Capitulo 11

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Suena la cerradura del lujoso salón y cual antílope atento ante una sigilosa amenaza, la mirada de los tres seres presentes, observaban con cautela la presencia de lo que atravesaría el umbral.

—Buenos días, lamento la demora a la ocacion, estaba acomodando en mis aposentos las ofrendas que los humanos erróneamente creen que son de mi agrado.

-Buenos días, diosa de la Belleza.- dijo Ciriaco y Melitón al unísono.
-¿Haces referencia a los espejos que invaden por montón tus templos?- preguntó Ciriaco.

-Así es, dios de la sabiduria. Atormenta mi mente encontrar un lugar para tantos espejos- dice frotándose una sien mientras se sienta en su trono molesta.

-Querida Zoila, ¿Esta en tu saber que no tienes deber alguno en conservar cada ofrenda? ¿O mi afirmación es errónea?- Dice Melitón.

-¡Por supuesto que lo esta! Pero es una lástima que se desperdicien en mis templos sin nadie bello para mirarse en ellos.

Dice la diosa con una ligera arrogancia.

-Si tienes problemas con eso, yo puedo darle algunos espejos al humano Gashbo hijo de Aramez del Sur, el esta experimentando algunas teorías desconocidas para los humanos. El es un humano prometedor, ha estado en dos de mis templos en el sur. Así solucionarías algunos espacios de tus aposentos, Zoila.

-¡Ustedes dos!, no pueden hacer eso. ¿Que pasaría si en los caprichos del destino un humano que en su pasado ofrendó en un templo de Zoila, se encontrará con el humano Gashbo y el espejo ofrendado?... Me sorprende que saliera de consideración y saber, dios de la Sabiduría.

Los reprende Melitón a la sorpresa de Suplicio.

-La posibilidad es de 3 en 12000, dios de la generosidad.- dice un indignado Ciriaco.

-No me importaría darte unos cientos, Ciriaco.

Continuó Zoila.

-¡No sean inconscientes! Escuchen a Melitón. Si algún humano comete un pecado por lo que plantean hacer, Zoila y Ciriaco, sólo me darán más trabajo a mi.
Dice en su contumaz tono enfadoso, Sixto.

Suplicio y Ciriaco sólo ven a un Sixto parado detrás de su trono.

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Suplicio.

No se escuchó nada, el sonido de un cerrojo fue tan imperceptible como el caminar de una víbora al acecho. Podía sentir en mi máscara la helades de la hostilidad que por alguna razón se emitía del cuerpo de Sixto... hacia mi.

¿En que parte del tiempo, Sixto mostró su presencia? Aún en mente concentrada, puedo ver en los ojos de Ciriaco que no esta en su saber la respuesta a mi pregunta anterior.

Mi cuerpo impasible en mi trono se mostró inmóvil aún con la sorpresa de la repentina aparición del dios de la ira.

-...Como siempre y sin excepción en esta reunión, la ausencia de tu voz es notable... Suplicio.- Dice Sixto posando fijamente sus ojos en mi ser mientras ocupaba lugar en su trono dorado.

Un ligero escalofrío estremece mi alma, cortándole la voz, impidiendo mi habla, sin dejarme a más opción que asentir con mi cabeza.

-¿Tu que opinas, Suplicio? ¿Deberia tu hermana menor entregar las ofrendas al beneficio del humano seguidor de Ciriaco?

Irrumpió de pronto las palabras y sonrisa de Melitón.

La determinación deshace el nudo de mi voz, permitiéndome ofrecer una respuesta a la pregunta que me cuestionan.

-Esta en mi experiencia, que los humanos son capaces de las cosas más oscuras y buenas.

Dirijo la mirada hacia Melitón, o al menos lo hago parecer, ya que nadie alcanza a distinguir mi rostro aún con el más brillante rayo de luz.

-Has recreado al dios de pocas palabras al parecer...y con su contumaz ambigüedad a falta de decisión.
Melitón me lanza una sonrisa amigable lo que le provoca a mi ser una suma desconfiaza en contra de el... Y Sixto, al ver que su boca hizo el amago de una sonrisa sin alegría con algo odio en su mirar.

-Hermano, Melitón, será mejor que dejemos este tema para otra reunión. Lo conveniente sería proceder a otro tema de discusión, ¿No les parece a todos?.- sonaron sus palabras con elegancia.

La diosa de la belleza era vanidosa pero no ingenua. Zoila percibía un ambiente hostil sin que estuviera en su saber el oscuro verdadero motivo.
Ella con la elegancia de de las rosas, era astuta como hierba mala, pero a su vez era ingenua como margarita, de forma contraproducente.

En el abismo de la duda cayó el corazón de Zoila y la pequeña luz de la sospecha la iluminó.

El tiempo de aquel día procedió como se debe. El sol estaba a unas horas de ocultarse y la habitual reunión concluyó. Los dioses se disponían a irse a sus aposentos cuando unas palabras irrumpieron en el camino de Ciriaco.

-...Hermano.
-Sixto...
-Mi estimado hermano, te exhorto a que nos reunamos en cuatro noches cuando la luna sea llena y sea el centro del cielo. Hay cosas que debo declarar donde se juega mi honor.

Se podía ver la decisión en los ojos zafiros de Sixto.

-...En el lugar de siempre.- Finalizó Ciriaco la corta conversación para darle la espalda a Sixto mientras se alejaba caminando.

-Bien hecho, mi estimado Sixto...- Dijo con una con una expresión de tristeza, mientras salía de la sobra de un árbol una vez retirado Ciriaco.

-Mi corazón se parte al saber de la desgracia futura que mi hermano sufrirá será inminente, pero en mis manos y honor esta, que su Suplicio sea el menos posible...Melitón.

Sixto lo miró a los ojos.

-...Sabía elección de palabras.

Se dispuso a marcharse al darse media vuelta dejando atrás su ausencia para que acompañara a Sixto, cuando a su vez, la triste sonrisa se torno en una con intenciones de color azabache.
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Que tal? Los sorprendí? Ah que no se esperaban otro capítulo tan pronto
Nuevamente, siento que sea corto.
Tal vez no pueda publicar hasta la otra semana ya que volveré a mudarme xD

Zoila: A nadie le interesa tu vida...

Autora: A nadie le interesas tu. Todos vienen por Suplicio, Ciriaco y Melitón :p

Sixto: y yo? D:

Autora: (suspira)...seguro que quieres que te responda a eso?

Sixto:..... :'(......no..

Zoila:¿De que hablas? Soy la única mujer claro que los espectadores esperan algo de mi ellos están a la espera de mis actos y mi hermosa presencia uwu

Autora: Claro que no, ellos quieren a Marleh...ene.. Y bajale a tu ego y vanidad!! Te ganarás el odio de las fans!

Zoila: Soy mucho mas hermosa que cualquiera, claro que me odian! ...Espera...¿Quien es Marleh?, ¿Es la que me trae el café capuchino en la mañana? Esa estúpida jamás me llegaría ni a los talones!.(aire de engreída )

Autora:......ah en serio? me haces un favor?

Zoila:ahora que?

Autora: puedes ir a decirle eso a Suplicio? Estoy segura  que estará orgulloso de una hermanos tan hermosa (preparando trampa, estúpida ingenua)

Zoila: ...claro, aunque de seguro el ya lo esta...(Se va..)

Autora: muahahaha dulce, dulce venganza.......Oh, una carta...Es del Hombre de la LIMPIEZA!!!!!!!!!!!!
Me preguntó como le fue en las nacionales...
^w^

El dios del final  - Suplicio -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora