Capítulo XIV: Secreto oculto

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Marcos y Antonio estaban felices por haberse encontrado en un café parisino. Llevaban meses viéndose sin que Cristóbal supiese nada y además iban muy adelantados con sus estudios. Pero todo cambiaría cuando el padre nuevamente tuvo sospechas por el cambio emocional de su hijo.

- ¿Puedo saber por qué andas tan contento últimamente? - Preguntó intrigado el padre.

- Ando feliz, estoy disfrutando de la vida en este lugar. Además, recuerda que a París se le conoce como la ciudad del amor así que eso es lo que siento ahora.

- De eso me he enterado y estoy bien sabido ya que no es la primera vez que vengo acá. Se hecho, estuve hace ya más de 10 años por ultima vez cuando vivía tu madre.

En ese momento, un inquietante silencio se sintió en el hogar. Es como si esas palabras de Cristóbal hubiesen sido tan frías y cortantes aferrándose a ese pasado que lo carcomía guardando un secreto que nadie sabía.

- Me hablas tan poco de mamá. Son escasas las veces que te oigo mencionarla.

- No me gusta hablar de ella - Decía el padre mientras se dirigía a su habitación - Sus recuerdos son extensos pero los momentos que compartí con ella fueron muy escasos.

Antonio estaba muy extrañado por lo que su padre le comentaba. Él tenía el presentimiento de que su padre le estaba ocultando algo.

- ¿Hay algo de lo que no me he enterado, papá? - Preguntó Antonio siguiendo a su padre hasta llegar a su habitación.

- No, no pasa nada. No es nada, ve a hacer lo que vas a hacer.

- Tú me ocultas algo ¿Por qué no me lo dices? ¿Acaso no confías en mí? - Insistía.

- No es eso, no es eso... Es que... tú no entiendes. Jamás lo entenderías - Decía el padre evadiendo las preguntas de su hijo.

- Jamás me has ocultado secretos, papá. Dímelo, ¿por qué hablas tan poco de mamá?

En ese momento, empezó a caer una lágrima por la mejilla derecha de Cristóbal. Él, sentía que su corazón latía fuertemente y a la vez se quebraba como un florero de porcelana.

- Yo, trato de no recordar a Ana no por que no quiera. Es sólo que... tuve la culpa de que ella me abandonara hasta el día en que supe que ella murió.

- ¿En qué supiste que ella murió? Papá, cuéntame absolutamente todo lo que sepas de mamá y de lo que no me he enterado.

- Pero, tu no deberías...

- Sí, si debo. Por una vez en tu vida deja de ser tan frío y guardarte tantos secretos conmigo.

- Qué más da, te lo contaré. Hace unos 8 años cuando tú eras más pequeño, tu madre te cuidaba y éramos muy felices los tres. Pero un día tu madre descubrió de que tenía una amante. Eso para ella fue muy doloroso y no me lo perdonó jamás. Después de eso, nunca la volví a ver hasta que me enteré de que se entregó a la bebida y cayó en una profunda depresión - Decía Cristóbal tomándose del cabello sentándose en los pieceros de la cama - Yo, empecé a buscarla mientras te dejé a ti al cuidado de una niñera. Y, por fin la había encontrado, estaba en un hospital en el sur de la capital alemana. Allí, en Berlín vivía con mi suegra así que no fui muy bien recibido por ella. Me culpaba de lo que le había pasado a su hija ocasionándome una enorme carga emocional y más aún, me sentí culpable cuando un par de días después murió y no me dejaron verla. Es por eso que muy poco te hablo de ella.

Marcos quedó estupefacto al escuchar lo que su padre le había dicho.

- Es increíble lo que me acabas de contar... pero... lo más increíble es lo que le hiciste a mamá. Con razón ella lloraba tantos días y tantas noches sin descanso. Cuando me acercaba a preguntarle el porqué siempre me decía que lloraba por un hombre que no valía la pena.

- Lo sé, sé que no lo valgo y por eso me he comportado así todo este tiempo. He sido egoísta y siempre he pensado solo en mí.

- No es para menos, papá. Yo tuve la confianza de decirte que era homosexual, me gustan los hombres y ¿qué apoyo recibo de tu parte? Solo rechazo, malos tratos, sufrimientos y dolor. Tal vez mamá no soportó tanto y por lo mismo se fue de tu lado.

Cristóbal no pudo resistir más y lloraba desconsoladamente escuchando cada frase que su hijo le decía. Sentía como si la vida le saldara cuentas por lo hecho con Ana y de cómo así como le arruinó su vida estaba haciendo lo mismo con Antonio.

- En verdad que soy un estúpido egoísta - Decía el padre mientras agachaba su cabeza - Yo quería que tuvieses tu familia, tus hijos, tu hogar y no cometieras los errores que yo cometí en el pasado. Quería que amaras a tu pareja y no las hicieras sufrir como lo hice yo con tu madre.

- No lo haré, papá. Amo demasiado a Marcos e inclusive él recorrió varias ciudades de Europa tan solo por venir por mí.

- No quiero ser malo ni egoísta, pero no te conviene tener a un hombre de pareja ¡Entiéndelo!

- ¡No quiero entender nada! ¡Por eso mamá te dejó!

Cristóbal sintió un trágico recuerdo como si las palabras de Antonio hubiesen vuelto del pasado.

- Si mamá estuviera aquí... - Decía llorando cubriéndose las mejillas con su antebrazo - Sí mamá estuviera, tal vez ella me hubiese aceptado tal como soy.

Y sin mediar palabra alguna, Antonio salió corriendo del lugar mientras Cristóbal le gritaba para que se quedase. Sin embargo, el chico hizo caso omiso y no regresó.


Unidos hasta el final [EN EDICIÓN Y CONTINUACIÓN 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora