CAPÍTULO 21. ÉL, ADAM

33 4 0
                                    

Cuando vuelvo a mirar hacia ella, se ha vuelto a desmayarse. ¡Madre mía! Esta chica no aguanta ni dos segundos. Vuelvo a invocar magia y me curo el agujero de la barriga. Mis preciosos abdominales vuelven a aparecer a medida que me voy curando el agujero.

Me dirijo a Judith, pero antes me hago un último vistazo, me quito los pañuelos de la cara, me peino el pelo, me pongo los pantalones, me coloco un poco el brazo, y la muevo un poco porque se despierte. A los pocos segundos abre los ojos y me mira fijamente. Me analiza. Esta vez no grita simplemente me mira con espanto. Normal con la fila que debo hacer. Se incorpora a duras penas y nos quedamos en silencio hasta que dice con la voz temblorosa:

- ¿Qué ha pasado?

-Qué ta has desmayado, he tenido que cogerte y hemos chocado.- Lo digo bruscamente. ¿Por qué? ¡Porque soy idiota!

- A, vale.-musita ella- Oye, ¿dónde estamos?

- Mira Judith, yo no se donde estamos, y tampoco ... Judith!

De repente ha caído atrás y se ha dado un buen golpe en la cabeza. Me acerco a ella y le toco el cuello. ¡Casi no tiene pulso! Cuando ya pensaba que se había recuperadova y le coge esto. Me pongo la camiseta y la cojo en brazos. Por ser tan alta pesa muy poco. Por suerte el sol ya sale y puedo ver por dónde voy. Hay un camino hacia la derecha y otro hacia la izquierda. Echo hacia la izquierda y camino hasta encontrar una carretera. Cuando por fin la encuentro hago autostop y la llevo al hospital.


Angeles, demonios y yo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora