Esteban-Capítulo 4: Aglomeración

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El jeep de Fer era muy veloz. Paso por la ciudad de la sangre increíblemente rápido, se dirigió al puente mucho más pronto de lo esperado.

Como lo describía su nombre "Locamente el puente del dolor", este lugar gigantesco, con sonidos de agonía de los que estaban posando sobre el, era totalmente un manicomio. Todos aprisionados intentando no caer en la lava, sufriendo en ese camino alto, quemándose y golpeándose entre si para no resbalar.

Fer no bajo la velocidad, en cambio la aumento. Hizo que el jeep saltara sobre una roca y sobre todos esos demonios locos. Increíblemente paso ese puente largo, haciendo ese salto en picada con el coche, el cual giro varias veces al aterrizar a tierra firme.

― ¡Al fin! ― grito Maicol bajando del coche, demostrando molestia por haber sido forzado a subir al auto de ese tipo y su horrible manejo.

― No es para tanto ― Melani baja también con la forma sensual que tiene ella de mover sus caderas ― ¿Vienes Fer? ― gira su cabeza para preguntarle.

― Tengo que hacer algo allí, así que si ― responde con su sonrisa loquita.

― Bueno y ahora... ― Maicol se detiene al hablar, al ver frente a sus ojos a quien buscaba.

― ¡Maicol! ― Naiara grita de felicidad.

Él saca una sonrisa, ambos corren sincronizados para abrazarse pero terminan besándose apasionadamente y luego se dan ese abrazo.

En eso Melani se acerca y dice.

― Oh, señor E, es un gusto verlo de nuevo

― Melani ― Esteban reafirma su saludo con un movimiento de cabeza y con sus manos en sus bolsillos se acerca a Naiara ― continuemos.

Maicol demostrando su enojo, hierve de furia poniéndose delante de ella y confrontándolo.

― En tus sueños.

Esteban sonríe pero cuando se dispone a hablar Naiara se pone en frente.

― No te metas, hice una promesa y voy a ayudarlo.

― ¡Estas de su lado! ¡Vas a defenderlo! ¡Él fue el que te secuestro! ― Maicol le grita.

― Eso ya no importa.

― Es que no entendes lo preocupado que estuve por ti ― la mira con preocupación y ella siente culpa pero no cede.

― Lo siento pero voy a seguir mis principios, debo ayudar a mi amigo.

― ¿Y ahora es tu amigo? ― los celos de Maicol aumentaban más, cada vez que ella lo defendía.

― ¡Escúchame!

― No, no te quiero escuchar. Yo vengo aquí, arriesgo todo por ti y me vienes con eso.

― ¡Bien! Si no entiendes vete ― Naiara también se enoja.

― ¡¿Qué piensas que esto es así nomás?! Creo que te equivocas ¡No puedo ir y venir cuando quiera!

Estaban que echaban chispas y no solo discutían, si no que tenían público. Melani sonreía mientras veía la escena, Fer se hecho una risa impresionante como su personalidad de loco lo demostraba, pero el único que se dispuso a hablar fue Esteban.

― No me importa su pelea de pareja, estoy interesado solo en mis asuntos, así que si van a seguir discutiendo, háganlo después ― Esteban enojado encendió un pequeño fuego a sus pies, con el poco poder que podía usar en ese ambiente tedioso para un demonio y los hizo reaccionar de su mundo de discusión ― ahora que tengo su atención, continuemos ― él estaba dispuesto a continuar con todo el grupo por su querida Jacqueline.

Dentro, había escaleras en los techos, muebles en las paredes y ventanas en el piso. Arriba era abajo y abajo era arriba. Nada era normal en el castillo o nada estaba donde debía estar.

El castillo disfuncional era un lugar extraño, incluso para un demonio. Luego de dar tantas vueltas en círculos, llegaron a lo que parecía ser la sala principal.

En el techo había un sillón color rojo y bien grande, a los costados se encontraban dos antorchas encendidas, las cuales estaban de costado contra las paredes. Apuntando una a la otra, el fuego se hizo un remolino y bajo hacia el suelo donde estaban ellos. Una forma humana se presentó delante y cuando termino de hacerlo era una mujer.

Ella con un color de cabello colorado, bien lacio con un flequillo que casi llega hasta sus ojos carmesí. Los cuales tienen unas pupilas como la de los gatos. Su ropa ajustada en color granate unidad de una sola pieza (un catsuit o enterito de mangas largas de cuero), zapatos con una plataforma y unas uñas puntiagudas escarlata.

Mientras se acercaba con una sonrisa, movía una cola larga que salía de ella, de la forma de una flecha y movimientos de un gato. Sutil pero letal de pronto dijo.

― ¡Es un gusto! ¿Qué los trae por aquí? Soy Lucy.

― ¡Lucy, mi amor! ― Fer grita y todos quedan sorprendidos.

Abalanzándose sobre ella para abrazarla con una cara de idiota enamorado, Lucy lo esquiva y él cae al suelo.

― ¡¿Por qué?! ¿Por qué me haces esto, mi amor? ― él pregunta desde el suelo llorando como un tonto.

― Fernando del castro, vuelve a intentar eso y te mandare a la entrada de cenizas para que Richard se encargue de ti, no olvides quien soy, puedo hacerlo con un solo movimiento de mi mano.

― Creí que eras Fer Lucían del Castro ― Maicol acota a la conversación.

― No, el muy tonto miente sin cesar, por los siglos de los siglos ― Lucy le contesta ― durante mucho tiempo los humanos han creído que hay un rey demonio, sin embargo soy solo yo ¿Y por qué? Porque este hombre ha esparcido rumores falsos, queriendo tener mi trono.

― Un segundo ¿Eres la reina de este mundo? Guau y yo que pensé que...

― Dejémonos de palabrerías, he venido a pedirle que regrese a Jacqueline ― Esteban lo interrumpe ― es una demonio que...

― ¿Hablas de Jacqueline? ¿Jacqueline Azulay?... ¡No! Debe ser otra ¿cierto?

― ¿Qué? ¿Por qué? ¿La conoce?

― ¿Es ella? Pues...

― Porque soy su mano derecha y ustedes están en el lado equivocado de este castillo.

Jacqueline aparece como si nada, le hace una seña a Lucy y esta le corresponde la indirecta, la cual concede haciendo dos palmadas, que hace que todos los que estaban en la sala, exceptuando ellas dos sean transportados al calabozo.

Antes y después de mi muerte (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora