Me quedo en blanco antes la exigencia de Cameron. ¿Que le explique el por qué de qué?
No lo entiendo. Yo creo que tantos porrazos de chiquitita en la cuna tenían que afectar de alguna manera, porque el cerebro me va ahora más lento que nunca. En serio, que alguien me explique qué quiere saber.
''¡Quiere saber por qué lo odias pedazo de mentecata! Si es que es idiota la pobre.''
Aaaah, vale. Ahora lo entiendo.
-Quieres que te explique por qué te odio -digo.-
-Claro que si -dice a punto de perder los nervios.-
-¿En serio no lo sabes? -pregunto.-
-Ya te he dicho que no -sisea entre dientes.-
Me queod un rato mirándolo y buscando una respuesta a la pregunta que él me ha echo. ¿Por qué lo odio? La verdad es que no tengo ni la más remota idea. A principios de la semana pasada podría haberle dado miles de razones por las cuáles lo odio, pero ahora mismo estoy en blanco.
-¿No será por qué te gusto? -dice.-
Y esa fue la gota que colmó el vaso.
-¡¿Qué tú me gustas?! -grito y, acto seguido, me rio como una desquiciada.-Acabo de acordarme de la razón por la que te odio. ¡Y es porque eres tan subnormal como todos los chicos con los que me he topado!
-¡¿Subnormal?! -grita cabreado.-
-¡Si! -digo con el mismo tono que él.-¡Y de los de alta categoría! ¡Hasta hace unos días me preguntaba el por qué me había alejado de los chicos como tú! ¡Y lo hice porque me dan alergia los imbéciles!
-¡¿Chicos como yo?! -pregunta.-¡¿De qué mierdas hablas?!
-¡De gilipollas que se creen el centro del universo! -grito.-
Un silencio incómodo se sitúa entre los dos que solamente es interrumpido por nuestras agitadas respiraciones. La mirada de Cameron me taladra, al igual que la mía a él.
-Vete -murmura.-¡Fuera de mi puta casa!
-¡Encantada de la vida! -digo bajandome del coche.-
Salgo del garaje de Dallas con él pisándome los talones.
-¡Te arrepentirás de esto, Evans! -grita.-
Yo solamente le muestro mi dedo del medio con una sonrisa cínica en la cara. ¿Qué me voy a arrepentir de esto? Ya se acabará arrepintiendo él. Ya veremos quién puede más.
Entro en mi casa con los nervios a flor de piel y me dirijo a la cocina. Allí está mamá con un plato de macarrones con queso puesto para que me lo coma.
Enciendo la tele de la cocina y busco algo entretenido que ver mientras como. Mamá está haciendo galletas y está muy absorta en ello. Creo que se concentra demasiado cuando está cocinando, pero así le salen las cosas mejor.
Termino de comer y meto las cosas en el lavavajillas. Voy hasta el salón y me encuentro a mi padre conversando con el señor Dallas.
-Buenas papi -digo besándolo en la mejilla.-Hola señor Dallas.
-Buenas _____ -contesta el padre de Cam.-
-Hola cariño -dice mi padre.-
Subo corriendo a mi habitación, deseando tumbarme otra vez en mi cama. ¿La cosa que más quiero en este mundo? Sin lugar a dudas mi cama, es una buena compañera por las noches.
Cuando estoy a punto de quedarme dormida empieza a sonarme el móvil.
-¿Si? -digo con voz ronca.-
-¡Qué pasa _____! -grita Luke.-
-¡Luke te voy a matar! -grito amenazándolo.-¿Siempre me tienes que despertar por móvil?
-No es que yo siempre te despierte -replica.-Es que tú siempre estás acostada.
-Pues si, la verdad -digo y nos echamos a reír.-Y, ¿a qué se debe tu llamada?
-Es verdad -dice y puedo jurar que oí la torta que se dió en la frente.-Esta tarde los chicos han quedado para ir a no sé dónde y me han dicho que te avise. Así que en una hora estoy en tu casa.
-Jope -refunfuño.-Yo quería dormir.
-Tu cama puede esperar -dice.-Nosotros no. Una hora -dice antes de colgar.-
Dejé el móvil en un lado de la cama y me puse a mirar el techo. Vuelvo a coger el móvil y veo que son las 15:33. En una hora estará aquí Luke para ir dónde los chicos, que no tengo ni idea de donde es.
Sigo tumbada en la cama cuando escucho que pegan en la puerta de abajo. Miro la hora y... ¡ya son las 16:29! Puto puntual Luke.
Me levanto de la cama de un salto mientras escucho pasos por las escaleras. Pegan dos veces en la puerta de mi cuarto y la abren. Luke se asoma y entra al verme frente al espejo de mi cuarto.
-¿Todavía no estás lista? -pregunta divertido.-
-La verdad es que me he levantado en cuando he escuchado la puerta -digo sonriéndole.-Siéntate que me peino y nos vamos.
Salgo del baño ya peinada y nos montamos en el coche de Luke. Empieza a conducir y, tras quince minutos, nos paramos frente a un edificio grande.
Bajamos del coche y nos vamos a la entrada del edificio. Cuando entramos me quedo boquiabierta al ver lo de allí y, después, sonrío ante el plan de los chicos.