Capítulo 4 "Secuelas"

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Capítulo 4 “Secuelas”

Alba

-          No sé como lo hizo, pero creo que fue un casi milag.. – las palabras llegaban entrecortadas – Está abriendo los ojos.. . Alba, Alba ¿Cómo te sentís? – preguntó el médico.

Me recosté en la camilla y observé todo el cuarto. Tanto Lucas  como mamá tenían unas ojeras.

-          ¿Qué pasó? – pregunté con la voz dormida y áspera

-          Mnmmh - se aclaró la garganta -  tu hermano, según explicó, dijo que te caíste en el río. Llegaste inconsciente y llevas durmiendo más de 18 horas.

La enfermera agregó:

-          Te salvaste de no romperte una costilla, nena – sonrió la mujer – lo que si no te salvaste fue de la cosedura que te tuvimos que hacer cerca de la ceja izquierda.

Toqué la zona y sentí la gasa.

-          Ahora que estas despierta, contanos como hiciste salir del agua, aun después de desmayarte.

-          Yo … eh .. no me acuerdo – susurré frunciendo el ceño.

-          Oh, bueno supongo que dentro de un rat…

Mi mamá tosió y el doctor y la enfermera callaron . Dijeron juntos:

-          Es mejor dejarte con tu familia.

-          Si te duele algo, avísame – dijo la mujer con ternura mientras cerraba la puerta.

Mamá dio unas vueltas mientras Lucas se apretaba las manos, algo nervioso.

-          Espero que con esto tomes conciencia de lo peligroso que es ir al bosque, y más si es de noche – abrí los ojos grandes y la miré confundida.

-          ¿Estás tratando de decir que… que...? – la voz se me cortó.

-          Que no vas a volver nunca más al maldito bosque, Alba – y después de una pausa, dijo tajante y firme - y no quiero caprichos ni lloriqueos.

Me tragué las lagrimas y la observé con furia. Me sostuvo la mirada y pasado unos 2 minutos, agarró la cartera y salió por la puerta, sin más.

Lucas me observó con tristeza. Suspiré.

-          Se pensó bien el castigo la muy hija d..

-          Hey, para un poco que es tu mamá también – dijo riéndose – ya se le va a pasar

-          Ojala, que no se piense que le voy a hacer caso – dije rezongando

Alguien golpeó la puerta, Lucas me miró  y sin ganas fue a abrir.

Daria entró casi corriendo y se me tiró encima preguntando como estaba, si estaba bien y miles de preguntas más en minutos.

-          Daria, Daria pará que me haces mal boluda.

-          ¡Aaaay! Perdón, es que no me dejaban pasar los enfermeros porque según ellos te iba a alterar y que se yo que más.

-          Bueno algo de razón tenían. .. – dijo Lucas con malicia, lo miré mal y se calló.

-          Al final no fuimos a Calandria – dijo riendo – pero bueno, lo dejamos para cuando te recuperes – sonreí – aunque sea  te salvas de ir a la escuela mañana.

Asentí mientras tomaba agua.

Después de una hora, Daria y Lucas se fueron cuando termino el horario de visita.

Pensando en mi mamá y su “castigo”, me dormí.

Izan

El uniforme hizo que odiara los colores gris y verde. Maldije acomodándome la chomba.

Sereia me miró aguantando la risa.

-          Uniformes estúpidos – susurré con mal humor.

La directora nos hizo una seña para que pasemos a su oficina

-          Buen día – dijo algo seria – sus papeles llegaron esta mañana.

Después de revisarlos habló:

-          Izan tu curso esta ultimo ya que es 6 año y tu curso Sereia está cerca del patio cubierto.

Asentimos y nos levantamos.

-          Si tienen algún problema, vuelvan – se acomodó los lentes – no creo que se pierdan.

Salimos de su oficina, y con una sonrisa Sereia se dirigió a su curso.

Los gritos de los profesores se amortiguaban gracias a las puertas cerradas, pero aun así se escuchaban igual.

Me detuve en una puerta que decía Sexto año, suspirando algo nervioso golpeé la puerta. Cuando escuche el “pase” abrí la puerta.

Me sentí algo intimidado por las miradas de casi 30 “personas” o humanos como prefiero decir yo.

-          Vos debes ser el chico nuevo – preguntó la profesora de unos 40 años - ¿Cómo te llamas?

-          Izan Kiev.

-          Bueno… Izan, sentáte al lado de Mansutti – señalo a un chico de pelo castaño que estaba casi al final de la fila.

Una vez ahí, acomodé la mochila con desgano.

-          Me llamo Lucas – dijo sonriendo.

Izan y el secreto de los nánfades [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora