6 de Octubre de 2014
Me encontraba en la biblioteca desde hace dos horas, el tomo del Quijote estaba abierto en la primera página sobre la mesa. Sabía desde aproximadamente una semana atrás que el libro ya estaba de nuevo en el estante, pero apenas venía a buscarlo.
"Yo tampoco lo he hecho:("
El mensaje de Brenda en el chat grupal dejaba claro que ninguno de nosotros había comenzado a escribir el proyecto de medio curso. Yo llevaba dos horas ahí, con mi cabeza dando vueltas en cada línea de la página uno.
Vine temprano para poder leerlo aquí y terminarlo lo más posible pero fracasé de manera abismal, para mí suerte Cervantes seguía ahí, para mi desgracia, yo no entendía nada de literatura. Cuando era cerca de la hora de entrada a mi primera clase, me acerqué derrotada a la bibliotecaria para pedir el libro prestado.
Todo el camino se complicó con el ejemplar que para terminar de empeorar la situación, pesaba demasiado. Abrir la puerta fue casi imposible y una vez fuera el libro estuvo a punto de resbalar de mis manos.
—Déjame te ayudo. —escuché la voz de Steven acercarse y entonces tomó el libro. Teníamos la misma clase al otro lado de pasillo y fue una buena coincidencia que él pasara justo en ese instante.
—Con el ensayo. — me atreví a jugar, esperando que no se negara, él sólo se rió. —Pero ya dime ¿cómo lograste escribirlo en menos de una semana?
—No es tan complicado, Emms. —me contestó una vez sentado en su pupitre. Mi cuerpo tembló, su voz suave pronunció mi nombre con tanta delicadeza, y en mi mente no existía recuerdo alguno de él llamándome así antes.
—Bueno, ¿me vas a ayudar?— cuestioné saliendo de mi trance. Aunque no me contestó, estaba segura de que no me dejaría sin ayuda.
Las horas de clase se me fueron entre pensamientos del ensayo para literatura y la clase de música, ya que hoy finalmente descubriría como se organizaba el festival. Quince minutos antes de ir al salón, Steven pasó a buscarme, el libro estaba en su mochila.
Al momento de entrar al aula todo era un caos, eramos pocos alumnos pero caminaban de lado a lado y hacían tanto ruido que parecía un grupo mucho más grande.
—Chicos, necesito que se relajen. Permitanme hablar para quedarme con el grupo que necesita su revisión.
Me senté en una silla del costado y esperé a que todo parara. No teníamos prisa y el profesor estaba un poco alterado.
>>>De mi lado izquierdo se encuentra en la pared el orden de los grupos. La pila de papeles a mi lado tienen los requisitos para el evento y el documento que me deben entregar, tomen uno y váyanse a sus casas con calma. Cualquier duda, manden un correo.
Tal parecía que el alboroto era por conocer qué lugar se ocupaba en el festival, me acerqué a tomar una hoja apenas se disperso la gente en el grupo, pues había notado que Steven revisaba la lista.
—Somos el último grupo.— resopló.
—Bueno, entonces tendremos que cerrar con broche de oro.— intenté quitarle el peso de encima.
Sentí en mi costado una mirada, me despedí con una sonrisa y salí de ahí arrastrando a Stevem de una mano. —¿Puedes ayudarme con el ensayo? — me atreví a preguntar una vez más, él era el único que ya tenía el trabajo terminado.
—Claro, igual todavía quedan horas clases.
Era ya tarde y caminamos por los pasillos solitarios hasta llegar a las bancas azules en medio de los edificios. El ambiente era tranquilo, y me senté en la mesa para intentar alcanzar la estatura de Steven, que puso a mi lado el libro.
—Me estoy debatiendo sobre si deberíamos practicar la canción o hacer el documento en lugar de hablar del Quijote.
—Quiero olvidarme un rato de esto, mejor pasemos al ensayo. —lo dijo tan honestamente que no me negué.
—De acuerdo, solo una pregunta ¿cuándo nos veremos?
—Mañana en The RedSpot.— sonreí, no era una pregunta, era un hecho. Además sentí su mano rozar despacio mi muslo. Me limité a observarlo un poco mientras miraba su teléfono, su cabello se movía con el aire y me sentí llena.
Apenas iba a decirme algo cuando su celular sonó, su cara fue de molestia al notar el nombre en la pantalla pero cuando contestó cambió rápido a una de preocupación. —Voy para allá.
—¿Todo bien? — cuestioné una vez que colgó.
—Tengo que irme. No te preocupes, te dejo en tu casa, igual me queda de pasada.
No me dejo responder cuando ya estábamos saliendo al estacionamiento para subir al carro. Subí y él ya había puesto la llave en la entrada, ni siquiera se había colocado el cinturón de seguridad. Lo miré debatiéndome si inclinarme y abrocharlo por él.
Todo el viaje fue intenso, el trafico de las siete de la tarde era grande y Steven estaba tan tenso que no quise decir nada o preguntar más. —Si quieres me bajo aquí, no quiero quitarte más tiempo. —murmuré en un semáforo.
—No. Te dejó. —ni siquiera tuvo que voltear a verme para ser tan determinativo y decidí dejarlo ser, no sabía porque estaba pasando pero seguro era muy grave.
La tensión se sentía en el auto, pero aún así me sentía feliz de compartir ese espacio de intimidad con él.
—Deja el libro en la guantera, mañana lo leemos o no sé, después. —musitó cuando casi llegábamos a mi casa, sin cuestionar lo hice rápido y me quité el cinturón también.
Puse un pie en la tierra y pronto me encontré con la mirada al frente, Steven ya había arrancado por la avenida.
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Uno
Teen FictionSostengo toda emoción que pueda traicionarme, debo elegirme a mí primero aunque sea para seguir con vida, aun así lo oculto para que sea imposible leer lo que pienso. Pasa todo en un microsegundo, en que entrecierro mi ojo y finalmente lo hago. Y di...