Capítulo 10 "Misterios"

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                                       Capítulo 10 “Misterios”

Alba

“Seguís derecho hasta llegar cerca al final del río” Esas habían sido las indicaciones de Sereia para llegar a su casa, iba sola porque Daria tenía que hacer unas cosas.

Cuando llegué casi a la mitad – y un poco más – del rió, vi una casa pequeña de color blanco y supe al instante que era ahí donde tenía que ir.

Caminé lo que me restaba para llegar. Afuera se distinguían dos personas, que en un principio me parecieron que eran Sereia e Izan pero al llegar me di cuenta que una de las personas era Isabella y la otra Izan.

Mi mandíbula prácticamente cayó cuando vi que mientras se despedían intercambian un tipo de beso poco amistoso.

A Isabella casi se le escapa un jadeo cuando me vio avanzar hasta donde se encontraban ellos.

-          ¡Alba! – me saludó agitada - ¿Cómo estás? – y al ver que no pensaba saludarla, se giró hacia Izan – Bueno, me voy yendo.

Izan la saludó con la cabeza y yo me quedé petrificada a su lado.

-          ¿Buscas a mi hermana? Está haya ad…

-          ¿Quién sos verdaderamente? – le pregunté mirándolo fijo. Izan me miró entre asustado y nervioso.

Susurró un débil “¿Qué?”

-          Te estoy preguntando quien sos, porque la verdad no entiendo como podes hacerte el amigo de Lucas si después vas a andar a los besos con su novia, que aunque me cuesta aceptarlo es su novia.

-          Yo. . no estaba a los besos con Isa – cuando abrevió el nombre tuve ganas de pegarle - . .. me parece que miraste mal – dijo recuperando su habitual tono arrogante.

-          Como sea – mascullé – ¿le podes decir a tu hermana que estoy acá?

Asintió y me hizo pasar a su casa.

Era simple a primera vista pero de adentro parecía el paraíso de lo electrónico.

Diferentes productos electrónicos estaban repartidos en el comedor y parte del living. Me sentí como en la sección de un supermercado.

Lo observé sorprendida y el solo se encogió de hombros.

-          Cada vez que vamos de compras, Sereia insiste en llevar algo nuevo.

-          Mmmm, me imagino cuanto gastaran.

Hizo una mueca.

-          La voy a llamar, vos espera acá – me dijo como si fuera un nene de tres años.

Lo miré con cara de culo mientras me sentaba en un sillón blanco que había en un costado

Una lucecita me dio en el ojo cuando mire la repisa que estaba delante de mí. Me levanté y abrí la ventanita de vidrio que cubría el estante.

Vi una piedra brillante. 

Muy parecida a la que había encontrado en el río una vez.

Cuando la mire bien me di cuenta que esa piedra era en realidad piedra.

Fruncí el ceño mientras metía la mano para agarrarla.

-          No deberías tocar eso – dijo una voz detrás de mí.

Me sobresalté y vi a Izan en el marco de la puerta.

-          Ah ..yyyo. .

-          Dice Sereia que la esperes afuera.

-          Bueno – dije recuperando el habla – perdón por lo de recién, yo . .. – bajé la mirada haciéndome la arrepentida.

-          No hay problema – respondió con una sonrisa algo falsa – la curiosidad del humano le gana a la razón – dijo con aire de filósofo.

Lo mire sin entender, hablaba de los humanos como si él no fuera uno.

La entrada de Sereia me hizo olvidar por un segundo de esto, pero igual el asunto siguió en mi mente.

Salimos de la casa para dirigirnos al centro comercial en donde Daria nos esperaba.

Sereia soltó un gritito de emoción cuando llegamos al único “shopping” de la cuidad.

Izan

-          Vamos, vamos – suspiré frustrado intentando una vez más poder destruir el maldito jade.

No tenía mucho tiempo  y como Sereia se había ido, el conjuro debía hacerlo solo. Por lo cual era mucho menos poderoso.

-          Et corá plazo ingavi, dicomblem hexano pcia – repetí una vez más en yunán.

La luz  del sol iluminaba todo el patio de la casa.

El jade hizo una chispa pero a los minutos el pequeño fuego se apagó.

-          ¿Qué pasa, tratando de eliminar pistas? – cerré los ojos deseando haber imaginado aquella voz tan familiar.

-          Veo que tus modales siguen siendo los mismos – Kira me regaló una de sus sonrisas falsas. Si no fuera por sus ojos casi violetas la hubiera confundido con una típica mortal.

-          Estaba seguro que este jade te pertenecía – le dije gruñendo a lo que ella soltó una carcajada - ¿Quién te mando?

-          Directo al grano ¿verdad? – me guiño un ojo –si no hubiera sido por la humana esa y por tu pobre conjuro quizás ni te encontraba.

-          Habla Kira, que no estoy para jueguitos.

-          Yo menos.. . Yasser me mando a buscarte – chasqueó la lengua – como ves, gracias a que tu hermana se fue, ahora soy casi su mano derecha. Por lo cual soy la encargada de los problemas de Femaría – me miró con superioridad –tengo. . no mejor dicho, voy a llevarte de vuelta a vos y tu maldita hermana.

Traté de tomarlo con tranquilidad pero su presencia me ponía los pelos de punta.

-          No nos podes hacer esto Kira – la miré -  los dos sabemos muy bien que el plan de Yasser no es correcto y tanto Sereia como yo no estamos de acuerdo. No vamos a participar en sus planes.

-          ¡Ay! Por favor ¿Qué importancia tiene la eliminación total de una raza? Que encima, ni siquiera pueden hacer algo con lo que estamos tramando. Los humanos lo único que hacen es despertarse día a día y cumplir con su rutina, y más rutina, nos amarían si termináramos con su maldita existencia.

Y como vio que negaba con la cabeza dijo:

-          Vamos a hacer esto – jugó con un mechón de su largo cabello – te voy a dar un mes, humanamente hablando, para que reflexiones sobre Yasser y su plan. Cuando sea el último día del mes, voy a volver y si todavía no te decides por un lado o por el otro, yo me voy a encargar de llamar a Yasser y a toda la legión para que venga a buscarlos. ¿Entendiste?

Asentí.

-          Muy bien – sonrió ampliamente – Izan pensálo bien.

Desapareció de un segundo a otro.

Sabía muy bien que ella decía la verdad al decir que iba a llamar a Yasser si no decidía que hacer.

Me senté en el pasto mientras trataba de llegar a una reflexión

“..si no hubiera sido por la humana esa y por.. .” Al decir humana de seguro hablaba de Alba y llegue a la conclusión que su vida también peligraba.

El temor me lleno el cuerpo al pensar en eso.

Y no supe el motivo.

Izan y el secreto de los nánfades [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora