Unidos hasta el final [EN EDICIÓN Y CONTINUACIÓN 2019]

Capítulo VIII: Descubriéndolo todo

Mientras la feliz pareja seguía comiendo no se escucharon más lamentos, no hubo lágrimas y todo era color de rosa. Sin embargo, ninguno de los dos sospechaba que ya habían sido descubiertos hasta que Antonio se inquietó separando el beso.

- Marcos, detengámonos.

- ¿Sucede algo, Antonio?

- Me preocupa que alguien pueda vernos ¿Qué tal si aquí hay un amigo de mi padre y nos haya visto?

Marcos observaba las mesas de alrededor para confirmar lo que Antonio decía pero no había nadie que los mirara después de ese beso que se habían dado.

- Nadie nos observa, Antonio. Más bien, despreocúpate y...

- No, Marcos... tengo miedo. Siento esa intranquilidad como si alguien nos hubiese visto.

- Son solo tus nervios, ¿quién podría vernos? Déjate ya de premoniciones tontas y comamos.

Antonio por un momento se tranquilizó pero aun seguía intranquilo en cierta manera. No se sentía nada bien, así que decidió comer sin decir nada para no arruinar su momento con Marcos.

- ¿Está delicioso, no lo crees?

- S-S-Sí, lo está... está muy rico. - Dijo.

Cuando ambos terminaron de comer, se fueron hasta la casa de Antonio y su padre. De camino todo parecía tranquilo hasta que Cristóbal abrió la puerta.

- ¿Te divertiste con tu novio, no es así?

- P-Papá... ¿C-Cómo?

- Señor, puedo explicarlo... yo...

- ¡Tú no digas absolutamente nada!

Cristóbal empujó a Marcos y metió a Antonio a la fuerza a la casa. Marcos tocaba y tocaba impacientemente sin que le abrieran buscando por todos los mecanismos hablar con su amado.

- ¡Por favor, señor! ¡No nos haga esto!

- ¡Vete o llamo a la policía! ¡Los llamaré, así te alejarás!

Marcos no tuvo más remedio que irse mientras Antonio se quedaba con su padre.

- Haré lo posible para que te alejes de él, irás a un internado en Francia.

- No, papá, por favor...

- Sí, a ver si dejas de ser un estúpido homosexual. Tienes que seguir las tradiciones humanas, a todo hombre debe corresponderle una mujer, no otro hombre. Eres mi único hijo, ¡NO ME AVERGÜENCES!

- ¡AMO A MARCOS, PAPÁ!

- En ese momento, Cristóbal le dio una bofetada a su hijo rompiéndole su labio inferior mirándolo con sus ojos llenos de rabia - ¡TE IRÁS A FRANCIA! ¡LO HARÁS! ¡NO QUIERO UN HIJO MARICA! ¿Me entiendes?

- Antonio tocaba su labio ensangrentado - S-Sí... s-señor.

- Bien, agilizaré lo de tu viaje, en unos días te irás. Mientras tanto te quedarás en casa para hacer los quehaceres y no quiero que ese estúpido a quién tú dices amar se entrometa en estos asuntos.

- Pero... M-Marcos...

- ¿No te quedó claro? ¡Olvídate de él!

Antonio solo se echó a llorar sometido a la voluntad y mentalidad homofóbica y siguiendo las órdenes de su padre,