Capítulo XXIII: Confesión

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Marco se quedó anonadado con lo que pudo observar: fotos eróticas de Roberto con su pareja, salidas a lugares lujosos, cenas con personajes reconocidos y aparte de eso, pudo ver además a la persona con la cuál Roberto habló por última vez.

- ¡Eres un cerdo, Roberto! ¡No se para que diablos volviste! - Gritaba Marco recriminándole al haber visto las indecorosas fotos.

- Volví por Samantha, porque la amo. Esa chica es sólo pasado para mí. Salía con ella por conveniencia.

- ¿Por conveniencia dices, imbécil? ¡Ahora mismo mi hermana verá la clase de tipo sucio y ruin que eres! Además, reconozco a esa persona quién te envió... ¡Él es el padre de Antonio!

Pero Roberto detuvo a Marco de un brazo y lo sostuvo fuerte. Marcos, al notar el agarre que su cuñado le había dado, le lanzó otro puñetazo y corrió hacia la casa dónde se encontraba Samantha. Al llegar, Marco le mostró todo a su hermana y pudo darse cuenta de que Roberto no sólo mentía con las cosas que le había dicho sino que también pudo observar como a sus espaldas, él la estaba engañando. Cuando Roberto regresó, quiso desmentir todo pero no había nada que hacer. No había explicación alguna ni nada que pudiese contener la inestabilidad de aquel momento.

- ¿Por qué, Roberto...? ¿Por qué me engañaste de esa manera? - Preguntaba Samantha bajando su cabeza y cubriéndose los ojos mientras lloraba.

- Amor... Lo hice por los dos... Lo hice porque te amo...

- ¿Amor? ¿Luego de lo que me hiciste te atreves a decirme amor? - Volvía a preguntar Samantha sollozante y algo enfurecida.

- ¡Eso no es amor, estúpido cobarde! ¡Eso se llama infidelidad, promiscuidad, suciedad! - Gritaba Marcos en medio de la discusión de la pareja.

- Déjenme contarles por qué lo hice... Samantha, mi amor... Escúchame...

Pero Samantha no quiso escuchar palabra alguna. Ella, recogiendo a sus hijos y tomando una enorme maleta, se quería ir pero Marco la detuvo.

- Samantha, no te vayas ahora. Escucha lo que ese bastardo que tienes por marido debe decirte. Él nos debe aclarar muchas cosas ahora y decirme por qué el padre de Antonio lo envió a amedrentarme nuevamente... Seguro tiene noticias de él...

Roberto nuevamente se reunió con Samantha y Marco pero esta vez no era un viento cálido el que se sentía en la reunión que sostenían. Habían sentimientos entremezclados de tristeza, rabia, rencor y dolor. 

- Se que les he mentido pero no tenía de otra. El padre de Antonio fue quien me dio trabajo en la fábrica automotriz que tiene en Canadá. Yo no tenía trabajo, pasaba necesidades, tenía problemas... Y todo por haber ayudado a Marco a que se quedara con su pareja en Francia. Me fui a la quiebra. Por eso, Samantha yo nunca te llamé... Por eso fueron tantas noches sin ti...

- ¿Y tú acostándote con otra? ¡Te acostaste con una canadiense llamada Kristine! ¡No me mientas más! ¡Tú te dabas la gran vida con vagabundas mientras yo sufría con los niños mientras Marco me ayudaba con lo que trabajaba luego de que se devolvió al país!

Marco callaba todo y miraba a Samantha. Ambos escuchaban atentamente las palabras que Roberto pronunciaba y se quedaban sorprendidos por lo que oían. Los ojos de Roberto por un momento se llenaron de lágrimas. Tomó aire y con valentía, confesó toda la verdad.

- Kristine es una modelo canadiense con la que salía hace cuatro meses. Salía con ella en la búsqueda de progresar con mi trabajo ya que ella era la mano derecha de mi actual jefe antes de ser despedida. Así, fue como pude no sólo entrar a la empresa sino también ganarme la confianza del señor Cristóbal. No fue fácil... Además al observar mi hoja de vida él se dio cuenta que tú eras una de mis referencias personales, Marco. Él me había preguntado por ti y la relación de parentesco que teníamos. Yo le confesé que tú eras mi cuñado pero que no nos llevábamos para nada bien así que pensó en un plan para alejarte de su hijo, lo cuál no funcionó por lo que acabo de ver.

- No, no funcionó pero así como planteas las cosas ahora ya se que Antonio ha de estar bien. Escucha Roberto - Decía Marco mientras se ponía de pie y miraba tanto a su hermana como a su cuñado- Yo a ese chico lo amo y he hecho hasta lo imposible por estar con él. No te pido que nuestra relación mejore pero si de verdad valoras el amor que tienes por mi hermana y el poco aprecio que te queda por mí, te pido que me ayudes a recuperarlo.

A Roberto le recorrió un fuerte escalofrío por la espalda y negó con la cabeza la ayuda solicitada por Marco. 

- ¿Estás loco? ¡Perdería mi trabajo si hago eso! 

- ¿Prefieres perder a tu trabajo o a tu familia? - Proseguía Samantha levantándose del sofá muy enfadada por la actitud de su marido.

- Amor... Ustedes son mi prioridad pero si yo hago eso... Me quedaré en la calle y luego no podré sostener esta familia nuevamente.

- Nos la hemos arreglado sin ti durante el tiempo que estuviste fuera. Perfectamente sabemos como sobrevivir cada uno y además mi hermano me ha ayudado bastante con las tareas del hogar y cuidando a los niños. Lo único que te pido es que si en verdad me valoras y amas, ayudes a mi hermano así como él alguna vez nos ayudó.

Roberto lanzó un largo suspiro y se rascaba la cabeza. Luego de pensar las cosas con calma, accedió bajo una condición. 

- Yo te ayudaré, Marcos. Pero no quiero verme involucrado en nada que me comprometa con mi jefe o él se de cuenta de que ando contigo.

Justo en ese momento, una llamada interrumpió la conversación. Era Cristóbal, el padre de Antonio.

- ¿Sí jefe? 

- Roberto, ¿dónde estás? 

- En casa, jefe. Con mi esposa y mis hijos.

- Bien, bien. ¿Dónde está ese tal Marco? 

- Marcos no está por acá, jefe. Está fuera en un evento.

- Bien, mucho mejor. Llamo para avisarte que en un par de meses es la boda de mi hijo con Kristine. Pronto recibirás la invitación. 

Roberto abrió los ojos e hizo un prolongado silencio. Su corazón se aceleró un poco y sus pupilas a simple vista estaban dilatadas. 

- Está bien jefe... La esperaré con gusto. Que tenga un buen día y gracias por avisarme.

Roberto colgó la llamada y le comunicó todo lo sucedido a Marco, quién sentía por un lado alegría por saber que Antonio estaba bien pero que a la vez sentía tristeza porque se iba a casar con una mujer.

- No puede ser posible que Antonio se case con quién era una cualquiera... 

- Esa que tú llamas cualquiera es la máxima accionista de la empresa donde trabajo Marcos. He ahí el afán de mi jefe por "alinear" a su hijo. Le gusta el dinero, el poder... Y no piensa en el amor.

- ¡Vaya! Con razón es que quiere alejar a mi hermano de su hijo. Pero tengo un plan, espero funcione - Pensaba Samantha.

- Confío en que todo saldrá bien, ahora debo esperar por Antonio y al fin estar con él.

Samantha estaba ideando un plan para que Marco volviera a verse con Antonio y pacientemente esperaba las horas y aguardaba los días para poder encontrarse con él. Sin embargo, a pesar que era paciente, muchas veces quería cometer algún acto desesperado e irse corriendo a buscarlo pero era detenido por su hermana.

Unidos hasta el final [EN EDICIÓN Y CONTINUACIÓN 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora