Capítulo 9

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Después de haber hecho mi magia, con las decoraciones, Lucas, Eón y yo fuimos a comprar unos cuantos ingredientes que mi madre nos había pedido para la cena. Cenaríamos con los Buttler y los abuelos, además de los abuelos Buttler. No tendría escapatoria, o tal vez sí.
Mire a Eón de reojo, caminaba jugueteando con sus guantes de lana azules silbando y con confianza. Tal vez si lo convenciera de salir de la casa después de la cena no tendría tanto problema, podría inventar alguna excusa matrimonial. Como sea ahora estábamos en congelados recogiendo el ponche. Esa cosa asquerosa que a todo el mundo le gustaba, era horrible para mi, también el pastel de carne, realmente asqueroso. Aunque en realidad yo no como carne, cada vez que veo un filete visualizo a una pobre vaca agonizando.
-Juno, muévete-dijo Lucas pateando mi pantorrilla.
No me había percatado de lo metida que estaba en mis propios pensamientos. Caminamos por los pasillo recogiendo rápidamente el jamón y un poco de queso. Era gracioso que de todas las cosas que había en la cena yo tan solo comía espaguetis, verdura y un poco de pan. Tal vez eso explicaba porque mis músculos no se podían desarrollar tan bien.
De regreso en el auto de papá, Eón y Lucas no paraban de hablar sobre la bolsa de cuhetes que habían comprado en la salida del supermercado.
-Chicos, me preguntaba si podrían ayudarme en algo.
Al juzgar por sus miradas después de contar mi plan, apostaba que me ayudarían, tan solo fastidiaríamos un poco a Mike y a su criticona abuela. Cada vez que la veía criticaba mi cabello, mi postura, mi palidez, todo. No me iba a poner bronceador artificial, comer carne y teñirme el cabello solo para mantenerla callada, aunque a veces era un poco tentador.

-El vestido rojo
-Pero el azul queda mejor
-Hace que parezcas agua, Juno-dijo mi madre.
Insistía en que quería verme usando el vestido rojo largo que me había obsequiado la abuela hace un año.
-De todas formas, no entiendo para que nos arreglamos tanto. Solo cenaremos en casa, deberíamos de cenar en pijamas
-Ya conoces nuestro sistema-jalo un poco más del corsé en mi cintura y juro que sentí como mi estomago se oprimía-un año en pijama, otro en gala, así funciona. Ya puedes mirarte.
Gire ciento ochenta grados hasta encontrarme con el espejo de cuerpo completo que se ocultaba en el fondo de mi armario. El vestido tocaba el piso, subía en una tela rojo fuego y en la cadera comenzaba un corsé que terminaba hasta la parte baja del busto, después el escote era con elástico que lo sujetaba para que no se viera nada indebido, y seguía de unas hermosas mangas hasta las muñecas. Era algo así del estilo pasado, era hermoso en verdad, pero yo prefería mi pijama.
Solté mi cabello y dejé que mi madre hiciera lo que quisiera con el. Primero lo cepillo, para después darle forma en las puntas, unas ondas. No me había pedido que usara un calzado en especial; así que simplemente no use, tan solo me puse unos calcetines de lana. El vestido se encargaría de cubrirme.
El maquillaje era nulo en mi rostro, lo odiaba, ni un rastro.
Al bajar las escaleras mi padre ya estaba poniendo la mesa, eran las nueve en punto y los invitados no tardarían en llegar.
-Vaya.
Eón y Lucas me miraban desde el sofá con unos CDS en la mano, habían estado escogiendo la música.
Lucas se veía guapísimo, sus ojos grisáceos combinaban perfecto con su traje platinado y su corbata azul, su cabello estaba igual de perfecto, y su sonrisa solo te hacía pensar en la para "belleza".
Mi corazón sintió un pequeño retortijón al mirar a Eón, quien vestía un traje negro sin corbata, y una camisa blanca. Podía oler su colonia desde donde estaba parada, y al darme cuenta de la manera en la que me miraba no pude evitar sonrojarme. El cretino se veía bien.
El timbre sonó seguido de dos toques musicales en la puerta, estaban aquí.
Eón se acercó a mi con paso elegante y sus manos en los bolsillos de su pantalón. Retiró su mano derecha de su bolsillo y la extendió a mí.
-Que sea una buena noche-dijo con una sonrisa encantadora.
-Que sea una buena noche-contesté tomando su mano devolviendo la sonrisa.

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