CAPÍTULO 26. ÉL, ADAM

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A las doce y media entro en la habitación de Judith. Duerme. Sigilosamente saco la navaja que llevo a los pantalones y la abro. La única forma de que despierte es así. Yo no tengo el poder de Nico para hacerla volver. Y quiero ser yo el que diga que la volvió a la vida. Me acerco a la cama cuando la puerta se abre y me escondo en el otro lado de la cama, donde no se me puede ver cuando entras. Vuelven a cerrar la puerta, pero la persona en cuestión se dentro. No me atrevo a mirar, porque si es una enfermera, sus padres o alguno de sus hermanos me echarán y no me dejarán entrar nunca más. La persona en cuestión se sienta en la silla del otro lado de la cama. Levanto un poco la cabeza y veo que es un chico. Nico. Será aquí por lo mismo que yo. Me levanto de un salto y voy hacia él. Me mira y continúa con lo que hace.


Angeles, demonios y yo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora