Estaba por oscurecer y Harry -cubierto con la capa invisible- se acercaba al bosque prohibido para investigar el lugar donde Alexia había sido atacada y ver si podía encontrar alguna pista sobre el atacante y sus intenciones. Iba con cautela y siempre mirando por sobre su hombro, porque en el caso que le descubrieran ya podría empezar a hacer la maleta para viajar antes de lo esperado a su casa, y ese sería un viaje sin boleto de regreso.
Deambuló por el sector, donde encontró a la niña desmayada, por bastante tiempo. Tanteó el suelo, observó árboles y hasta olió por aquí y por allá, tratando de encontrar algo nuevo, pero nada. >>Como detective me muero de hambre, en las películas lo hacen ver tan fácil<< reflexionó el chico.
Más pronto de lo que el joven mago esperaba, el bosque comenzó a oscurecerse debido a que el sol finalmente se ocultaba. El solo hecho de haber menos luz, provocó que el lugar se viera amenazante y tétrico, Harry decidió que ya era suficiente de investigación del lugar y que debía regresar. >>No recuerdo que este lugar haya sido tan terrorífico antes<<, meditó Harry >>¿Cómo pude mantener la calma cuando vine en primer año?<< se preguntó, pero decidió que no era un tema tan importante como para meditarlo en medio del bosque cuando era de noche. Así, tal como había llegado, volvió sobre sus pasos directo al castillo.
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-Buenas tardes, dormilón -dijo un hombre de pelo negro que se encontraba acuclillado al lado de su cuna-. Hoy tu tío Sirius te cuidará, mientras tus padres se encargan de algunos asuntos.
-DA, DA, DA -dijo el bebé, que también poseía un delgado pelo negro; era un Harry en miniatura y sin lentes.
-¿Qué te apetece hacer? -preguntó su padrino, mientras lo tomaba en brazos.
-DA, DA, DA -respondió el pequeño.
-¡Excelente idea! -dijo Sirius-, a mí también me gustaría ver la televisión un poco, para empezar.
Ambos se dirigieron a la sala, Sirius acomodó a Harry en el sillón y luego tomó el mando de la televisión, artefacto muggle que realmente apreciaba mucho y que, entre él y sus amigos, habían encantado para que recibiera algunas señales a pesar de la cantidad de magia alrededor de la casa. Cambio de canales y no encontró nada bueno a excepción de una imagen de gente pasándose un balón de mano en mano, intrigado siguió observando las imágenes para saber de qué se trataba.
-¡DA! -gritó el bebe al lado suyo y con su pequeña mano golpeó el mando y cambio el programa a uno de ositos.
-¡Hey! yo estaba mirando -y procedió a cambiar el canal nuevamente.
-¡DA! -reclamó Harry bebe.
-¡No! yo soy el mayor y yo mando -dijo Sirius, serio.
Harry no quedó conforme y comenzó a hacer pucheros que no tardaron en convertirse en un fuerte llanto, con algunas lágrimas incluidas. El mago no sabía qué hacer, no era experto en bebes precisamente, así probó todo lo que se le ocurrió desde darle de comer hasta ver si se trataba de problemas de >>pañales<<.
-Bien, supongo que deberíamos probar mi último recurso -se dijo y llevó a Harry al cuarto, lo abrigó lo mejor que pudo y salió al jardín.
Harry al verse en un lugar nuevo, lleno de colores, sonidos y formas diferentes a lo que había visto hasta el momento, paró de llorar casi de inmediato.
-¡Por fin! -dijo Sirius, feliz-, y ya que estamos aquí, vamos a dar un paseo.
No había muchos lugares que visitar en el sector, la familia Potter vivía algo apartado de sus vecinos y casi todo a su alrededor eran granjas y casas, lo único rescatable, era un pequeño parche de bosque que colindaba justo con el patio de la casa.
-¿Qué te parece ir ahí? -preguntó el hombre indicando el bosque
-¡DA, DA! -aceptó el pequeño.
Ambos se encaminaron hacia la verja trasera de la casa, que no era muy alta por lo que no fue un problema traspasarlo de un salto.
Cuando entraron al pequeño bosque, todo el mundo pareció cambiar. El sonido de las hojas bailar con el soplido del viento tapaba cualquier otro sonido que pudiese venir de las casa que se ubicaban no muy lejos de allí. La tenue iluminación ocasionado por las frondosas copas de los árboles, les daba la impresión de estar en otra dimensión; pero lo que definitivamente llamaba la atención del bebe, eran los insectos y las aves que se podían ver y escuchar en los alrededores, los cuales no parecían muy asustados con su presencia; seguramente no los consideraban ninguna amenaza.
-¡DA, DA, DA! ¿DA, DA, DA? -balbuceó el pequeño Harry.
-Supongo que podemos caminar más adentro -dijo Sirius-. ¡Vamos a explorar! -propuso con alegría.
-¡DA! -aceptó Harry y se encaminaron, a lo que a ojos de Sirius, eran senderos muy bien marcados.
Recorrieron con lentitud el lugar, caminado entre árboles y arbustos, deteniéndose a observar todo lo que les llamaba a atención y mirando cada recoveco misterioso que encontraban. Ambos estaban muy entretenidos, hasta que Sirius se percató de algo que lo inquietó.
-Parece que esta anocheciendo -comentó al ver todo más oscuro que hace un rato atrás-, creo que debemos volver.
Harry no dijo nada, en vez de eso bostezó y comenzó a acomodarse en el hombro de su padrino.
-Supongo que eso es un sí -dijo el hombre, así que decidió dar la vuelta y comenzar el camino de regreso.
Harry siguió durmiendo por un rato, mientras su padrino caminaba tratando de encontrar la salida, pero terminó por oscurecer antes de que pudiera dar con ella.
-¿Es por aquí o por allá? -se preguntaba el hombre indeciso-, pues probemos por allá -decidió finalmente.
Cuando Harry despertó, su joven padrino ya estaba en franca desesperación, no había encontrado el camino de regreso y de hecho, creía que se había adentrado más en el bosque.
-¿DA, DA, DA? -preguntó el bebe.
-Por supuesto que no estoy perdido -dijo Sirius-, solo no encuentro la salida.
Siguieron caminando un rato y Harry empezó a sentirse inquieto y cuando a un bebe le pasa eso, lo primero que hace es llorar.
-Ya, ya -Sirius trató de consolarlo-, si haces esto volveremos a donde empezamos -pero algo que pasó ante sus ojos distrajo su atención.
>>Un zorro<< dijo en un susurro y esto pareció darle una idea. Dejó a Harry en el suelo y con un >>espera un momento<<, se alejó de él. Poco después el bebe vio que el hombre se convertía en un gran perro negro; Harry aplaudió con satisfacción.
El enorme perro se acercó al bebe y lo tomó con sumo cuidado desde sus ropas, Harry reía divertido ante la nueva situación. El animal olfateó a su alrededor y pronto se dio cuenta la dirección que debió tomar.
No les llevó ni diez minutos y ya estaban fuera del bosque y cerca de la casa. Canuto volvió a su forma original.
-Viste no estábamos perdidos -comentó Sirius.
Pero al llegar a la puerta de la casa Potter, se dio cuenta que tal vez no haya sido tan buena idea regresar. Lily estaba hecha una furia.
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Harry despertó con una sonrisa en los labios. Se había percatado lo sobreprotectora que había sido su madre y lo atemorizado que podía estar Sirius solo de ver su cara enfadada. ¿Quién hubiera pensado que el peor temor de Sirius era enojar a Lily?
>>Pero ha sido un lindo recuerdo<<, pensó >>por fin puede ver a mi padrino alocado del pasado<<. Esta vez la Muerte no intervino, tal vez este sueño solo fuera un descanso para todo lo que podía venir después.
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Harry Potter y la Lágrima de Cristal.
FanfictionDespués de la muerte de Voldemort, el mundo mágico -y Harry Potter- tratan de volver a la normalidad, pero no es fácil. Las pesadillas y la culpabilidad atacan durante la noche, por lo que para escapar de ellos, Harry decide finalizar sus estudios...