Cuatro meses más tarde...
Bajo del avión junto a mi hermano y mi cuñada y una bolsa de viaje que llevaba conmigo. Hemos venido a Nueva York a visitar a mis padres y darles la noticia de mi bebé.
Cogemos las maletas de la cinta y nos dirigimos hacia la puerta de salida para poder coger un taxi, una hazaña casi imposible.
Al cabo de quince minutos conseguimos coger un taxi y nos dirigimos haci la casa de nuestros padres para darles dos pequeñas sorpresas. La primera es que estamos aquí, la segunda es que el bebé va a ser niño.
Media hora más tarde estamos en la casa de nuestros padres y Noah, como buen hombre de la familia, lleva las maletas hasta la entrada de casa. Tocamos en el timbre y escuchamos muchas voces que vienen del interior de la casa.
Mamá abre la puerta con una sonrisa que desaparece durante un segundo para dejarle paso a una más grande todavía. Soltando un chillido nos rodea con los brazos a los tres.
Papá asoma la cabeza y se une al abrazo familiar también.
Los echaba de menos ya. Han pasado dos meses desde la última vez que los vi, que fue en las Navidades, y yo he cambiado un poco. Bueno, mi barriga ha cambiado un poco.
Hace un mes fuí al médico con Aleisha para una revisión y me dijo que el niño estaba completamente sano. Volví a ir hace cinco días y me dijo que si quería me podía decir el sexo del bebé ya.
Niño. Voy a tener un pequeño pateador dando por culo día y noche en casa, pero me importa bien poco. Lo querré más que nadie en el mundo.
Nos separamos del abrazo y mamá se seca un par de lágrimas de felicidad que han caído por sus mejillas. Me echan un vistazo rápido y mamá pone una mano en mi barriguita, ya que llevo ropa un poco ajustada y se nota.
-Ya tienes barriguita -dice con adoración.-
-Ya está creciendo -digo poniendo mi mano sobre la de mi madre.-
-Entremos -dice papá.-
Entramos en la casa y papá y Noah se encargan de llevar las maletas hasta la habitación. Yo voy corriendo hacia la cocina en busca de algo de chocolate, es uno de los antojos que tengo.
Encuentro chocolate en la parte de arriba de la nevera y cojo una buena porción. Le doy un bocado y suelto un pequeño suspiro al sentir el sabor del chocolate en mi paladar. ¡Esto está buenísimo!
Voy hacia el salón, que es donde están todos, y escucho voces diferentes a las de mi familia allí.
Asomo un poco la cabeza por el quicio de la puerta y me quedo estática mirando hacia él.
¿Qué hace él aquí?
Todos los presentes en el salón fijan la vista en mi, pero yo solo tengo ojos para Cameron. Está más demacrado y hecho polvo de lo que nunca hubiese pudido imaginar.
Tiene unas ojeras increíbles bajo los ojos, los cuales están inyectados en sangre, está mucho más delgado que hace cuatro meses y un poco pálido.Gina me da un repaso con la vista, que no me pasa desapercibido, y se tapa la boca para ahogar un pequeño grito cuando ve mi barriguita. Cam sigue la vista de la madre y se encuentra también con mi barriga.
Él se levanta del sillón y se acerca con paso lento y precavido hacia mi, temiendo que si se acerca muy rápido pueda huir despavorida de él. Llega hasta mi lado y me coloca una mano en la mejilla.
-Lo siento -dice.-
Cae de rodillas en el suelo y se abraza a mi cuerpo, enterrando su cara en mi barriga. Empieza a llorar abrazado a mi cadera y yo le empiezo a acariciar el pelo, todavía en shock.
Cuando vuelvo a la realidad y me despierto del agilipollamiento en el que he estado metida, me arrodillo poco a poco junto a él. Quedo a su altura y hago que me mire directamente a los ojos.
Le acaricio las mejillas suavemente y los ojos se me llenan de lágrimas al ver sufrir al hombre que amo.
Puede que me haya engañado y que yo me fuese de aquí, pero aún sigo amando a este idiota.
Lo abrazo por el cuello y él pone ambas manos en mi barriga. En ese momento, al bebé le da por dar una patadita y Cam arruga el entrecejo y me mira directamente a los ojos.
-¿No te ha dolido? -dice.-
-No -digo riendo.-Pero tu lo has sentido.
-Siento lo que te hice, _____ -dice con nuevas lágrimas en los ojos.-No quería darme cuenta de la realidad, no quería ver lo que me estaba pasando y creía que si me acostaba con ella todo se me pasaría. Pero cuando te vi en la puerta de mi habitación llorando, sentí que algo dentro de mi se rompió. Y me di cuenta, en un mal momento, que estaba y estoy completamente enamorado de ti.
Las lágrimas de felicidad que estaba reteniendo empiezan a caer por mis mejillas y lo beso. Lo beso como si estuviera sedienta de sus besos, como si fuese agua en mitad del desierto... como mi salvación en una tormenta.
Me separo tras estar unos segundos besándonos y lo veo sacar algo del bolsillo de su pantalón. Coge la parte de arriba de la pequeña cadena plateada y la pone frente a mi.
Es una pulsera de plata con su nombre grabado. La coloca en mi muñeca y se saca un collar que tiene colgado en el cuello donde reza mi nombre.
-Quiero hacer las cosas bien -dice cogiéndome las manos.-Quiero que seamos una pareja, ser un buen padre para el bebé, ser todo lo que necesitas.
-Ya eres todo lo que necesito -digo abrazándolo.-Aunque seas un completo idiota.
-Te amo.
-Te amo, Cam.
Escucho una garganta carraspear antes de que nos volvamos a besar y miramos hacia donde está nuestra familia. Me pongo roja como un tomate y veo a mi hermano sonreír con autosuficiencia.
El muy cabrón quería avergonzarme delante de todos, pero ya se enterará de lo que vale un peine.
-No es por nada Cam -dice Noah.-Pero como vuelvas a violarle frente a todos la boca a mi hermana, mi padre hará que no puedas tener más hijos.
Cam se pone rojo al igual que yo y escuende su cabeza en mi cuello mientras todos empiezan a reírse.
-Si ya has terminado -digo cogiendo la mano de Cam.-Me voy a dormir y me lo llevo.
Empiezo a andar hacia mi dormitorio y, al entrar, me fijo que todo está tal y como lo dejé la última vez que estuve aquí. Me acerco hasta la cama y la destapo mientras Cam se quita todo hasta quedar en boxers.
Me pongo su camiseta, ya que no tengo ganas de sacar nada de la maleta, y me acuesto a su lado. Él pasa un brazo sobre mi barriga y se acurruca a mi lado.
-Descansa, preciosa.
Es lo último que escucho antes de quedarme dormida.