Capítulo 7

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-Por cierto, tenemos que hablar sobre el mensaje-contesté con la voz baja, tímida a sonar desinteresada por la demás información.
-Oh, claro.
Bajó de la baranda y se acercó seguro, sentándose a mi lado, muy cerca.
Un viento helado hizo que mi cabello volara en todas las direcciones, no trate de aplacarlo, hacia que me sintiera libre. La ráfaga no paraba, supe que era mi madre, llamándome. Cerré mis ojos intentando escuchar lo que me decía, a mi lado Eón parecía entender lo que estaba pasando.
De algún modo sabia que estaba hablando con mi madre.
Sentí como el viento acariciaba mi mejilla, aunque suene loco, era como la mano de una madre acariciando delicadamente el rostro de su pequeña. Seguido de esto acomodo un mechón de cabello detrás de mi oreja. Eón se levanto repentinamente y camino hasta la siguiente banca que estaba a unos cuantos metros, al parecer quería darnos privacidad. Era el momento de preguntarle a mi madre que era lo que tenía que hacer. Además era muy extraño que ella me visitara, no tanto. Lo hacía dos veces al mes, me prometio que la conocería en su forma humana, pero ese día aún no ha llegado.
-Madre, ¿Qué debo hacer ahora? Mis amigos me han abandonado.
Ella claramente sabía lo que había hecho. Probablemente ahora mismo Alice y Mike estuvieran temblando de frío gritando y tratando de salir de aquella habitación helada, Alice asustada hasta los dientes y Mike ya sabría quien había sido el culpable. Otra ligera mano me dio un golpe por la nuca, en forma de castigo y reproche, hasta se había escuchado la potencia. Después, un cálido envolvimiento, un abrazo. Reconfortante.
-Luego pediré disculpas, en serio. Pero dime que debo hacer respecto a...-volteé a ver al chico que daba vueltas por las farolas helándose con las manos en los bolsillos-él ¿debemos permanecer juntos?
De una forma involuntaria mis mejillas se tornaron de color carmesí. Escuche el viento realmente agitado, y no estaba diciendo nada. Levanté la vista alerta. Una especie de figura se formaba frente a mi con aire, era un aire denso y podía verse, inusual. La figura de una mujer comenzó a aparecerse frente a mí. No era clara, pero a pesar de eso podía visualizarse. Flotaba frente a mí haciendo que el aire pasará más a prisa, mis sentidos se encendieron en forma de alerta, mi piel se erizo y los latidos de mi corazón comenzaron a ir más rápido. Estaba viendo a mi madre, de alguna forma.
-Mi niña-escuché
Estaba en un estado helado. Era su voz, era ella, aún más clara. Era una voz real, no solo estaba en mi cabeza, podía oírla. Suave, como si acariciaras el lomo de un gato lanudo. Como una manta vieja en el invierno, era hermosa.
-Ustedes dos nacieron por un propósito, ahora deben unirse-contó sin apuros
-¿Unirnos en que sentido?¿Por qué tenemos que ayudarlos?
Me levanté de mi asiento, sabia que no podía tocarla y eso me daba aún más ansiedad.
-Deben casarse, están comprometidos.
«espera un segundo»
-¿Entonces lo que dijo era en serio?-pregunté con asco
-Así es. Ya han pasado veinte años desde la última vez que estuvimos ausentes para ver al hombre de la luna. Verás, cada veinte años los elegidos debemos hacer un viaje, de un año humano. Necesitamos aclarar el plan que se seguirá empleando, cada uno de nosotros tuvimos un hijo mestizo que podrá estar en la tierra sustituyendonos, podrán con esto. Son nuestros herederos. Tú e Eón tienen que seguir con el legado.
«me voy a desmayar»
-¿Quieres decir que durante un año yo tendré que hacer tu trabajo? Es mucho esfuerzo. Eres la madre naturaleza ¿sabes todo lo que tendré que viajar?
Comenzaba a respirar agitadamente, tanto trabajo comenzaba a abrumarme. Yo podría irme, no tengo nada que me lo impida, no tengo amigos.
La luz de la luna reflejada en el mar lanzó un pequeño rato que dio un choque contra mi collar de cuarzo amatista en forma de diamante.
-Tengo que irme, mi niña. No olvides que te amo.
Y así sin más, desapareció.
Si lo que entendí es correcto quiere decir que tendré que casarme con el cretino hijo del cretino. Además de que tendré que cumplir con tareas que ni de coñas se como hacerlas. ¿Que hace ella? ¿Hace crecer pasto por todas partes a caso? No sé ni si quiera que hacer. Debe de existir algún tipo de entrenamiento o algo.
Eón regreso soltando humo cada vez que exhalaba, su nariz estaba roja y lo hacía ver lindo y vulnerable. Se veía lindo en verdad, después habló arruinándolo todo.
-De acuerdo, mi amor. ¿Ya te dijo todo mi suegra?
Puse los ojos en blanco, si no hubiese dicho eso tal vez le hubiera ofrecido un abrazo. Me recordó a lo igualmente estúpido que era ir a la escuela una semana antes de Navidad solamente para recibir un poco de asesorías para los exámenes de inicio de semestre. En realidad mi primer día oficial no es si no hasta finales de enero. Esta última semana fue un fastidio. Al menos tendré un mes para evadir a Alice y a Mike, aunque apuesto a que al segundo será más difícil.
«lo olvidé»
-Sí, lo hizo. Tenemos que volver-contesté cambiando el tema completamente
-Está bien, hablaremos mañana-dijo hablando entrecortado por el frío.
-¿Con quien pasaras la Navidad?
Para haber nacido en un lugar con nieve era bastante friolento. No es que sintiera nada especial por él, pero apuesto a que "Padre" no estará con él. Nadie merece estar solo en Navidad, además de que mi madre le encanta abrumar (a su manera) a mis amigos nuevos.
-¿Estás invitándome a cenar contigo y tu familia?-paro de temblar un poco para preguntar, interesado.
-Deberías saber que no se responde una pregunta con otra-sonreí de lado y di media vuelta como un paso de baile.
Trotando un poco Eón me alcanzo.
-Bueno, debe ser un milagro de Navidad.
Como si el cielo lo hubiera escuchado, un pequeño copo de nieve aterrizó en mi frente. Seguido de varios más cubriendo mi chaqueta y la suya. Ese fue el momento en el que me di cuenta de que nuestras chaquetas eran similares, parecían del mismo modelo solo que en distintos géneros. Combinábamos un poco, solo un poco

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