Ya había pasado más de dos semanas desde el cumpleaños de Harry y una semana desde el extraño recuerdo soñado donde los protagonistas eran sus fallecidos padres. Unos días antes de que lo último sucediera, Ron le había avisado que iría de visita a su casa junto con Hermione para ponerse al día con las novedades de cada uno; es por ello que esa tarde, el muchacho los esperaba con impaciencia ya que hacia bastante tiempo que no pasaba una tarde a solas con sus mejores amigos.Pero pese a la alegría que sentía por poder pasar tiempo con la pareja, el joven mago se sentía agotado. Desde el día de su fiesta de cumpleaños seguía sin poder dormir bien, ya que casi todas las noches tenía el mismo sueño con imágenes de la muerte y la mujer desconocida que no comprendía, el cual le asaltaba cada vez con mayor fuerza, como si estuvieran ungiéndole para que hiciera algo... algo, que no tenia la menor idea de lo que era.Ya eran cerca de las cuatro de tarde, cuando el timbre de la casa sonó al fin y con bastante insistencia, por cierto. Harry se dirigió apresurado a abrir la puerta, pero al hacerlo se encontró en medio de algo que parecía una batalla campal, de aquellas en las que él no salía del todo indemne.—Pero si no vas, ¿A que te dedicaras? —preguntaba Hermione con la cara contraída por el enojo y con aquellos ojos brillantes que siempre ponía cuando quería amonestarlos por haberse saltado alguna regla del colegio.—A lo mejor me voy con George a su tienda, dice que necesita ayuda —le respondió el pelirrojo con fría indiferencia y con las manos en los bolsillo.—¡Pero Ron!... —gritaba, más que hablaba la castaña—, no puedes ser tan inmaduro... tan inconsciente. Te estas jugando TU futuro...—Exacto y está es MI vida —le respondió el joven de ojos azules en el mismo tono, mientras su rostro se crispaba con una furia muy parecida a la de su pareja.Con esta declaración por parte del pelirrojo, Hermione dio por terminada la discusión al darse media vuelta y yéndose con expresión enfadada hacia la puerta que daba a la cocina, donde Harry pensaba que la muchacha esperaba calmarse, para no decir algo de lo que se arrepentiría más tarde.—Eh... Eh... Hola, Hermione —fue el titubeante saludo del joven, cuando la muchacha pasó delante de él con paso rápido recordándole, por un fugaz momento, a la madre de Ron cuando se enojaba.—Hola —respondió la chica con brusquedad, sin detenerse ni a mirarlo.Cuando esta hubo desaparecido de su vista, el moreno se volvió a mirar a Ron y lo encontró con los hombros caídos y el rostro apesadumbrado, pero sin ninguna intención de perseguir a su sulfurada novia.—¿Podrías explicarme que pasa ahora? —exigió Harry a su amigo, mientras el pelirrojo se adentraban a la casa y se dirigía junto con el joven al salón en el piso superior, para sentarse a conversar en algunos de los divanes.—Mmm... —fue el murmuro de aceptación mientras sacudía la cabeza con poco convencimiento, para luego comenzar a explicar—. En resumen, cuando veníamos hacia acá me a preguntado si volvía a Hogwarts y yo le he respondido que no. Así que se enojó y comenzó a darme la lata con su discurso de "que debía ser responsable, que todavía no estaba preparado para desenvolverme en la sociedad mágica" y bla bla bla. Así que yo también me enfadé y le dije que no tenía que ser tan entrometida y el resto... pues es lo que viste recién.—¿De verdad, no vas a volver a Hogwarts? —preguntó Harry algo alarmado, sentimiento que no pudo evitar que se reflejara en su rostro, el cual también se presentaba algo ojeroso por las malas noches que había pasado en los últimos días.Harry siempre pensó que los tres volverían juntos a estudiar; ha tener por fin una vida normal de estudiantes como había debido ser desde el principio, nunca se le paso por la cabeza que quizás Ron quisiera otra cosa y ahora analizando la situación, en cierto modo lo comprendía, existían muchos recuerdos dolorosos entre las paredes del antiguo colegio. Pero esta verdad no lo hacia sentirse mejor, ni tampoco le daban la directriz de cómo comportarse delante del pelirrojo sin evidenciar su profunda decepción.—Claro que vuelvo, eso solo era en broma para asustar un poco a Hermione —respondió Ron, levantándose de un salto y comenzando a dar vueltas por la sala como animal enjaulado—, ya envié la lechuza a Hogwarts diciendo que me guardaran una plaza.—¡Ah! —suspiro Harry, aliviado como nunca—, entonces dile la verdad ha Hermione y asunto arreglado.—Pero... —dijo el pelirrojo, sentándose de golpe de nuevo dejando caer su cabeza con pesadumbre—, es que no es tan fácil. Últimamente me gusta demasiado tener discusiones con Hermione como cuando solo éramos amigos —explicó― tengo la sensación que ella es mucho para mí, que no la merezco. Siento que ella necesita ha alguien mejor, no un vago y bueno para nada como yo... alguien... necesita alguien... alguien...—titubeó el chico― alguien como tú, Harry...—finalizó Ron, con resignación.—¡Ah, no!... eso no —se indignó el muchacho, sobresaltando a su compañero y colocándose frente a él para enfrentarlo―, estuve cerca de cuatro años soportando sus miraditas mal disimuladas y sus peleas por celos injustificados ―dijo perdiendo la paciencia—, estando yo al medio y sin poder hacer nada, así que no voy a aceptar que tú des por terminada tu relación con Hermione sin pelear o esforzarte. Para ella no hay nadie mejor que tú, Ron —agregó—, y nadie a dicho que la vida de pareja fuese fácil.—Pero... —trató de argumentar en contra el pelirrojo.—Nada de peros —atajó Harry—, tú la quieres y ella a ti, solo pone un poco más de esfuerzo y no te hagas la víctima. Así que iremos a la cocina y le explicaras todo para que hagan las paces, además... —agregó con una media sonrisa algo cohibida—, yo todavía sigo enamorado de Ginny.Ron miró a Harry, luego de esa declaración, como sopesando las palabras del joven; después de un rato, suspiró, se encogió de hombros y con un decaído >>Bueno<<, ambos tomaron rumbo a la cocina para reunirse con Hermione. Está se encontraba acuclillada, mientras conversaba con Kreacher, pues parecía desear tener una plática con él cara a cara, pero el pobre elfo doméstico tenia un rostro cada vez más y más espantado por cada palabra que salía de la boca de la muchacha.—Todavía sigue con el P.E.D.D.O. —le susurró Ron a su amigo, a modo de explicación.—¡Ah! —masculló Harry, en señal de entendimiento.—Amo Harry, Amo Harry —dijo el elfo precipitándose al dueño de casa, como naufrago a un salvavidas―, por favor no me de vacaciones, seré un elfo bueno... así que no me de vacaciones ―pidió con una desesperación bastante cómica, hablando de forma apresurada, seguramente repitiendo algo de lo que le había dicho la castaña mientras conversaban.—Esta bien, esta bien —dijo el muchacho, en voz baja calmando a la criatura y palmeando su espalda, mientras veía como Ron se dirigía hacia Hermione, algo nervioso para aclararle el mal entendido—, no te daré vacaciones, pero tendrás que mantener la casa aseada mientras no estoy, porque este año vuelvo a Hogwarts. Te prometo volver para Navidad y vacaciones de verano.—Claro, claro, será un gusto —respondió el elfo de manera alegre y aliviada, que hizo que Harry esbozara una sonrisa. Luego el viejo elfo volvió con rapidez a continuar los quehaceres que había dejado inconcluso por la interrupción provocada por Hermione. Harry se mantuvo en la entrada de la cocina, apartado por un buen rato. No quería estorbar en la explicación que Ron debía dar a su novia, pero también se mantuvo atento por si en cualquier momento, alguno de los dos comenzaba a enfadarse y así detenerlos antes de que empezaran una nueva pelea. Después de todo, este había sido el modo en que sus mejores amigos se habían relacionado por casi siete años y, por lo tanto, no iba ser tan fácil cambiar de la noche a la mañana. Esta verdad la había deducido después de las declaraciones del pelirrojo, pues sabia que ambos se amaban desde hace mucho tiempo aunque solo lo hubiesen reconocido a viva voz hasta hace tres meses atrás. Luego de un rato, el joven se dio cuenta de que ya podía acercarse a la pareja, pues Hermione abrazó con vehemencia a su novio y le dio un profundo beso en la boca que hizo que el chico a su lado se sonrojara tanto, que no podía adivinarse que parte era su cara y cual era su pelo.—No me vuelvas a asustarme así —regañó en tono suave la joven castaña a Ron cuando el chico de ojos verdes estuvo a su lado, quien se detuvo a unos pasos de la pareja para observarlos mejor.Ambos habían cambiado mucho desde que los viera por primera vez hace más de siete años. Ron, quien siempre le había sobrepasado en altura, ahora tenia un cuerpo más firme y algo más grueso junto con ademanes más seguros que en su niñez, lo que lograba darle a su apariencia una mayor edad de la que en verdad tenía; por otro lado, su rostro antes cubierto de pecas había dado paso a un perfil algo tosco y rasgos muy marcados, manteniendo la cabellera del mismo color rojizo de siempre, rasgo característico de su familia.En cuanto a Hermione, seguía manteniendo su cabellera enmarañada e indomable de color castaño, pero su cuerpo hace mucho que había dejando la niñez dando paso a una figura de mujer delgada de piel morena, que contenía una mente privilegiada que en tantas aventuras le había ayudado. En el caso de su rostro, este era redondeado y de rasgos suaves que delataban su amabilidad, pero siempre con un brillo de severidad en la mirada. Harry se percató, que era una extraña mezcla entre la profesora McGonagall y la señora Weasley—Y tu Harry, ¿ya mandaste tu respuesta al colegio? —preguntó Hermione, con una sonrisa que no parecía querer borrarse de sus facciones.—Si, Aria llevo la respuesta hace unos días —respondió Harry con ligereza, dándose cuenta que la muchacha tal vez no hubiese armado escándalo si él le hubiese dicho que no volvía.Mientras pensaba lo anterior, el joven se volteó con la mayor prisa posible sin tener que despertar alguna sospecha en la pareja. Esto, para que no vieran su expresión de desconcierto al percatarse de que parecía estar sobrando en el grupo, pero además se aprovecho de este acto para dirigirse a Kreacher y pedirle que preparara té para los tres.—¿Aria? —preguntó la pareja al unísono, extrañada.—Si, la lechuza gris que me regalaron los Lovegood —explicó Harry, mientras los tres tomaban asiento y el elfo les servía las bebidas.—¡Ah! —fue la expresión de entendimiento que soltaron Ron y Hermione, que logró que Harry sonriera y dejará de lado sus inseguridades.—Entonces debemos juntarnos en el Callejón Diagón, para comprar los materiales de este año —propuso Ron luego de un rato de silencio, mientras se servían el dorado líquido que les había preparado el elfo domestico.—Buena idea —apoyó Hermione—Si, tengo que comprar muchas cosas nuevas —dijo Harry, mientras su rostro adquiría una expresión pensativa―, porque dudo que los Dursley hayan guardado algo de lo que deje en su casa y tampoco me agrada la idea de presentarme allá para reclamarlas.Los tres se miraron con rostros incrédulos de solo pensar en la posibilidad de que los tíos de Harry guardaran sus cosas, para luego soltar una fuerte carcajada ante lo muy improbable que era el solo pensar en esa opción.
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Harry Potter y la Lágrima de Cristal.
FanfictionDespués de la muerte de Voldemort, el mundo mágico -y Harry Potter- tratan de volver a la normalidad, pero no es fácil. Las pesadillas y la culpabilidad atacan durante la noche, por lo que para escapar de ellos, Harry decide finalizar sus estudios...