Capitulo 3

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         <<Cobarde, ¡Cobarde mi persona! ¡Tal y como es!. ¿Por que? Si no he de vivir plenamente, ¿Porque sigo ocultando cobardemente cual bestia que se camufla ante el enemigo, ser quien no soy?.
Mera tristeza y soledad son lo único que me acompaña dentro de mi pecho, ¡No son órganos, ni sangre, ni carne! lo que hay dentro de mi: ¡Son estos sentimientos perdidos en oscuridad, tormentosos como culpa al matar!>>  

         Pensó Suplicio en absoluto silencio, inmóvil ante cualquier perturbación en el entorno maravilloso del palacio de los cinco dioses.

-..Se te da bien permanecer en total quietud cual noche de verano-.
-Si...- Contesto, Suplicio.
-¡Vamos Suplicio! haz que no sea tan difícil manejar con seguimiento una conversación agradable y amistosa contigo. ¡No seas tan monosílabo!.-
-Deberías pensar mejor tus palabras..-Le interrumpe Zolia.
-¡Dije agradable!.-
-Entonces contesta.- El se dirigió a ella.
-¿Que?-.
-¿Porque siempre te exasperas y pierdes tu usual y característica de "diosa bella y elegante", delante de mi?-.
 Zoila se sienta junto a el en el pequeño banco junto a la enorme ventana de dos puertas y cortinas blancas como nubes flotantes.
-Primero: ¡Vaya progreso tuyo con una pregunta tan elaborada y amplia. Segundo: Eres mi hermano mayor Suplicio y hace años que vi por ultima ocacion el rostro que es tan semejante y elegante al mio y que es perteneciente tuyo.- Ella lo mira con ternura.
-Debe ser conocimiento tuyo, Zoila, que mi mascara no cambia que aun confíe en ti como la querida y preciada hermana menor que eres para mi-.
-Oh, Suplicio, es lo mas tierno que has dicho. Casi pareciera algo que diría Meliton.- Dijo Zoila en forma de un sutil halago.

              <<¿Meliton? ¡Oh, no! ¡No como Meliton! ¡Apiadese el ser que nos creo! ¡Todos menos Meliton me hubiesen bastado para conservar mi calma!>>
-..Pues es lo único que escucharas, porque no importa que, no importa cuanta verdad haya en nuestro papel. No somos, ninguno, ni siquiera Ciriaco y Sixto que son gemelos....hermanos de sangre-.
       Ella no dijo nada, permitió que el asombro y la tristeza que en su cara y corazón se reflejaban, lo dijeran y expresaran todo sin necesidad de palabra alguna.

      Suplicio se marcho de la sala.

***

    ¡Maldición!, ¡Malditos humanos! No saben acatar ordenes..Miseros seres que solo piden, aunque su valor sea la absoluta nada. ¡No los necesitamos! ¡De nada nos sirven sus plegarias! ¡Quien sea que nos haya creado, me dio el MALDITO PAPEL EQUIVOCADO! ¡¿Que no daría yo por estar en el papel de...No importa, pronto lo estaré...


Se abre la puerta. Entra el humilde sirviente.
- Mi señor, la próxima reunión empezara dentro de poco tiempo-.
-Esta bien...- Cierro mi diario y me dispongo a participar en la convivencia semanal.

***

Todos reunidos en la habitación de siempre en el palacio de los cinco dioses.
Conversaban alegremente y con pasión. Sixto debatía con Meliton sobre las formas de castigo a los humanos según la severidad de la ofensa hacia ellos. Sixto quien, como dictaba su papel, era severo pero justo, Meliton de igual forma, era tolerante y pasivo ante dichas acciones ofensivas últimamente en aumento desde que los humanos comenzaron a indagar las maravillas de los cielos.
   Zoila trataba de mantener el paso en una conversación algo competitiva e intelectual con Ciriaco, que aunque era el Dios de la Sabiduría, a su vez y para su desventaja, era orgulloso e inconcuso ante cualquiera.
Suplicio como en cualquier otra reunión antaño. Permanecía en silencio, consecuencia de su miedo debido a que lo descubrieran, pero lejos de parecer tímido, era mas bien frió y temible ante los ojos de cualquier otro, menos, por supuesto, los otros dioses.
- Bueno, le cedo la razón por esta ocasion, Ciriaco- Dijo Zoila en forma de renuncia al implacable debate.
-Me temo a tu desgracia, Zoila mía, que no sera la ultima vez que debas cometer tal acto- Dijo con total tranquilidad en sus palabras que casi no se notaba la arrogancia intelectual de Ciriaco. -Y tu Suplicio, ¿Porque no nos cuentas algo acerca de como ta va con los humanos?-. Zoila también volteo con curiosidad palpable a su alrededor.
Suplicio resignado a participar en la conversación, dijo: Bueno, podría decirles la siguiente alma, si Zoila, hermana, me permitieras tu espejo-. Zoila asintió y saco su pequeño espejo de mano con marco de plata laminado en oro con delicadas joyas incrustadas coloridas en tonos oscuros y brillantes.

***
      En este mundo y tiempo, los humanos tenían la leyenda de que el espejo de la Diosa de la belleza, Zoila, era un objeto místico y mágico, con sorprendentes poderes capaces de las mas maravillosas y terribles cosas. Tanto que hasta el mismísimo temido Dios del Final, lo usaba para llevar a cabo desgracias en los reinos mas prósperos. Se contaba que un día en uno de los paseos nocturnos de la Diosa, mientras visitaba a su amante secreto; Se le cayo del cielo a la tierra, donde los humanos habitaban.
Mucho humanos se pasaban toda una vida buscándolo para sacar provecho a los enormes poderes que poseía tal objeto. Otros simplemente lo veían como un tesoro de oro y joyas que ni el mismísimo rey de la ciudad mas cercana podria permitirse comprar. Muchas leyendas fueron circulando entre los humanos de generación en generación acerca de este objeto. Mas el tiempo y la vida desperdiciaban buscándolo, por que el misterioso objeto siempre ha estado con Zoila.

***

 Suplicio tomo el espejo entre sus manos y espero. 
-El siguiente humano es mujer, mas joven de lo esperado. Creo que tendrá un accidente. No lo se. Su nombre es Neridit hija de Matuce del sur-.
-Oh, no puede ser. La desgracia cae sobre los grandes cual flor es mojada por la lluvia en las praderas- Lamento Ciriaco.
-¿Que es lo que tus palabras intentan decir, Ciriaco?- Pregunto intrigada, Zoila.
-El Gran Matuce del sur, poeta filosofo. Además de sus hazañas, es conocido por haberse casado con la mujer mas hermosa de su tierra y engendrar a una hija que iguala la belleza de su madre y tal vez la supere-.
-¿Como sabes de el?, tu no halagas a los humanos, no es propio de ti, Dios de la sabiduría-. Interrumpió Sixto divertido, que había terminado su conversación con Meliton, mismo por lo cual este ultimo también se planto cerca para participar en un momento mas adelante, en la conversación.
-El es de los pocos humanos a lo largo de nuestra existencia, al que he dejado entrar a alguno de mis templos bajo promesa de no revelar bajo luz ante los ojos de otros, su ubicación-.
   Todos se sorprendieron. Menos, claro, Suplicio o al menos en apariencia.
-Es sorprendente, ¿Creen en su opinión, que dicha prodigio en belleza, lo sea en inteligencia como el padre?-. Pregunto Zoila.
-Me parece, que la ultima vez que Matuce fue a mi templo, menciono el amor de su hija por el arte, mas sin embargo no demostró iniciativa genuina por la creación del mismo-. 
-¡Es decir que no lo sabes!- Dijo burlona Zoila. Claro, sin perder la elegancia que la caracteriza.
-Yo solo he dicho cosas que se.-Dijo Ciriaco en una invalida defensa.

-Solo esperemos que nuestro Suplicio no caiga rendido a los pies de dicha mujer por consecuente a la belleza que se le atribuye.-Dijo en broma y por primera vez participando en la conversación, Meliton. Todos lo miraron Sixto y Zoila divertidos, y Ciriaco algo sorprendido. Luego miraron a Suplicio que como siempre permanecía inmóvil en su trono con el espejo aun entre las manos heladas.
-...He visto muchas mujeres hermosas- Dijo Suplicio en una defensa que sorprendió un poco a Meliton.
-No te preocupes- Repuso Meliton -Estimado Suplicio, era solo una broma, después de todo son solo humanas que jamas llegarían a la altura de un dios-. Dijo para calmar a Suplicio. Aunque este parecía lo bastante calmado.
Y se sorprendieron ante el comentario de Meliton pero ignoraron la acción de querer preguntarle la causa de tal discriminación, siendo el, el dios que todo ama.

-No, no te preocupes, Meliton. No estoy alterado en ningún sentido. Yo solo exprese mis experiencias pasadas-. Dijo sin preocupación aparente.
Pero Suplicio lo estaba, mucho. La minúscula broma de Meliton lo altero, pero eso no era ni cercas lo que le preocupaba:

  Meliton leyó a través de su mascara.

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LAMENTO MUCHO TARDAR MESES EN ACTUALIZAR!!!!!!!!

Pero ya son vacaciones y el tiempo, mas que alcanzarme, ahora me sobra!!!!!!!!!!!!!!!

(^w^) Sigan de cerca la historia que se llevaran una sorpresa.

El dios del final  - Suplicio -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora