Capítulo 9

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15 de Septiembre del 2014

— Perdón.

El día estaba algo fresco y murmuré mientras cerraba mi chaqueta para restarle importancia. No solía sentirme cómoda con las disculpas.

La noche de ayer me dejó pensando tanto que no pude dormir o descansar, la cabeza me dolía un montón. Llevaba así prácticamente todo el fin de semana, y justo ahora, aunque sabía que tenía que disculparme, la vergüenza cubría mi rostro.

No puedo creer que le dije a Jack que me gustaba.

— Últimamente te comportas tan extraño que no sé si disculparte sea bueno para ti. — me contestó con la mirada fija a su celular, lo cual no era nada normal en él.

Había llamado a Jack para pedirle que me recogiera y apenas le pedía perdón. Supuse que quizá tenía razón con su manera de comportarse.

—Tú también. — dije después de cinco minutos innecesarios en el carro, arriesgandome a sonar grosera.

Jack soltó su teléfono y suspiró — Debemos bajar, Emms. Se hará tarde.

Mi cuerpo vibró, solo Ryan me llamaba así y es extraño que justo ahora lo empezara usar. De pronto me sentí egoista, sabía que quiza había terminado su amistad con el resto por mi novelita rómantica — Te estoy esperando a ti.

Bajamos del carro en silencio por la tensión y ante un impulso lo terminé abrazando el estacionamiento de la entrada. Con fortuna me abrazo de vuelta.

Dure una eternidad así, en mi cabeza se proyectaban imágenes de mis sueños, que están algo alineados a la realidad.

El camino por el umbral lo pasé sosteniéndome en su brazo y con la cara en blanco y antes de darme cuenta me encontré con Andrea en su casillero saludándome. Me pareció un poco extraño no encontrarla con una actitud efusiva.

Seguramente la cagué.

— Es muy sexy, la conocí en ciencias. — dijo Jack casi susurrando en mi oído cuando llegue a mi locker, lo suficiente lejano al de Andrea. – pero es demasiado directa y ruda que me parece grotesco como para fijarme en ella.

— ¿Qué significa soñar con alguien? — me miró confundido, aunque para mi las dos cosas derivaban del mismo lugar, para él fue un completo cambio de tema.

Habría deseado saberlo antes porque ahora sentía el drama venir.

— ¿Por qué es tan importante? Solo es un sueño. — contestó algo alterado.  — Mira, Ryan es pasado, no tienes porque hacerte daño otra vez.

Me hice loca con el comentario, olvidaba de Ryan no sabía nada de lo que pasó el viernes. Y para que mi vida fuera fácil tenía que dejarlo así, sin charlas morales. Igual no nos besamos.

— Tienes razón. — sonreí un poco, sin insistir en el tema. Por la manera en que habían ocurrido los eventos, sabía que apenas le contara, se convertiría en una lección moral que mi consciencia no quería tener.

— Me tengo que ir ya, nos vemos.


———


El sonido de la lata me relaja, aún es temprano y el dolor de cabeza se me baja un poco con el gas y el azúcar.

La luz de la máquina dispensadora me cala demasiado en los ojos, por lo que comienzo a desplazarme bajo la oscuridad de la tarde.

Estaba más calmada que en la mañana y sentía que era gracias al nerviosismo que me empezaba a invadir con lentitud a cada minuto por la clase de música porque sabía que en cualquier momento tendría que enfrentarme a una respuesta por lo que pasó el fin de semana.

Llevaba minutos caminando en dirección al aula cuando para mi desgracia me topé a Andrea. Se veía un poco incómoda, lo cuál me resultaba extraño para una persona tan segura de si misma.

— Hola, Emily. Que gusto encontrarte aquí, ¿podrías hacerme un favor?

Mi corazón tembló con impaciencia, esperaba que no sacara el tema a colación.

— ¿Qué pasa?

—No entraré a clases. Tengo cosas pendientes en dirección ¿podrías avisarle al maestro?

Asentí. Y eso fue todo, no hubo un gracias ni una despedida, pronto la sentía caminando lejos de mí. Durante los minimos minutos en que sucedió la conversación, no pude evitar sentirme confundida, e incluso le di vueltas a la situación de vuelta al aula.

—Buenos días. — saludé entrando al salón, se me había hecho ya una costumbre sentarme justo en el centro, donde Steven no podía evitar verme. El chico que se robó el último tomo de Don Quijote solo lograba enfadarme con su actitud y me parecía buena estrategia comportarme como una imbecil tambien frente a él.

—Bueno, para empezar, les entregaré el horario de clases para el final del semestre. La presentación en la plaza es nuestro mayor objetivo, trabajaremos conforme a eso.

Me sobrepasé a mi misma con la tarea de permanecer en la clase, la jaqueca no pasaba y en mi cabeza todo era el inevitable odio e irritación por cada situación que transurría en mi vida. Pero a pesar de ello, el calentamiento y los ejercicios de evaluación ayudaron a despejarme de mí misma. Incluso, logré tener un pensamiento relámpago de Hanna con un poco de cariño. 

—Las audiciones empiezan hoy. Y yo emparejo, no se adelanten a los duetos, porque desarmaré y destuiré sus planes. — dijo el maestro durante los últimos quince minutos, cuando ya la bolsa estaba casi en mi mano y todos a punto de irnos.

Lo siguiente fue un momento de descontrol en mi cabeza, la proxima semana tenía que escoger una canción con mi compañero de dueto y presentarla en las horas extracuriculares con una plantilla que él acababa de entregarnos.

Las manos me sudarón y todo en mí empezó a brotar de un momento a otro y cuando menos me enteré estaba caminando con prisa afuera del edificio.

Cogí el movil y presioné los números que me sabía de memoria una vez en la parada de autobuses —Jack, necesito contarte muchas cosas. Por favor, preparame una hamburguesa. 

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