CAPÍTULO 27. ELLA, JUDITH

36 6 0
                                    

RECUERDOS

Me sobresalto cuando noto que alguien me toca la mano. Es Nico. Tiene los ojos cerrados y habla con un hilo de voz. Una cabeza sale del otro lado de la cama. Adam. Pongo los ojos como platos. ¿Qué hacen aquí? Adam se levanta de un salto y se acerca hasta donde está Nico. Lleva una navaja en la mano. Me quiere matar, definitivamente. Nico le mira y sigue hablando. Adam se abalanza sobre él, pero el Nico la esquiva.

-¿Qué haces, la quieres despertar? - Dice Nico flojito.

- Esto es lo que quieres, ¿no? .- Le contesta el Adam.- Que despierte y que vea como la salvas. Cuando sepa la verdad no va a ser así. Aún tiene que saber muchas cosas.

- No, Adam, lo que quiero se curarla para que vuelva a la vida. Lo que tú no puedes hacer ya que eres un demonio.- Adam me mira. ¿Qué piensas hacer con una navaja?

- Lo mismo que tú. Salvarla.

Adam se abalanza sobre mi cuerpo y me clava la navaja en la pierna. No siento nada. Veo un hilo de sangre.

-Estás loco.-Grita Nico.

En menos de cinco segundos una enfermera entra en mi habitación. Abre los ojos como platos. Nico ha desaparecido, pero Adam tiene sujetada la navaja, por donde fluye sangre, mirando a la enfermera.

-Seguridad.- Grita la enfermera.

Diez segundos después mi habitación se llena de gente. Dos hombres de negro armados toman a Adam por las axilas y se lo llevan no opone resistencia, simplemente me mira arrepentido. Dos médicos miran mi pierna con atención y la enfermera hecha un vistazo al baño por si hay alguien. ¿Dónde se ha escondido Nico?

A las dos, mi habitación vuelve a estar a oscuras. Vuelve a aparecer Nico.

-Judith, estoy aquí para devolverte la vida. Te cogeré la mano, lo único que tienes que hacer es pensar en recuerdos bonitos.- Me mira y sonríe.- Se que me escuchas, lo noto, los ángeles lo hacemos.

Me coge la mano y vuelve a hablar en voz baja. Yo hago lo que me ha dicho. Recuerdo cuando hice diez años, fue el mejor cumpleaños que he tenido. Vino mi mejor amiga desde muy lejos. HAbía globos, un castillo inchable y muchos aperitivos distintos. 

Otro recuerdo me viene en mente: el día que mi hermano Isaac y yo nos tiramos con un colchón por las escaleras y luego culpamos a Jacob. Me acuerdo de como nos mirava Jacoba y para que nos perdonará le tuvimos que decir a mamá que nosotros haviamos roto el jarrón del comedor.

 Empiezo a notar mis manos, los dedos de los pies y la lengua. Poco a poco todo el cuerpo empieza a reaccionar y vuelvo a ser yo. Cuando ya me siento todas las partes del cuerpo miro a Nico y le digo:

-Grácias.

Nico sonríe y cae al suelo como un plomo. Me levanto y le noto la mano fría. Debe de estar cansado. Me ha hecho volver a la vida. Esta es la prueba de que él es un ángel. Me quedo hasta las seis en el suelo. Luego desaparece al igual que ha aparecido.



Angeles, demonios y yo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora