Capitulo 2

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1 de Septiembre del 2015

—Llegamos, cariño.— pronuncia mi mamá tocando mi hombro suavemente mientras sale del mustang rojo que poco a poco dejará de funcionar.

Estiro mis brazos e intento salir del carro pero el cinturón de seguridad me detiene. Como soy lo suficiente perezosa y también me gustan las escusas duro al menos cinco minutos dentro del carro con mis ojos cerrados pero mis brazos entrecruzados.

Cuando finalmente bajo voy por mis maletas y cierro la cajuela.

Justo ahora estamos viviendo con mi tía Mary y en un mes tendremos el apartamento para nosotras.

El salario de mamá estaba incrementando y yo había tomado muchos trabajos de medio tiempo desde mis quince años para nuestro plan de ahorro.

Desde que papá se fue empezó eso. Desde que papá se fue teníamos que arreglarlo por nuestra cuenta.

No tuve suficiente dinero para comprar ropa nueva pero eso realmente no importaba. Mamá y yo siempre nos enfocabamos en mi ropa interior porque mis pechos desde los trece no paraban de crecer y crecer y crecer otra vez.

—¡Emily!.— dio un grito Lana saltando del sillón cuando entre a la casa, entonces mi tía llegó y me apachurro un rato.

—¿Quieres comer, Emmy?— interrogó suavemente y aunque olía muy bien el arroz con leche negué.

Me sentía realmente cansada.

—Vayamos a mi habitación. Tengo algo para ti.— dijo Lana arrastrándome con ella escaleras arriba.

Lana no era energética y mucho menos de las que se emocionaban de más pero creo que el hecho de verla después de dos años la superó.

Cuando entramos a su cuarto con ella sacó una bolsa de su pequeño armario y supe que se trataba de ropa.

—Gracias. — sonreí fuerte cuando me dijo que era para mi.

•También puedes tomar ropa de mi armario si deseas algo. — pronunció con sinceridad y yo sonreí de nuevo. Aunque parecía demasiado era lindo saber que podía contar con ella.

Suavemente le dije que tenia sueño y me dijo que dormiríamos en su cama por la falta de espacio y colchones.

Apenas pude terminé de cepillar mis dientes, mi cabello y ponerme mi piyama. Y logré quedar dormida encima de las sabanas.

Mis sueños usualmente eran confusos y desde que Hanna había desaparecido de mi vida siempre soñaba con ella.

Desde que ella me había hablado ese día no había vuelto a llamar sin intención alguna y se lo agradecía.

Mi vida y la de Hanna estaban muy separadas y no sabía si me apetecía saber más de ella cuando dejo de intentar comunicarse de pronto.

Despertar fue desesperante y me frustró darme cuenta de no tenia trece años y tampoco estaba ella conmigo.

Habíamos quedado en malos términos porque deje de llamarla cuando tal vez ella esperaba que lo hiciera. Porque me comporte como inútil cuando ella trato de comunicarse conmigo.

Toda la conversación intente sonar feliz por ella y olvide que de cierta manera ya me conocía bien.

La amaba tanto como solo sabía que podía amar a mamá.

Tal vez necesitaba tragarme mi orgullo, disculparme con ella y volver a iniciar. Pero no estaba lista.

Tal vez nunca lo estaría.

Lo mejor que me pasó esa mañana fueron una empanadas que mi tía horneó y arroz con leche recalentado.

No me sentí con ánimos de nada y estuve por ponerme una camisa holgada y unos pants para ir a la preparatoria cuando mi prima llego.

—No tienes que preocuparte por lo que usaras hoy. Yo ya lo elegí.— me avisó cuando yo estaba revolviendo un poco mi armario.

Y como no me apetecía nada decidí solo sentarme en la cama y esperarla.

Después de medía hora ya estaba frente al director hablando de horarios y eventos escolares.

—¿Podría decirme donde es mi primera clase? Sola investigaré el resto. — dije casi interrumpiéndolo.

—Claro. — y me sonrió.

Después de indicarme supe cómo llegar aunque tuve que pedir de nuevo ayuda porque había olvidado la mitad del aburrido discurso.

Medía hora después de mi primera clase, justo cuando acababa, caí en la cuenta de que mi dilema no era la escuela sino encontrar a mis amigos.

Por suerte eso fue fácil.

—¡Emms!.— gritó Ryan llegando a mí con su media sonrisa.

—Rys. —. susurré colocando el mechón de mi pelo tras mi oreja cuando me evaluó de arriba a bajo.

Me sentía afortunada de que mi prima supiera escoger ropa y decidiera hoy hacerlo por mí. De cierta manera, me seguía gustando un poco este chico.

—Hoy luces muy bien ¿Ropa nueva?—. tomó mi mano.

—Sí, era de Lana.— dije con simpleza caminando al aula.

Durante todo el transcurso hablamos de su magnífico trabajo en una tienda de discos y yo de mi mediocre trabajo de medio tiempo. Y me sentí bien, segura y cómoda.

Ryan me hacía sentir cómoda.

—Creo que te veo en un rato.— dijo colocándose frente a mí sin soltar mi mano cuando llegamos al salón.

—Esta bien.— dije guiñándole un ojo sin arrepentimiento alguno.

Entonces me besó o yo lo besé. No estoy segura de eso, pero se que el tacto no esta perdido del todo cuando sonrío al separarse.

No importaba cuanto se negara, él y yo seguíamos con nuestra pequeña atracción de adolescentes tontos.

No lo admitiría pero él era una de las razones por las que decidí estudiar aquí.

Hanna ya no era mi razón de ser.

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