Los dos-Capítulo 2: Un bonito atardecer

392 51 6
                                    

En una casa de tres grandes pisos, alejada de la civilización, con un campo enorme, el auto de Rodrigo estaciona frente a la puerta, toca el timbre y lo hacen pasar, Juan estaba allí para recibirlo.

― ¡Ah! Que felicidad tenerte aquí ― Juan exclamaba con su sonrisa de siempre ― ¿Deseas algún trago? ― ofreciéndole alguna de las bebidas que estaba tomando.

― No, gracias ― Rodrigo le contesta ― hice lo que me pediste, Mariza cree que soy una buena persona, pronto me entregara el rubí.

― Has hecho bien, pronto te daré lo que me has pedido.

۞ ۞ ۞ ۞ ۞ ۞ ۞ ۞ ۞ ۞ ۞ ۞

Mientras, en la plaza de la ciudad, Naiara y Maicol se dirigían a la siguiente pista, esta vez irían al museo de historia pero antes de entrar el detiene a Naiara.

― ¿Seguirás en silencio? ¿No crees que esto es patético?

Ella lo ignora y sigue subiendo las escaleras. Dentro, observan unos cuantos cuadros de arte, luego se detienen en la sección de piedras preciosas.

― Hay demonios aquí, los presiento ― Maicol exclama.

Naiara entra sin contestar, observa cada diamante pero ninguno se llama "el diamante maldito" y aunque habían revisado en la información, que el diamante estaba allí, no pudieron encontrar nada.

― Tal vez hay un pasadizo ― Maicol revisa las paredes.

Naiara se va de ahí y él la sigue.

― ¿Qué te pasa? ¿De verdad te quedaste muda?

― No, solo no quiero hablar ― ella le contesta y sigue su camino.

― ¡Ahora si pareces un robot! ― Maicol le grita.

Ella se detiene, se da la vuelta y se le acerca.

― Perdona, no es contigo, es solo que no sé cómo reaccionar y tengo tantas preguntas, solo desapareció otra vez, Esteban... él..., no sé qué pensar.

La cara fría de Naiara se convirtió en una cara muy triste, ella estaba confundida, asustada pero sobre todo destrozada. Quería llorar de nuevo y Maicol se dio cuenta.

― Quítalo fuera, yo te presto mi hombro, no tienes por qué pedirme perdón, yo soy el que tiene que pedir disculpas por gritarte. Así que si quieres llorar, pégame o lo que sea, yo me la aguanto.

― Que gran discurso ― una lagrima cae del ojo de Naiara pero ella sonríe ― gracias, volvamos al trabajo ― le agarra la mano y se dirigen al museo otra vez.

Al acercarse a la sala de piedras preciosas Naiara suelta la mano de Maicol.

― No hay un pasadizo pero seguro debe haber un sótano ― con la mano en la mejilla miro a Maicol y sugirió ― hazte visible y pregúntale al guía.

― ¿Y por qué yo? ― él le pregunta

― Eres el policía, te creerán más a ti que a una chica de cabello rosa.

― A mí me gusta tu cabello rosa.

― Déjalo ya, no caigo con eso.

― Yo solo digo la verdad, desde la primera vez que te vi, ese cabello tuyo me ha hipnotizado.

Naiara se queda sin palabras y Maicol se dirige a hablar con el guía. Se hace visible y le pregunta. Luego de una pequeña conversación, obtiene la información. El sótano esta al final del pasillo del museo, que lleva a varias salas, bajando unas escaleras. Abriendo una puerta hay más pasillo pero este rodea todas las salas de afuera, al lado de la sección de las piedras preciosas, otra escalera más profunda se encuentra debajo. Maicol sostiene la perilla de la puerta de aquella escalera y se da cuenta nuevamente de la presencia de demonios pero esta vez la sensación es más fuerte, era seguro de que del otro lado se encontraban varios de ellos.

Antes y después de mi muerte (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora