Una oportunidad de ser feliz

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Todo se vuelve realmente agobiante, cuando te enfocas en sonreir y fingir que nada dentro de ti se destruye cada segundo que pasa.
Mucha gente podria decir que suena exagerado, pero es porque nadie ve la vida a traves de mis ojos.
Podria decir que la vida te da diferentes formas de interpretarla «Diversion» «Felicidad» «Segunda oportunidad» y un gran etcétera.Pero me siento seguro al decir que nadie, o al menos un grupo reducido de personas ven la vida como un significado de luz.
Se que suena ridiculo, pero para mi no lo es. Porque de cierta forma tiene sentido, luz es lo que ves cuando despiertas por las mañanas, luz es lo que penetra tus parapados cuando pestañeas, luz es lo que te gusta admirar en las estrellas, luz es lo que desaparece en el horizonte al atardecer y luz es lo que encuentras en los ojos de alguien a quien te aferras mucho.
Y luz es lo que sigo buscando dia a dia en mi vida, a veces cuando me siento realmente animado y pienso que tal vez todo podria ir mejor alcanzo a ver una chispa resplandeciente asomarse a mi y asi perdura por días hasta que todo se viene abajo sin previo aviso, sin una oportunidad si quiera de poder aferrarme un poco a esa chispa prometedora.
Pero todo es así.
Y me custa admitir que se vuelve una costumbre.

Cuando una cálida mano acaricia mi hombro y permite que despierte con facilidad puedo ver sus ojos y siento que se me cierra la garganta.Me levanto de golpe y su mano me suelta fugazmente.
Puedo reconocer cada una de sus facciones por un recuerdo antaño pero perecible.
-¿Mamá? -pregunto aun aturdido por su presencia.
-Derek...
Se sienta a mi lado y acaricia la piel bajo mi oreja. Sé lo que va a hacer, quiero apartar su mano y recriminarle por todo el tiempo que me dejó solo... así sin más.
Pero mi cuerpo extraña esa caricia particular que tanto usaba conmigo y así permito que continúe, aunque no aparto de mi rostro esa expresion de extrañeza.
Al darse cuenta de que no se lo impido continúa, pero cautelosa.
Luego de la caricia extiende su mano y toma mi cuello con sus dedos suavemente, pasa sus manos por mi nariz y antes de que termine mi aturdimiento reacciono, cojo su muñeca y hago que se detenga. Aunque mi comportamiento no parece sorprenderla.
-Yo... solo quería... despertar...
-Pues ya estoy más que despierto -quito las sábanas y me pongo de pie en un instante- ¿Puedes salir de mi habitación? -no me esfuerzo en actuar amable... no se lo merece.
-Cariño ¿Podrías...?
-Te prohibo llamarme así.
-Lo-lo siento -se palpa la frente tratando de pensar en algo útil que decir -Debería irme.
-Estoy de acuerdo con eso -me cruzo de brazos.
-Solo quería decirte que... -se acerca a mi cómoda y toma una cajita- Tu tía Shannon te envió esto.
Me tiende la cajita y se lo que es antes de si quiera tocarla.
Cuando era pequeño, mi tía Shannon al vivir lejos de aquí, vino a visitarnos por unos días y trajo consigo unas empanaditas que tanto adoraba, lo cual era extraño, ya que repudiaba cualquier tipo de dulce cuando era pequeño. Así que cada año mandaba una cajita llena de ellos y mamá y yo solíamos comerlos juntos luego de cada comida. Pero desde que mamá dejó de preocuparse por mí, mi tía también dejó de mandarlas.

Me sorprende que lo haya hecho, ya me había acostumbrado a no recibirlas.
-Gracias -digo con voz fulminante.
-Si... ya me voy -se acerca a la puerta pero gira en el último segundo- Derek, sabes que te quie...
-No lo digas -suplico sin verla- Por favor, haz que esto sea fácil y continua con tu vida alejada de mí, de hecho, eso es lo que haz estado haciendo todo el tiempo ¿No?
-Si... -cuando consigo verla a los ojos la noto dolida, pero no es tan fácil convenserme- Y no sabes cuanto lo lamento.
-Vete -se queda pasmada observandome- No quiero oírte ¡Vete!
No puedo creer que le haya gritado, nunca había llegado a cierto punto, pero su inocente manera de querer acercarse a mi tan derepente es muy cruel.
¿Acaso creía iba a desaparecer de mi mente todos los años en los que lloraba solo en mi habitación pidiéndo a gritos los brazos de mi madre? Por suerte tía Kiara decidió vivir con nosotros y nadie se lo impidió, de hecho, agradezco eternamente que haya venido a vivir aquí.
Todos esos años en los que lamentablemente tía Kiara no me cobijaba a su lado regresan a mi mente y los aborresco. Las lágrimas escuesen mi rostro y niego repetidas veces.
No
Debo
Llorar
Por
Ella
Se me seca la gargante cuando tía Kiara cruza la puerta.
Su semblante la delata, está preocupada por mí.
-Derek, cariño... -en un movimiento fugaz, atraviesa la habitación hasta llegar a mi con un abarazo, me acaricia la nuca dejando que sus dedos pasan por mi piel uno por uno. Trato de reprimir las lágrimas pero eso hace que me ardan los ojos y las deje seguir su curso hasta el hombro de mi tía- Vamos, tú y yo sabes que no lo vale ¿No es cierto?
Asiento débilmente, me siento como un niño pequeño pero eso es lo mejor, tia Kiara nunca dice nada, se limita a abrazarme y revivir unos días de infancia que nunca tuve.
-Te quiero tía -susurro en su oido.
-Y yo a tí, Derek -responde alejándose un poco para observar mi rostro, sonríe- Nunca lo olvides Derek. Puede que no tengas unos padres... apetecibles, pero me tienes a mi cariño. Tu hermano es una desgracia para la humanidad -consigue sacarme una sonrisa- Pero me tienes a mi. Siempre me vas a tener a mi, incluso si llegas a quedarte completamente solo me tendrás a mí. Y no te reocupes por tu tía, porque a ella le encanta verte sonreir y poder hacerte feliz día a día de cualquier forma.
-En serio eres la madre que nunca tuve -sostengo su rostro en mis manos. Ya se le notan algunas arrugas más pronunciadas en su frente y en sus mejillas, pero pero esa misma vejez hace que recuerde lo bien que he ido avanzando gracias a ella. No está vieja, tan solo es mayor y eso me hace querer darle lo mejor de mí hasta el final de mis días- Gracias tía, sin ti no sé si hubiese podido seguir el curso de mi vida, si he sabido seguir adeñante es gracias a ti, con ellos solo aprendí a llorar, llorar y llorar incansablemente. Pero todo eso ya se acabó y te lo debo.
-¿Sabes? -susurra dulcemente- Y lo hubiese vuelto a hacer por ti Derek, eres un gran chico y mereces ser feliz. Llorar mucho nos hace deprimentes y yo no iba a permitir que eso pase contigo -me abraza por última vez y toma mi manl dándole un ligero apretón- Debes ser fuerte, no te culpo por no quererla, pero no debes explotar a la primera. Piensa un poco, olvidala o ignorala... como quieras, no ñe debes nada, pero procura mantenerte firme, eso saca lo mejor de ti. Vamos a desayunar, hice tostadas con huevos revueltos y salchichas.
-Espero que cocines para mi por todo la vida. Quiero que le cocines a mi futura familia hasta que tu comida se vuelva nuestra debilidad.
-Puedes apostar a que lo hare -asegura- Y estaré encantada de hacerlo.
Cuando bajamos a la cocina para desayunar, nos encontramos con papá tomando un café mientras leía unos papeles.
¿Esto es en serio? ¿Que acaso papá y mamá se pusieron de acuerdo para aparecer en mi vida misteriosamente creyendo que los aceptaría así por que sí con los brazos abiertos? No lo creo.
Camino detras de mi tia hacia la cocina aunque puedo notar que esta tenza, claro, ella sabe lo mucho que esto me incomoda.
Papá levanta la vista de sus papeles luego me observa detenidamente y esboza una sonrisa radiante....supongo que esa es la única razón por la que tiene tantas clientas.
-Hola Derek -pongo los ojos en blanco a sus espaldas- ¿Que tal hoy?
-Peor de lo que esperaba -respondo con total naturalidad.
Mi tia me lanza una mirada, supongo que quiere que espabile. Asiento.
-Bueno... -escudriño su rostro, es obvio que busca algo ingenioso que decir- Aprovechare que estas aqui ¿Recuerdas a los Flynn?
Asiento debilmente. Robert Flynn habia sido asistente de papá en una empresa en la que trabajo hace varios años, a papá le cayó tan bien que comenzo a ayudarlo a conseguir un mejor puesto en la empresa y el venia a casa muy a menudo. Debido a la gran dedicacion que el señor Flynn tenia con su trabajo, consiguio un puesto similar al de papá, lo cual celebramos todos en mi casa.
Papá organizo una fiesta para el señor Flynn y toda su familia... entonces fue cuando conoci a Calleight, la segunda hija de Robert. El tenia dos hijos Calleight, de mi edad y James, tres años mayor.
En ese entonces teniamos nueve años e inicialmente estuvimos en la fiesta porque la comida estuba deliciosa, pero luego se nos hizo aburrido tener que soportar a todos los adultos reír como histéricos y decidimos subir a jugar a mi habitación. Invitamos a James, pero dijo que estaba practicando para adquirir madurez y soportar a los adultos en una fiesta de negocios era una perfecta ocasión para iniciar.
No tengo un recuerdo especifico de esa noche, pero lo que si recuerdo es haberla pasado increíble.
Seguía viendo a Calleight hasta que cumpli los diez, entonces a su papá le ofrecieron un trabajo en Los Ángeles y no pudo rechazar la gran oferta.
Los Flynn se mudaron y desde entonces no he vuelto a saber de ellos, a excepción que les va de maravilla y que volver no estaba entre sus planes.
-Pues Robert y su familia vendran a pasar aqui unos años -«¿Cómo es eso? No tendrían porque volver si les iba de maravilla» Papá noto mi seño fruncido- Al parecer la empresa en la que trabajaba quebro y con el dinero ahorrado vendran aqui.
-Y ¿Esto me involucra de alguna forma?
-No realmente... pero recuerdo que ña hija de Robert y tu se llevaban bien -asenti entendiendo- Seria bueno que la ayides a reinstalarse, supongo que no te importaria hecharle una mano ¿No?
Ya lo habia pensado mucho antes de la pregunta directa pero todo en él me sacaba de quicio...no podia evitarlo
Y se hacía llamar mi padre.
-Lo hare -respondi acercandome a él- Pero que te quede claro que no lo hare porque tu me lo pediste.
Asiente divertido y juro que casi me lanzo sobre él a darle su merecido, pero tia Kiara me tomo la mano y poso un emparedado de pavo en ella.
-Se te hace tarde Derek -me da una suave palmadita en la espalda- Apresurate.
Salgo de la cocina y tomo mis cosas para irme, entonces oigo la voz de papá.
-Cuidate hijo.
-¡Ni se te ocurra llamarme así! -grite enojado.
Salí de la casa tirandome el cabello y apretando la mandivula de rabia. Respire unas veces antes de subirme al auto y dirigirme a clases, mi móvil timbró y la imágen de Jeoff apareció.
-Hola Jeoff -salude respirando pausadamente- ¿Que hay?
-Hola Derek, Jane me llamo anoche -el simple hecho de mencionar a Jane me obligo a cuadrar el auto para oír mejor- Nesecita que vayas por ella.
La idea de que ella misma pudo llamarme cruza por mi mente pero ni si quoera pienso en preguntar, ya iba algo atrasado y tenia que pasar por ella. Le dije a Jeoff que me encargaria y cambie la ruta hacia su casa.
Cuando llegue, Jane me esperaba afuera con un morral cruzado.
Baje mi ventanilla.
-Jane ¿Estás bien?
-Sip -escudriñe su rostro, se le veia bastante animada- Se que te parecio extraño todo esto pero vino alguien y queria que estuvieras al tanto.
Queria decirle que se apurara pero se acerco a la puerta y la abrio sonriente.
De ella salio una chica alta, vestida con un vestido blanco y tacones amarillos. Su cabello era rubio y rizado , sus labios tenian cierto brillo rosa. No se veia exagerada...ni mucho menos. Se veia hermosa, y lo extraño era que se me hacia particularmente conocida.
Baje del auto algo anonadado o impresionado, a estas alturas ya ni si quiera importaba.
-Hola - le tendi mi mano, poco despues me parecio totalmente ridiculo- Derek Rogers, mejor amigo de Jane por cierto.
Sonrio mostrandome su briñlante dentadura.
Jane nos miraba atenta pero sin intervenir.
-Yo soy su amiga -estrecho mi mano al mismo tiempo que beso mi mejilla- ¿Nos vamos?
-Si, claro... suban -ella miro a Jane dubitativa- Si quoeres puedes ir de copiloto, no me molesta algo de ayuda al conducir.
-Yo encantada -respondio sonriente.
Estaba a putno de encender el auto pero ella comenzo a hablar.
-Ah, por cierto soy Calleight Flynn vengo de Los Ángeles aunque ya he vivido aqui antes, Derek.
Giro la caneza lentamente hacia ella y puedo sentri como despacio se me abre la boca, mes siento como un estúpido pero eso no importa.
-¿Cally? -pregunto y ella asiente sonriendo- No puedo creer que seas tú, mi papá me dijo que vendrían pero no cuando, yo supuse...
-Si Derek, tú siempre supones -interrumpe Jane- Pero vamonos de una vez que solo quedan diez minutos y tengo los libros en el casillero.
Asiento sin dejar de verla, esta tan linda...y se ha desarrolado pero nu imaginé que fuese ella.
-¡Derek! -grita Jane.
Enciendo el auto resignandome a ir al instituto, pero... llegare al lado de una de ñas chicas más lindas eso era inesperado.
-Y ¿Estudiaras aqui? -pregunto para llenar el silencio.
-Si, papá consiguió u trabajo para ti gracias a tu padre -ruedo los ojos- Estamos muy felices de poder volver a nuestra ciudad y queria darte una sorpresa asi que busque a Jane... por suerte no se ha mudado y la encontre con facilidad.
-Que puedo decir... amo mi hogar -suspira Jane.
-Fue muy amable al decirme donde vivias porque tu si te haz mudado... ¿Hace cuanto?
-Hace... cinco años -respondi.
Cada vez que papá y mamá conseguian un logro respecto al trabajo, compraban una casa nueva y vendían la anterior.
Al inicio me agradaba la idea de cambiar de casa a una más grande, pero hubo una vez en la que quisieron mudarse a Miami. Les dije que si lo hacían no iría con ellos, me resigné tanto que desiatieron.
Desde entonces no hemos cambiado de casa por el temor a que me revele.

Una increible coincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora