El dios del final - Suplicio -

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  Momentos antes de la creación de los humanos.El papel de cada dios fue decidido, sus destinos estaban escritos. El papel del dios Melitón era el de ser un dios generoso, amoroso y compasivo. Al que los humanos acudieran con sus plegarias. El papel del dios de la ira, Sixto, era ser al que los humanos temieran cuando ofendían a los dioses. Zoila era la diosa de la belleza, a la que las madres rezaban para que les regalara algún don agraciado a sus pequeñas hijas. El dios Ciriaco era el dios de la sabiduría, al que le rezaban los amantes del conocimiento.

  Y al final nombramos, al llamado por los humanos "El dios del final", Suplicio. Su papel se definía en llevarse las almas a las que su tiempo en su cuerpo mortal acababa. Todos creian que su nombre hacía referencia al dolor de las almas que se llevaba, en ocasiones a la fuerza para que regresaran a su forma original, ser parte del mundo en su forma etérea. Hasta el mismo Suplicio lo pensaba.

Los dioses se reunían una vez a la semana para convivir amigablemente. Se reunían en una sala totalmente blanca a excepción de los cinco tronos que estaban acomodados en forma de circulo y eran dorados. Suplicio generalmente se mantenía callado y tranquilo en las reuniones.

Cada dios tenia su forma de vestir de acuerdo a su posición. La mayoría vestía de forma ostentosa y extravagante. Le vestimenta de Melitón era costosa pero sencilla, ya que era un dios benevolente y su cabello era negro, largo hasta la cadera. Sus ojos dorados como el oro. Zoila era la descripción de belleza en persona y su cabello era plateado satinado, con su piel blanca como nieve que hacia juego con sus ojos grises.

  Suplicio era el único que tenia una vestimenta ordinaria. El único detalle en el, era una mascara blanca de aspecto temeroso e intimidan te que siempre traía puesta y jamás se la quitaba. Los otros dioses podrían incluso haber olvidado el rostro de Suplicio, a excepción de Zoila. El cabello de Suplicio era plateado como el Zoila.

-¡Ya me canse de que los humanos entren  a un templo mío creyendo que es de Ciriaco! ¡Y luego salgan huyendo al darse cuenta que era mi templo!-Gritó Sixto para luego sentarse en su trono molesto.

-No se puede evitar, Sixto. Los humanos tienden a cometer errores todo el tiempo. Es por eso que buscan mis templos- dijo Ciriaco con un pequeño e imperceptible toque de arrogancia.

Sixto y Ciriaco son hermanos gemelos. Ambos tienen cabello dorado y hermosos ojos azules como el mar, frecuentemente vestían de manera igual. La gente a menudo confundía sus templos al creer que era del otro. Eso molestaba constantemente a Sixto pero no hacía nada para remediarlo porque en el fondo admiraba a su hermano. Claro que jamás lo demostraba, ya que al ser el dios de la ira tenia que mostrarse enojado la mayoría del tiempo. Así lo indicaba su papel.

-Deberías dejar de esconder tus templos Ciriaco. Pobres de los humanos.- Sugirió de forma compasiva Melitón.

-Ni hablar. Soy el dios de la sabiduría. Aquellos que quieran encontrar mis templos y rezar para alabarme y que les de conocimientos, deberán ser dignos y para eso deben encontrar los templos ellos mismos.- Dijo Ciriaco abanicándose ligeramente con un libro de portada negra que carga con el a todos lados.

-Tal vez debería hacer lo mismo, esconder mis templos. Los humanos no dejan de llevar espejos, mis templos están repletos. Ya no parecen templos y ¡son la única ofrenda que me dan!. Ni siquiera me gustan.- Dijo Zoila quejándose.

-Eres la diosa de la belleza, hermosa como ninguna, por consecuente la diosa de la vanidad.- Menciono Melitón.

-¡Agh! Pero no necesito espejos, ni verlos ni tenerlos. Yo ya se que soy la mas hermosa-Afirma Zoila con total naturalidad.

-Mmm....Zoila, ya que Suplicio es tu hermano, ¿Tiene el una belleza comparable con la tuya?-Dijo Ciriaco.

-Por supuesto, después de todo es mi hermano mayor.- Afirmó con seguridad absoluta.

Suplicio estaba sentado en su trono sin reacción aparente ante los demás que lo miraban atentos. Pero por dentro suplicio estaba nervioso, algo que jamás se veía en un dios. El se reusaba a quitarse la mascara alguna vez.

-¡Ah, ya quítate esa mascara! ¡No recuerdo cuando fue la ultima vez que vi tu rostro!, ni siquiera de como era y la verdad me molesta estar con alguien cuyo rostro desconozco.- Le gritó Sixto a Suplicio mientras se acercaba un poco a el.

-Vamos, vamos, tranquilo Sixto....Suplicio tendrá sus razones.- Le dijo Melitón.

-Bueno, yo ciertamente tengo curiosidad.- Admitió Ciriaco.

-Ha ha, soy la única que conoce el rostro de Suplicio.-

-Habrá cambiado algo desde la ultima vez que lo viste.-Dijo Ciriaco.

Los cuatro dioses seguían con su conversación cada vez mas desviando el tema. Ninguno sabía la razón por la que Suplicio usaba mascara.

Esa mascara suplicio la usaba para ocultar un secreto, un gran secreto del que nadie debía enterarse porque rompía las reglas de la existencia de los dioses y Melitón era el único que comenzaba a darse cuenta, porque Melitón también tenia un secreto igual al de Suplicio.

Ciriaco también empezaba a notar algo en Suplicio pero no como Melitón. 

Bueno, primeramente gracias por leer (^w^)/  espero les guste la historia....No introduje muy bien la trama principal que habla acerca de Suplicio como personaje principal. La historia gira en torno a el.

Esta es mi primera historia aquí :) estoy en el borrador de otra que sera de romance-yaoi.

Acepto criticas constructivas °u° y sugerencias en la historia. 

Gracias ^3^

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