Capítulo 15 "Revelaciones"

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Capítulo 15 “Revelaciones”

Alba

Cada hora que pasaba me encontraba más asustada por la repentina desaparición de Daria.

Su madre me mantenía al contacto de cada cosa que pasaba, pero me era imposible no pensar en otra cosa que en ella.

-          Está bien que estés mal por Daria, pero no por eso vas a pasar el día al lado del teléfono y sin dignarte a hacer otra cosa – fruncí el ceño ante la insensibilidad de mi mamá.

-          Déjala ma, total yo hago todo – dijo Lucas sarcástico mientras levantaba los platos usados.

-          Era hora que hicieras algo en tu vida – exclamó mi papá desde la sala de estar, saltando a mi defensa.

Mi mamá bufó como una niña y luego me hizo levantar del sofá que yo cómodamente había colocado cerca del teléfono.

-          O te vas a hacer otra cosa o te corto la línea – dijo haciendo un amago a agarrar el cable que conectaba el teléfono fijo.

-          No me voy a ir – chillé apretando fuerte los brazos del sofá.

-          Movete – me agarró del brazo y trató, inútilmente, de levantarme.

Cuando vio que no me iba a ir, de un manotazo arrancó los cables.

Contuve el aliento mientras la miraba incrédula, la única comunicación que tenía para saber sobre mi amiga estaba cortada.

-          ¿Pero. . . pero a vos que mierda te pasa? – rugí sacándole los cables de sus manos - ¿Qué tenés en la cabeza? – el teléfono se encontraba mudo – No puedo creer que hicieras eso, 36 años al pedo tenés tarada – exploté conteniendo las ganas de estrangularla.

-          A mí me bajas el tono, porque soy tu mamá no tu amiga – su voz sonaba firme y enojada pero había algo de satisfacción mal disimulada -  Vos acá preocupándote por esa pendeja, y la otra seguro anda por ahí jugando a la rebelde o quizás con algún muchacho.

Con eso completo todo.

-          ¿Y vos sabes sobre ella? No la conoces y no trates de hacer como si lo hicieras – le grité, atrás Lucas escuchaba con los ojos como platos y cerca del lumbral de la sala mi papá estaba parado – Te crees que te la sabes todas y no sos capaz de tener un poco de respeto por mi mejor amiga, que de seguro es mucho mejor que vos y tu gran egocentrismo estúpida.

Un golpe seco rebotó en mis oídos y me tomó un par de segundos darme cuenta que mi madre me había abofeteado. Con los puños cerrados me contuve para que mis manos no viajaran a su cabello lacio y castaño, tan igual al de Lucas.

Lágrimas de furia e impotencia golpeaban mis ojos.

-          Espero que estés contenta, al final lograste que te odiara – le susurré con la voz rota

-          Alba, por favor . . .. – dijo mi papá en voz baja.

Ni siquiera el ruido molesto del reloj se escuchaba en la casa.

Cruce rápido el estrecho que faltaba para llegar a mi pieza.

-          ¿Pero adonde te pensas que vas Alba? 

Antes de que me alcanzara cerré de un portazo y puse llave.

-          Basta Silvana – le dijo mi papá cuando golpeó la puerta exigiendo que le abriera.

Izan y el secreto de los nánfades [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora