Capítulo V: Amor sin temores

40 9 0
                                    

Había pasado ya un buen tiempo desde que Marcos y Antonio decidieron ser pareja a escondidas de su padre. Siempre al salir de casa, actuaban de manera muy natural pero en el lugar acordado siempre para verse se expresaban por medio de tiernos besos y suaves caricias el amor que sentía el uno por el otro.

- Ya llevamos un buen tiempo juntos, Antonio. 

- Lo sé, Marcos. Es tan maravilloso todo esto, me gusta estar al lado del chico que amo.

- También a mí, no creas que no me gusta estar con aquel chico que alegró mi vida e hizo ver en mí cosas que ni yo mismo sabía que tenía.

Ambos se miran fijamente a los ojos y callan por un momento besándose apasionadamente mientras una suave brisa se mueve alrededor de ellos como un leve susurro sacudiendo el cabello de cada uno.

- Estos momentos son tan mágicos contigo. Quisiera que pudiésemos expresar nuestro amor libremente - Decía Antonio aferrado de los brazos en la cabeza de Marcos.

- Sí, tienes tanta razón mi dulce Tony. Pero, debes comprender que tu padre no debe saber esto. No quiero perderte. - Lo abraza muy fuerte y lo mira un poco sollozante.

- No, no mi amor, no me perderás. Sí, me da algo de miedo si mi padre nos viera en nuestras andanzas pero él no tiene por qué saber nada. Yo me las he ingeniado para que no se de cuenta de lo que hago mientras estoy acá, compartiendo mi tiempo contigo. No sabes la alegría que me da tenerte a mi lado.

- Pues yo estoy más feliz. - Sonriendo - Me gusta que estés junto a mí, cerca de mí. Ya sea en la universidad o aquí, donde libremente podamos expresar ese sentimiento bonito que sentimos tú y yo.

La tarde caía y luego de ese momento romántico los chicos dejaron solo el lugar marchando hacia sus moradas.  

- ¿Puedo acompañarte a casa, Marcos?

- No, no Antonio. - Decía un poco preocupado.

- Pero, varias veces tú me has acompañado a la mía. ¿Qué tiene que yo no te pueda acompañar a la tuya?

- Emmmmmmm... pues... No es eso, es que no quisiera que tu padre se diera cuenta y...

- No se dará cuenta - Decía Antonio muy seguro de sí mismo. Después de que tenga cuidado, nada malo pasará.

- ¿Estás seguro de eso, Tony? Lo que menos quiero ahora es perderte - Abrazándolo - 

- Sí, confía en mí. Recuerda que no quiero dejarte solo jamás.

Ambos caminaron hacia la casa de marcos. Entretanto, la cara de Marcos esbozaba una gran sonrisa y se veía muy sonrojado a pesar del color de su piel morena que le impedía se notase tal expresión.

- Veo que te gustó lo que te dije - Dijo Antonio sonriente.

- A decir verdad me fascinó mucho, jeje. En verdad eres un chico tierno y bueno.

- Gracias, pero tú lo eres más. Así que por esa ternura que posees a pesar de ser un atleta es que te quiero como eres.

- Gracias por tus palabras pero no soy un atleta.

- Sí, eres un atleta del amor - Sonrío Antonio.

Al escuchar esas palabras, Marcos no pudo evitar darle un fuerte abrazo a Antonio y besarlo sin importar ser descubiertos. Antonio, tuvo muchísimo miedo pero se dejo llevar del beso de su apasionada pareja que no les importó nada dejando por un momento de lado sus temores hasta separarse tiernamente. Luego de eso, siguieron su trayectoria hasta llegar a casa de Marcos totalmente sonrojados.

- ¡Wow! E-Eso fue genial - Dijo Antonio. ¿Te gustó Marcos?

- S-Sí, me encantó muchísimo. Sentí como si mis temores desaparecieran de momento al besarte y demostrar libremente mi amor por tí.

- Sí, también sentí lo mismo. Al parecer, cuando no piensas en tus miedos y expresas tu amor sin temores las cosas son diferentes.

- Sí, tienes mucha razón amor. - Entrando a casa - Gracias por acompañarme pero... ¿Te irás solo por ahí? 

- Tranquilo, me sé cuidar y nada malo me pasará. Si necesito de algo, te llamaré.

- Oh, está bien. Me despido, lindo. Hasta mañana.

- Hasta mañana, mi atlético enamorado.

Marcos se sonrojaba muchísimo por escuchar cada frase de Antonio y al igual que él sentía que sus temores se iban. Antonio siguió su camino a casa y llegó feliz, lo cual causó mucha curiosidad en su padre que sin mencionar palabra alguna dejó que siguiera libremente a su habitación.

- Lo noto muy extraño desde hace tiempo. Ya no me comenta las cosas como antes, ni lo veo con el chico de aquella vez tan frecuentemente. Yo sé que algo pasa, pronto averiguaré qué es. - Pensaba el estricto padre.


Unidos hasta el final [EN EDICIÓN Y CONTINUACIÓN 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora