Capítulo 7 "Arrogancia"

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                                                             Capítulo 7 “Arrogancia”

Alba

-        Todavía no puedo creer que te lleves 5 materias – repetía una y otra vez mi mamá mientras salíamos de la escuela.

Subí al auto muda, porque si hablaba de seguro iba a empezar el discurso de nuevo. Me limité a mirar por la ventana cuando ella encendió el motor.

-          Estas peor que tu hermano, y eso que ni siquiera salís, ¿Tanto te cuesta estudiar Alba?

Espero mi respuesta unos segundos, pero al ver que seguía con mi silencio, soltó un suspiro exasperado.

-          La … escuela no es fácil …. – dije tratando de sonar inocente.

-          Lo único que tenes que hacer es estudiar, no te pedimos nada más – estacionó el auto y luego de un pausa dijo – olvidate de boliches y saliditas por ahí – finalizó dirigiéndome una mirada autoritaria.

La verdad no me importaba en lo absoluto no salir, lo que me molestaba era que Lucas no recibía ningún reto o castigo por las materias no aprobadas, que eran muchas más de las que me llevaba yo. Pero siempre se sale con la suya diciendo mentiras y ocultando notas.

-          Estúpido – dije entre dientes mientras me tiraba en la cama.

“. …. – Todo ha cambiado para mí, señor. Yo también debo cambiar, no cabe la menor duda; y para evitar fluctuaciones en los sentimientos y continuos comb.. …”

La puerta sonó por tercera vez haciendo, que casi al punto de la explotación de mi ira, dejara de leer Jane Eyre. Con mi mejor cara de culo abrí para encontrarme con la última persona que quería ver; Lucas me observaba con una cara sonriente casi triunfadora.

-          Seguro ya te fue con el cuento tu amada madre – dije con un tono desinteresado

Mi “gran” hermano me escupió las carcajadas en la cara. No dudé en cerrarle la puerta en la cara pero cuando lo intente me pidió con la mano que esperara. Cuando se le paso la risa incontenible habló:

-          Me voy a la casa de Isa – y al momento que yo ponía cara de que me importa, aclaró – mamá me dijo que te cuide, pero no tengo ganas…. Así que me voy un rato y después vengo – me apretó un cachete – pórtate bien hermanita querida.

-          Seeeeeeeeee, como digas tarado.

Cuando sentí el ruido de la puerta al cerrarse, corrí por mi mochila y partí para el bosque.

Feliz de la vida crucé todo el recorrido mirando el cielo despejado y el sol radiante. Eran casi las 3 de la tarde y todavía tenía tiempo hasta las 6 que era normalmente a la hora que llegaba Lucas.

Aspiré profundamente el olor a tierra, pasto y naturaleza que tanto amaba. Dejé las zapatillas a un lado para poder tocar el agua. Aunque estaba helada, me sentí completa cuando mis dedos tocaron el río. Cerré los ojos un segundo disfrutando de la paz y la soledad de mi lugar preferido.

Cuando los abrí me encontré con una luz naranja que se movía bien en el fondo del agua. Se veía distante pero aun así la lograba ver. Trate de aproximarme más pero una mano me lo impidió.

Me giré sobresaltada.

Izan se encontraba al frente mío sin remera dejando ver su maravilloso físico, compuesto por una tabla de “ravioles” como solíamos llamarlos Daria y yo.

-          No tenes que acercarte tanto, te podes caer. … - dijo con una sonrisa que me pareció burlona.

-          Si ya sé – dije arisca mientras giraba la cabeza, pero al hacerlo me dio vuelta el hombro.

Lo miré con sorpresa y con el ceño fruncido preguntándome cual era el motivo para agarrarme del brazo.

-          ¿Vos.. .   no sos hermana de Lucas? – preguntó algo nervioso mientras se pasaba la mano por el cuello.

Levanté una ceja mientras pensaba si el chico era estúpido o se hacía. ¿Era posible que no se acordara de mí?. "Casi rápido que se olvidaba de mi cara, estuvo en MI casa, hablando con Lucas, hasta vio la foto de cuando estaba en el hospital", pensé. Lo observé unos segundos antes de contestar, algo que detestaba era que las personas olvidaran mi existencia o mucho peor mi nombre… ..

-          Si es mi hermano – respondí casi en un gruñido

-          Ah – suspiró – me parecía conocida tu cara – me miró un rato y luego dijo – nada que ver Lucas con vos.

Giré los ojos mientras me levantaba, mi tranquilidad se había roto con la llegada del tarado este. A pesar de ser lindo, parecía tan estúpido que te daba lástima considerarlo “partible”.

Cuando me pude atar los cordones, salí lo más rápido que pude. Despidiéndome de Izan con una simple asentida de cabeza.

Caminé hasta mi casa pensativa.

Lo primero que vi, fue el auto estacionado de mi mamá en la entrada. Se me paró el corazón mientras pensaba que hacer.

Si entraba, tanto Lucas como yo estábamos perdidos.

El por descuidarme y yo por escaparme.

Izan

La miré hasta que cruzó todo el camino.

Me di vuelta buscando mi ropa, Sereia se había salvado por poco de que la viera.

Los nánfades en el agua crean un campo invisible que no permite que los humanos no puedan vernos. Era casi imposible que Alba mirara tan fijamente el lugar en donde Sereia se mantenía oculta ¿ Cómo era eso probable?.

Suspiré mientras abría la casa en donde vivíamos. Sereia estaba secándose el pelo con un aparato que encontró hace poco en un supermercado, que hacia un ruido terrible.

Cuando me vio entrar, apagó el molesto ruido y me miró esperando que le contara que había pasado hacia unos minutos.

-          ¿Ella me vio verdad? – se mordió los labios impaciente.

-          No, es imposible . .. – dije sin una pizca de seguridad en el tono.

-          Estaba  mirando muy detenidamente donde estaba yo, ….parecía verme. ..

Quería parecer seguro ante Sereia, pero no me era fácil. Sentía la misma duda e inquietud que ella sobre Alba.

Había algo raro en su persona, no actuaba igual que todas las humanas jóvenes que habitualmente veía. Parecía madura, segura y solitaria. Muy diferente al modo de actuar de Lucas.

Me sorprendió además lo relajada que se encontraba en el río, como si fuera parte de él, como si no hubiera otro lado en el mundo donde quisiera estar.

En eso, ambos compartíamos la misma sensación.

Me di cuenta que quería saber más de ella, quería descubrir porque, de algún modo, me sentía atraído a la débil humana que anteriormente había salvado.

Izan y el secreto de los nánfades [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora