Punto muerto

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Las ganas de arrancarme los cabellos me perturban.
¿Qué pensaba? Realmente necesito ayuda psicológica, mientras antes mejor.

Dejo el móvil en el casillero junto a mi ropa y me voy a la orilla de la piscina.

A penas llegué a casa tomé mi bañador, una toalla y conduje hasta la piscina olímpica más cercana.

Junto mis manos delante de la cara y de un impulso, salto al agua. El estilo mariposa siempre fue mi mi preferido ya que se me hacía más fácil nadar de esa forma, claro, que al final se me cansaban los brazos y tenía unas ganas intensas dormir. Pero a parte de eso, adoraba nadar y más aún en casos como este era reconfortable que el agua fría congelara lo que perturbaba tu mente.

Una buena carrera, era eso lo que necesitaba... o quizá un viaje a San Francisco, enamorar a Lisa y poder... no, una buena carrera.

Mis brazos comienzan a moverme sin yo pedírselos y me dejo llevar por el impulso.

Y así transcurre media hora, un ir y venir en mi recta sin pensar, tan solo nadando.
Pero al ver esos zapatos de taco cómodos, las piernas cortas y el sencillo vestido me detengo en seco.
¿Qué hace Cally aquí? No me molestaría ver como le queda el bañador pero ahora no me siento apto para nadie.

Ahora viene lo difícil ¿La saludo o hago como si no la hubiera visto? Que nuestras miradas se crucen en hace me obliga a tomar la primera opción.
Nado hasta el otro extremo donde está ella pero no calculo bien y al levantar la cabeza un escalón de impulso impacta en mí.
Lo peor es cuando caigo en la cuenta de que la llamé por su nombre al instante en que me golpeé.
El golpe es aguantable pero el hilo de sangre que cae por mi hombro mide la gravedad del asunto.
Ella ya está en bañador para cuando se corre a mí y me ayuda a salir de la piscina, usa uno enterizo.
Antes de sacarme completamente, ella lanza un grito de ayuda y me empuja suavemente para dejarme regado en el suelo.

-Cally estoy bien, tan solo es algo de sangre, nada grave.
-Claro que lo es y lo sabes -el impacto que produce su mirada en mí hace que la note dolida e incluso molesta- Dios, Derek. Deja de verme así.
-¿Verte cómo? -no acabo de entender nada.
-Así como... como si nada estuviera pasando aquí, poeque algo pasa y no es tan solo el golpe que te has dado -cubre su rostro y se me parte el corazón- Si no hubiera venido quizás estarías bien -masculla para sí pero logro oírla.
-Estoy bien -replico pausadamente y le sonrío.

Inclina su cara y por un momento pienso que va a besarme, pero se desvía y se acerca a mi oído.

-No es verdad, cariño -susurra un segundo antes de que un grupo de chicos con camisetas blancas me lleven consigo.

Veo a Cally tomar sus cosas rápidamente y venir detrás del grupo que me lleva a la enfermería.

Cuando Cally se nos acerca, uno de los chicos le habla.

-Hola, discúlpeme ¿Tiene alguna relación con él? -me señala con la mirada.
-Soy su amiga -duele mucho más cuando lo oigo de su boca. Estos últimos días, me he sentido atado a ella pero que comience a captar lo que pasa me duele- ¿Estará bien?
-Sí, de eso no se preocupe. No lo he revisado, pero parece que solo necesitara puntos -ella asiente cabizbaja- Pero no te preocupes, nos encargaremos.
-Claro ¿Puedo quedarme con él?
-Puedes pero fuera de la enfermería, no tardarán mucho.

Al doblar en el final del pasillo, veo un letrero que pone "Enfermería" y los chicos me piden que entre, pero antes de cruzar la puerta volteo para sonreírle a Cally, solo que ella no está en la sala de espera.

La enfermera me hizo unos puntos y me sugirió que me quedara y durmiera al menos media hora para evitar que se me abran los puntos.
Acepto ya que dudo que alguien me extrañe y me duermo recordando que lo último en lo que pensé fue un par de ojos miel.

Una increible coincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora