Capítulo III: La conversación de Antonio y Cristóbal

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Luego de que Cristóbal, el padre de Antonio vio que su hijo fue besado por otro chico no dudó en pronunciarse al respecto.

- ¿Puedo saber por qué diablos ese chico te besó? - Refunfuñaba el padre.

- P-Pero papá ¿d-de qué hablas? - Decía Antonio muy nervioso.

- No lo niegues. Lo vi todo. Jamás había visto a ese chico por acá, sino un par de veces. Antonio, no me digas que tú eres...

- Claro que no, papá. No soy homosexual. ¿Cómo se te ocurre decir eso?

Antonio sabía de antemano que su padre era un hombre estricto, de apariencia muy masculina y gran porte. Pero odiaba a los homosexuales.

 - Es solo que, quiso despedirse de esa forma, nada más. Además, es un chico extranjero, como los argentinos que suelen besarse al saludar o despedirse.

- ¿Estás seguro? No lo sé, es de piel morena como para ser como los argentinos, sabes. No conozco muchos argentinos con ese color de piel.

- Pues él lo es. Solo no imagines cosas que no son. Es un buen chico, créeme.

- Ya que lo dices así, me tranquilizaré un poco. Después de tu madre eres lo único que me queda. No quiero perderte, espero que me des nietos pronto ya que quiero ser abuelo - Sonriendo - Quiero que mi hijo sea un gran padre y tenga una gran mujer con la cual haga su vida y vivan felices.

- Está bien, papá. Como digas.

Antonio no se sentía para nada bien con lo que su padre había dicho. A él igual que a Marcos no le gustaban para nada las mujeres, por el contrario, eran homosexuales los dos y recordaba la mentira que le había dicho a su padre para evitar alguna sospecha.

- Papá, ¿puedo preguntarte algo?

- Lo que gustes, hijo. ¿Qué quieres preguntar?

- Es posible que... bueno... cabe alguna posibilidad de que lo que pides no se dé. Es decir, si yo...

- ¿Si tú qué? - Mirándolo con extrañeza - 

- Es decir, si no encuentro novia o mujer para mí...

- Tranquilo hijo, no te preocupes. Alguna mujer buena llegará a tu vida. Tienes 20 años, eres joven aun, yo tengo mis esperanzas puestas en ti en que te casarás con una hermosa mujer y tendrás hijos para hacerme muy feliz como abuelo.

- Pero papá, y que tal si yo...

- Pero nada, hijo. No se discuta más. Tendrás tu esposa, tu familia y asunto arreglado. No debes preocuparte por dinero porque sabes que tengo mucho. Más bien, consigue una buena mujer que te quiera, te ame y si las cosas llegan a darse puedas organizarte.

Antonio estaba muy asustado por decepcionar a su padre, tanto que persistía en preguntarle.

- ¿Puedo preguntar algo más, papá?

- Está bien, hijo mío. Puedes hacerlo.

- Lo que quiero decir es que si no encuentro mujer alguna que me quiera. Si eso no llega a pasar, pues... ¿qué podría hacer allí?

Su padre lo miraba muy extrañado al oír tal pregunta. 

- Si no consigues mujer alguna, yo me encargaré de buscar una para ti. No quiero quedarme sin nietos. 

- Papá, pero ¿Y si la mujer que me consigues no llegara a gustarme?

Su padre, lo miro con ojos algo enfurecidos. Al parecer, ya sabía a dónde quería llegar Antonio con sus preguntas.

- ¿Cómo es eso de que la mujer que yo te busque no puede gustarte? ¿Acaso te gustan los hombres o qué?

Antonio enmudeció por un momento hasta que suspiró un poco y se atrevió a contarle algo a su padre sin mirar las consecuencias de lo que sucedería después.

- Papá... en realidad me considero homosexual.

- ¿QUÉ? No, no... eso no puede ser... - Decía su padre mirándolo con rabia - ¡NO PUEDES SER UN GAY! ¡UN HOMOSEXUAL! ¡UN MARICA! ¡ESO SÍ QUE NO LO PERMITIRÉ! 

- Tranquilo, papá... por favor... 

- ¡NO, NO ME VOY A CALMAR! ¿QUIÉN TE CONVENCIÓ DE SER HOMOSEXUAL? Ah, no me digas... ya sé quién fue... ¿fue el chico ese con el que te besuqueaste no es así? ¿Te gusta verdad? ¿Ya son novios, no?

- Papá, solo es un amigo y...

- Interrumpiéndole - ¿Amigos? Amigo el ratón del queso, a mí no me engañas... 

- Papá, por favor no te alteres... 

- ¿Que no me altere? ¿QUE NO ME ALTERE? - Empuñando su mano para golpear a Antonio -

- Cerrando los ojos - ¡Por favor papá no! ¡Nunca me has golpeado! ¡No!

- Conteniéndose - Ufffffffff... casi hago algo de lo que me hubiese arrepentido mucho. Mira, te diré algo ¿está bien? Sé lo que seas, quién seas o lo que te guste... solo... quiero que tengas tu mujer y tus hijos. ¿Está bien? Es lo que más deseo y eres el único que puede hacer ese sueño realidad.

- B-Bien papá... trataré de hacerlo.

- No, no tratarás. Es una promesa y algo más, no quiero verte con ese chico cerca. 

- ¿Con Marcos? Pero si es mi amigo.

- ¿Se llama Marcos? Vaya que el chico te tiene tramado. ¡No te quiero ver acercarte a él!

- Papá, pero... 

- ¡NO TE ACERQUES A ÉL! Entiende que es mala influencia para ti.

Antonio se sentía bastante triste y adolorido por lo que decía su padre, así que dejó la conversación corriendo hacia su cuarto y se echó a llorar. 


Unidos hasta el final [EN EDICIÓN Y CONTINUACIÓN 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora