Por fin llego el 1 de septiembre y aunque era un día lluvioso, Harry se sentía feliz por que se encontraba de vuelta en el expreso que le llevaría a su querido colegio, del que ya quería ver sus recordados muros y extensos terrenos, pero del que sabía que no encontraría todo igual. Después de la batalla de Hogwarts, el castillo había quedado muy dañado y era dudoso que las reparaciones hubiesen dejado las cosas tal cual, lo más probable era que hubiera algunas mejoras, cambios y/o incomodidades.
Con respecto a su arribo a la estación; fue prácticamente el mismo show que en el callejón, pero esta vez había llevado una escolta de guardias proporcionada especialmente para él por el ministerio, ya que se esperaba que la gente reaccionara de una manera muy parecida a como lo hicieron en el callejón Diagon y en el Caldero Chorreante, lo que a fin de cuentas sucedió. Ya en el tren, Ron y Hermione se excusaron de permanecer con él, porque tenían que ir al vagón de los prefectos. A ellos, al igual que a Harry, se le habían restituidos sus cargos, por lo que el muchacho se decidió a compartir vagón con Ginny, Luna y Neville.
Cuando el tren se puso en movimiento, Harry vio la oportunidad de acercarse a su querida pelirroja, pero antes de que siquiera pudiera sentarse a su lado, está se incorporó dando la pobre excusa de que había olvidado hacer algo y salió precipitadamente del compartimiento.
—Parece que esta muy enojada ¿eh? —dijo Luna, mientras agregaba con su habitual falta de tacto— creo que iré a preguntarle que le pasa —y ella también salió del vagón, siguiendo a Ginny.
—Las mujeres son complicadas —afirmó Neville al aire, mirando hacia fuera, suspirando— nunca se sabe en que están pensando, ni lo que quieren; por suerte, no vas ha tener que compartir muchas clases con ella, ya que va a repetir el sexto curso —le hizo notar.
—Si, que suerte —dijo Harry con ironía, mientras se dejaba caer desanimado en uno de los asientos frente a Neville.
&&&
Cuando ya había transcurrido la mitad del viaje en el tren, Hermione y Ron por fin pudieron apersonarse en el vagón, con caras bastante cansadas y rostros algo preocupados.
—Por fin terminamos nuestro turno —suspiró el pelirrojo Weasley, mientras se dejaba caer en uno de los asientos como peso muerto.
—¿Tuvieron problemas? —preguntó Harry a su amigo, pero la que respondió fue Hermione
—Nos ha costado un triunfo mantener a la mayoría de los chicos de tercero a primero fuera de este sector.
—¿Y eso porque? —preguntó el muchacho de ojos verdes, extrañado.
—¡¡Ay, Harry, a veces puedes pecar de tan inocente!! —dijo Ron algo fastidiado—, por si no te has dado cuenta estas tú…
—Y muchos de los que pelearon en la batalla del año pasado— agregó Hermione—, como Ginny, Luna y Neville— al escuchar su nombre el aludido se sonrojó fuertemente—, la mayoría que cursa séptimo y sexto este año, se encuentra en los vagones contiguos.
—Como si fueran abejas siguiendo a la miel —dijo la voz de Luna, quien acababa de llegar.
—Cierto —asintió Hermione—, creo que este año eres el líder indiscutible de la escuela Harry.
—No creo que sea para tanto —rebatió Harry, bastante incomodo.
—Oye, ¿y revisaste el regalo de Aberforth? —preguntó Ron repentinamente, cambiando diametralmente de tema, lo cual su amigo agradeció desde el fondo de su corazón.
ESTÁS LEYENDO
Harry Potter y la Lágrima de Cristal.
FanfictionDespués de la muerte de Voldemort, el mundo mágico -y Harry Potter- tratan de volver a la normalidad, pero no es fácil. Las pesadillas y la culpabilidad atacan durante la noche, por lo que para escapar de ellos, Harry decide finalizar sus estudios...