Que ridículo. La llamada que había recibido del tal Derek era algo para contar.
Aunque quizá no debí gritar mi nombre completo, ahora él podría saber quién soy...pero es que estaba furiosa. No paraba de decirme Daniel, como si no me bastara ya con oír ese estúpido nombre en todos lados, si era una broma, era cruel.
Seguro fue obra de uno de los amigos del inútil de Daniel, ya me vengaría luego.
Apagué la tv, ya había estado viendo mucho los últimos días sin saber por que. Debía hacer algo mejor.
-¡Mamá!-grité sin fuerza desde la sala-Voy a usar la laptop ¿Si?
La puerta de la cocina se abrió y mamá apareció con un delantal puesto, estaba algo manchado, por lo cual deduje que no había dejado de cocinar en todo el día.
-Claro, cariño-me miró extrañada-Puedes usarla sin pedírmelo, lo sabes ¿No?
Me acerqué a ella y la tomé de la cintura abrazándola fuerte.
-Creo que será mejor que deje eso para después-le tomé la mano y la llevé al lugar donde estaba la laptop-Hoy haremos algo diferente.
La prendí y entré a mi cuenta de Facebook. Tenía muchas solicitudes que ignoré y cinco mensajes de la misma persona.
Fui directa al chat con papá y noté que estaba conectado, imagino que a estas horas de la tarde no tendría nada que hacer, así que le envié una solicitud de video llamada.
Él la aceptó y apareció en la pantalla su rostro.
Me mordí el labio desesperada por reprimir las lágrimas que escocían mis ojos de poder verlo frente a mí, pero mamá no parecía tener control sobre sí misma.
Lloraba silenciosamente, sin quejidos, solo lo miraba él.
-Hola papá-saludé con los ojos vidriosos.
-Hola linda-respondió y me sonrió.
Todos solían decirme que yo era igual a papá.
Pero yo no encontraba la lógica.
El tenía los ojos azul cielo y yo miel tirando para amarillo.
Él era alto y yo no.
Él tenía el cabello rubio cenizo y yo no.
Él es valiente y yo una cobarde.
Pero en lo único que podía creer era en nuestras sonrisas, mamá me decía que desde pequeña que mi sonrisa, por más que casi no tuviera dientes, era igual a la suya.
Así que cada vez que yo sonreía él me abrazaba.
No quise sonreír porque no quería producirle nostalgia, tan solo no me movía.
-Mamá... te dejo hablar con papá-vi a mamá negar y bufé-Será lo mejor, créeme. Cuando acabes tan solo avísame ¿Si?-besé su frente y miré hacia la pantalla-Adiós papá.
Mandé un beso en el aire y él sonrió.
-Adiós linda-se despidió-Te quiero.
Incapaz de salir de ahí sin derramar lágrima alguna, asentí y subí a mi habitación. Me dejé caer sobre las sábanas desganada.
Mi móvil timbró y respondí secando, sin saber porque, mis lágrimas.
-¿Hola?-se me cortó la voz sin poder evitarlo.
-Hola Lis, soy Marck.
Mis ojos se iluminaron y me senté rápidamente.
-Hola Marck... ¿Qué tal?-mascullé mordiéndome el labio inferior.
-Bastante bien-respondió animado.
-Y ¿Esa voz?-induje-¿Por qué tan animado?
-Por que estoy hablando con la belleza del instituto entero.
Casi caigo patas para arriba.... Me está coqueteando.
-Ah, bueno...yo...este, gracias-tartamudeé.
-No me agradezcas por decirte algo que eres, linda-farfulló-Mañana hablamos ¿Te parece?
-Claro, sí-respondí liberando mis labios.
-Bien-dijo bostezando-Adiós, linda.
Colgó dejándome totalmente en shock.
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Una increible coincidencia
Teen FictionElla creía poder mantener la falsa sonrisa estampada en su rostro, para esconder su añoranza de tiempos pasados que nunca volverían. Él salía adelante sin importar el trato que recibía de su entorno y el descuido total de sus padres. Pero ambos sabí...