Capítulo 16 "Humanos"

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Capítulo 16 “Humanos”

Alba

Me sentía flotar pero al mismo tiempo hundida.

Los ojos me pesaban y el cuerpo estaba pesado, di una aspiración larga pero el aire no me llegó a los pulmones. Al abrir los ojos me encontré con el agua helada y en el fondo del río.

Con un grito ahogado por la falta de aire, traté de nadar hasta la superficie.

De pronto una luz azul me envolvió, recordándome al accidente de hacía semanas, justo en el mismo lugar.

Algo me agarró la cadera y cuando fijé mis ojos, unas aletas me impulsaron para arriba.

Traté de desprender pero las aletas eran firmes y no me soltaban, me removí hasta que llegamos a la superficie.

Respiré dificultosamente hasta que pude acostumbrarme al aire.

Miré para los costados y una cara se me apareció; estaba llena de escamas pero unos ojos familiares me miraron y por momentos se podía ver piel.

Solté un grito cuando sentí mi nombre salir de su boca.

Logré separarme y corrí hasta la orilla.

-          Alba, por favor – lo escuché susurrar mi nombre pero me negué a darme vuelta

Cuando al fin pude tocar la tierra con los pies, Sereia se apareció.

-          Déjanos explicarte Alba, no todo es c. ..

-          No te quiero escuchar – murmuré mientras buscaba mi ropa - ¿Dónde está Daria?

Miré para todos lados buscando su cuerpo.

-          Yo .. . – titubeó – la llevé a mi casa, ya está bien. Pero necesita dormir y nosotros tenemos que hablar.

-          ¡No! – grité mientras hacía pasos largos para llegar pronto a su casa

-          Alba, deja de ser tan inmadura y escucha un poco – su voz sonó desde atrás y no pude evitar mirarlo.

Estaba empapado, su cara y cuerpo eran los de siempre. Pero yo lo había visto convertido y a pesar de que me acababa de salvar la vida no podía olvidar el hecho de que no era ni mi amigo ni humano.

-          Déjame en paz, sos un monstruo

En menos de dos segundos lo tenía frente a mí, su cara estaba más cerca que nunca y la vena que sobresalía de su frente me asustó aún más.

-          La próxima vez pensa bien las cosas antes de decirlas – dijo entre dientes. Su cara parecía transformada – porque este monstruo te puede matar sin que te des cuenta

-           ¡Izan! – gritó Sereia mientras corría hacia nosotros.

Lo tomó del hombro y trató de tranquilizarlo. Yo me mantuve quieta y casi sin respirar.

Izan respiró trabajosamente y luego me soltó sin ninguna delicadeza.

-          Ahora vamos a hablar y vos nos vas a escuchar – dijo autoritario tomándome del hombro y caminando lo que restaba de camino para llegar a su casa.

Caminé sin quejarme y procurando no hacerlo enojar más todavía.

Tuve un presentimiento que luego de hablar nada iba a ser igual.

Izan

El sillón hizo un sonido raro cuando me senté.

Traté de mantener la calma, pero la cara aterrada de Alba me hacía poner nervioso.

Izan y el secreto de los nánfades [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora