Los dos-Capítulo 4: No es dos si falta uno

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Al tener sus sentimientos ordenados, Naiara decide tomar la iniciativa, caminando por la vereda, ella lentamente agarra la mano de Maicol y le dice.

― ¿Juntos, no?

Maicol la observa y sonriendo le responde.

― ¡Por siempre!

El viento comienza a soplar y se dan otro apasionado beso de confirmación mutua de sus sentimientos.

Continúan caminando con el sonido de la ciudad, sin embargo en ese momento se comenzó a notar más los pasos de los pies de ellos, primero las zapatillas de Maicol y luego las botas largas de Naiara, había como un eco en el camino, el viento sonó más fuerte, algo extraño sucedía pero no sabían que podía ser, no era un demonio ya que Maicol lo hubiera percibido, tampoco un fantasmas porque de igual forma lo habrían visto, no había explicación, solo dudas sobre una cosa, era un aviso, algo que los estaba molestando, esta sensación le hizo recordar a él lo que los demonios le estuvieron advirtiendo.

― ¿No tendrá que ver esto con las reglas? ― exclama Maicol.

― ¿Te refieres a lo que Esteban dijo? No te preocupes, mientras no nos alejemos de nuestro deber estaremos bien.

― Bueno tu eres la experta ― los dos sonríen y siguen sosteniendo sus manos bien fuerte.

― ¿Por qué no te conocí antes? ― Naiara le pregunta cuando lo abraza.

― Porque todavía no eras pelirosa ― él le contesta sosteniendo y besando una parte de su cabello largo.

― ¿Qué razón extraña es esa? ― Naiara lo mira sonrojada y le toca el rostro ― ¿Cómo puede solo el cabello ser la razón?

― ¿Quieres que te diga que fue el destino?

Naiara con una voz suave le contesta.

― Cállate ― y lo besa.

Luego de este tercer beso la pareja era más y más acaramelada, lo único que importaba entre ellos dos eran ellos mismos. Pero ya después de tomar este apasionado descanso, era hora de salvar a Dimitri, esto era posible ya que Juan les envió donde estaba. Obviamente era una trampa pero no podían detenerse ahora, un amigo estaba en peligro.

Al pasar la carretera lejos de la civilización, llegaron a la casa de los tres grandes pisos, su puerta gigante se abrió ante ellos por sí sola, una puerta tan pesada que no podría abrirla cualquiera y unas paredes que parecían tan frágiles por el material, que era una especie de vidrio oscuro el cual la sostenía, cualquier cristal no podría sostener esta puerta pero este era especial y lograba contenerla.

Al entrar a la planta baja, Naiara y Maicol se encontraron con el horror de un cuerpo mutilado y sin vida. Cuando él se acerca y observa bien, ahí es donde lo reconoce, era Rodrigo, su primo estaba muerto pero había algo peor en el ambiente.

― ¡Mira!

Naiara señala una oscuridad que salía del cuerpo de Rodrigo y Maicol levanta su cabeza para observar. De pronto de allí sale expulsada el alma del mismo y la oscuridad se convierte en un demonio. Ahora no solo había un Rodrigo si no dos, uno era la maldad y el otro un fantasma asustado.

― Parece que tengo que cazar un demonio ― exclama Maicol como buen cazador que es.

Sin embargo no logra hacer nada porque cuando se dispone a detenerlo, un portal se abre y empuja al demonio dentro. Cuando este se cierra detrás del mismo se encontraba la parca, aunque en realidad no era como ellos la hubieran imaginado, sus manos no eran de huesos, eran normales y su piel era aterciopelada con una claridad luminosa. Lo único que podría decirse que es como se describe a una de estas, es la capa la cual tenía puesta, negra oscura tapando su cara y una oz lo bastante grande como para mandar al infierno a un demonio. No se podía ver bien su rostro pero su cabello ondulado y oscuro salía de su capucha por lo que se lograba ver una cara humana, con las facciones de una mujer.

Antes y después de mi muerte (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora