Capítulo 20

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16 de Octubre del 2014

La rutina para los exámenes de medio termino cumplía con el suficiente rigor para avanzar de una forma sobreviviente.

El ensayo del Quijote lo entregamos el miércoles y pasábamos casi todos los días haciendo trabajos o respondiendo cuestionarios en casa de Steven. La verdad, todo quedaba más fácil si el lugar de encuentro diera en esa manzana, porque nos permitía ensayar un poco después del repaso.

Era jueves y el sentir que me albergaba era de nerviosismo puro. Soltaba la manzana de arriba a abajo para atraparla mientras repasaba la letra en mi cabeza.

Me sabía cada estrofa de memoria de tanto analizarla, de las veces en que estos últimos días la canté frente al grupo. La química entre mi compañero de dueto y yo era mágica, tanto que traspasaba más allá de la escena.

Estaba recordando las notas mientras Steven estaba fuera en el teléfono y la calma en el ambiente era tan increíble que casi dude de las sensaciones dentro de mí.

Un ruido de queja captó mi atención, la figura tensa al otro lado del mesón cautivo mi mirada. Era fuego en cada parte.

—El ensayo terminó. —su voz decretó sin desdoblarse.

—Mañana presentamos y aún no estamos listos. — apunté por reflejo.

—Te sabes la canción, ya tienes el vestuario y el documento lo guardamos el fin de semana. Estamos listos.

>>>Por cierto, esto es tuyo.

Puse mis manos frente a mi para atrapar la cadena. No recordaba haberla perdido.

—¿Se puede saber a qué viene tanta agresividad?. — me atreví a cuestionarle ante tanta incertidumbre. Estaba molesto conmigo y me fastidiaba no entender bien porqué.

Suspiró. —Voy a ocuparme, necesito que te vayas. — entonces se acercó a abrazarme, yo seguía perpleja, sin moverme de dónde estaba. —Por favor.

—Creo que deberías darle prioridad a esto. Mañana presentamos Steven.

No supe de dónde salieron las palabras, fue opuesto a lo que quise haber dicho pero justo lo que pensaba. Resopló alejándose de mi.

—¿Crees que no estoy preocupado por eso? Yo tenía planes para mañana que tuve que deshacer por ir a ese maldito festival. — casi gritaba hacía mi exagerando con sus manos cada palabra y me sentí humillada, si su meta era sacarme de es lugar, logró incomodarme.

—Entonces no vayas, pero tampoco me alces la voy. — recogí mi bolso con la dignidad que me quedaba y salí de ahí, mis ojos aguados y mi pulso corriendo.

En el taxi camino a casa no deje de cuestionarme lo que pasó. Al menos sabía que igual estaría ahí.

17 de Octubre de 2014

Cada minuto era una tortura, llevaba horas en la escuela preparando lo del festival y carcomiendome de miedo.

Faltaban quince minutos para comenzar y Steven no estaba ahí. No siquiera quería buscar al profesor y decirle que me hacía falta, las pancartas tenían la canción en el temario.

—Calma, respira. Ya vamos para allá. — la voz de Andrea intentaba tranquilizarme del otro lado del teléfono, yo estaba en el baño luchando por no llorar y estropear mi maquillaje.

—¿Qué voy a hacer?

—Cantaras con Jack, después del espectáculo hablaras con el maestro y le explicas todo.

Temblaba mi cuerpo cuando colgué, haría justo lo que dijo Andrea porque no se me ocurría un mejor plan. Cuando salí, me topé con mi profesor de música, yo estaba vestida de una forma tan radiante que ocultaba el caos detrás de mi rostro.

Estuve a punto de abrir mi boca cuando unos brazos me rodearon, por el olor del perfume fue suficiente deducir lo que sucedía. —Buenas tardes.

No sabía si matarlo o estar agradecida con él. Pretendí que no pasaba nada hasta que el maestro nos perdió de vista. —¿Por qué me dejaste sola? Pensé que no vendrías.

—Vale el cuarenta por ciento de la calificación. —obvió mientras caminaba detrás del telón, sus dos pies en el escenario.

—Es tarde. — recriminé, me sentía despreciada por su falta de empatía a la situación y parecía no importarle.

—Pude no haber venido. —se limitó a decir molesto, como si yo lo hubiese abandonado en una guerra interna a él solo, lo cual me enfureció más.

—No estamos listos para cantar, estoy visiblemente molesta contigo. — recalqué mi postura para hacerle entender, esperando que Jack llegara ya, cerca de la segunda llamada.

—Llevamos pretendiendo mucho tiempo, ya relájate. —una apuñalada me golpeó en el pecho, yo no sentía en este punto que eso fuera pretender.

Y no pude más, Steven era mi única manera de pasar el curso, Jack no alcanzo a llegar. Después comprendí lo bueno que era él fingiendo, pues por esos minutos en que duró la canción sentí un amor infinito, capaz de perdonarlo todo. Deseando besarlo frente a todo el mundo.

Baje del escenario enamorada, desde un camino distinto me topé a los chicos, Jack muy avergonzado. —Bueno, vamos por esas malteadas.

Sonreí. —Salió muy bien. — Andrea dijo medio en tono de reproche, Stevs la ignoró revisando su celular.

—Tengo que irme.

Ni siquiera se despidió antes de correr al estacionamiento, Andrea tenía las llaves de su casa en la guantera, no alcanzo a dárselas antes de todo el embrollo.

Yo no sabía que sentir, era claro para todo el mundo que Steven había estado muy mal ese día, pero algo dentro de mí reclamaba que esa no era su intención.

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