de sentar cuando ya nos estaba pidiendo el baile otro muchacho. Ahí entre todos andaba él, El Conejo, E.H.M.G.D.M* ...me miraba mucho...yo también cuando creía que mi compañero no se daba cuenta.
* El Hombre Más Guapo Del Mundo
De repente me sacó a bailar un muchacho muy simpático que había estado platicando con él, me fue llevando hasta donde él estaba...y entonces él, El Conejo, me miró a los ojos y me dijo:
—¿Bailamos?
—Bueno —dije yo, tratando de disimular mi tremenda emoción, pero yo creo que todavía no sabía disimular (creo que ni ahora), a lo mejor todo el mundo se había dado cuenta de que me gustaba HORRORES.
Empezamos a bailar (yo me sentía en las nubes) y bailando bailando, platicando platicando...llegamos (?) (más bien me llevó a la terraza)...Yo vi que la luna estaba preciosa (a lo mejor ni estaba, pero yo la vi) el aire perfumado ( o contaminado, no sé, pero a mí me olía bonito)...se me fue acercando poco a poco, como que no puedo explicar bien lo que sentía, entre atracción y miedo, pero era padrisimo, me gustaba el juego, ¡qué emocionante es eso, caray! Ya muy cerca quiso darme un beso...lo rechacé y empezó la discusión (más bien parecía lucha libre)
—Pues me das un beso porque me lo das.
—Y por qué te voy a dar un beso, si no te quiero...
—Pero te gusto y me gustas
—Pues sí, pero no es suficiente
Y ya saben toda la retahíla de discusiones y boberías —que entonces no me lo parecían—. Pero a pesar de lo muchísimo que me gustaba yo no olvidada aquello: "date a desear y olerás a azhar"...(pero aguas porque un día el azhar puede secarse o pasar de moda y ahí es donde T.F.*

* (Te Friegas)

Estábamos en lo más álgido del asunto; a mí se me salía el corazón...cuando se oyó como un trueno:
—¡HIJITA!
Ay, ¡nanita! El Licenciado —afortunadamente en ese momento estábamos retirados el uno del otro
—¡MUY BONITO!...VÁMONOS...
El Conejo se puso nerviosísimo. Yo, para qué les cuento y es que las "acomedidas y bien intencionadas" señoras le fueron a hacer el favor de advertirle que su hijita Fulanita estaba en tremendo peligro con el hombre más maldito del mundo y ¡en la terraza!
Al Conejo no le dijo no buenas noches —¡qué peladez! Y a mí me sacó de un brazo en tal forma que de las tres escaleras del edificio no pisé ni un sólo escalón.
Iba fúrico. Total: se pudo flamenco y me prohibió volver al club. Yo le expliqué a mi mamá cómo habían estado las cosas y además le dije que el Conejo era El Hombre Más Guapo del Mundo, que eso no era justo. Fue tal la descripción —a lo mejor hasta mi mamá se enamoró de él— que no sé cómo sé las arregló mi mamá pero yo volví al club como a a las dos semanas. El Conejo estaba desesperado por verme y yo a él (lástima que en este casi no hubo papá con puto, ni tienda de abarrotes, que si no, hubiéramos puesto una fábrica de conejos).

La lucha siguió igual, pero las padre. Así pasaron como dos meses, yo ya sentía que lo quería además de que me gustaba a morir. Una noche me llevó a mi casa después del ensayo —nosotros vivimos a media cuadra del club—, se me acercó y con la mayor naturalidad nos dimos lo que fue mi primer beso...Qué cosas tan lindas, no lo puedo explicar porque son un chorro de sentimientos, temor, emoción, deseo, no sé cuanto más, pero fue lo máximo. Me metí corriendo ("me diste el primer te quiero, que es el que más atosiga y lel nota de fatiga me diste el beso primero")* era tan tardas entonces (qué bueno que ya de me quitó, Y.P.Q.*) que al día siguiente ensaña que todo el mundo iba a notar que ya me habían besado (TONTEJA)
*Soleares del Amor Indiferente de Manuel Benítez Carrasco
*Y.P.Q Ya pa qué (como dijo el perico)

Eso sí, en cuanto pude (digo en cuanto pude hablar) se lo conté a mi mamá, por supuesto, ¡si lo que no se comparte no disfruta! Y para compartir las cosas profundamente mías nadie mejor que ella. Se emocionó casi tanto como yo...me seguía dando sus consejos como Madre Superiora, pero vivía y comprendía mi primer amor, como mi mejor amiga...
Zutana por su lado con sus amores (le decía Sor Juana Inés de la Cruz) y pretendientes; casi a nadie le hacía caso. Yo con el Conejo y cuando el Conejo no estaba platicaba con todos. Éramos felices. Qué vida tan padre, tan llena de cosas bonitas, dicen que hasta nos brillaban los ojos. Mi mamá se quedaba tranquila en la casa...y al regreso fuera la hora que fuera, nos tina and un café con leche y lo amenizábamos contándole hasta cuántas veces habíamos bailado la jota: éramos irresponsables y felices...

Anecdotario de una vida inútil...pero divertidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora