Capítulo 3: Hipocresía.

124 31 2
                                    

  Días más tarde, Kirk ya se sabía todo el "palacio" de memoria, se sorprendía que la seguridad no fuera tan estricta, lo que implicaba poder huir de su castigo para al menos buscar a sus padres, despedirse de ellos antes de la ejecución y correr lo más rápido posible a un lugar muy lejano de Rusia. Era una estrategia que sonaba sumamente fácil y a la vez complicada, así era. Porque llegar y pensar era fácil, lo complejo era llevar a cabo su plan y que, además, salga victorioso.

Esperó a que Rasputín se distrajera. Sabía que el hijo del consejero del Zar no solía venir a quedarse por muchas horas, y que éste pasaba pegado a su padre como goma de mascar. Cosas que consideró muy beneficiosas para si mismo.

Dio de pretexto que iba a reemplazar el día de hoy a Lars en cuidar a los hijos de Nicolás II, ya que Ulrich tenía deberes que hacer con su madre en su otra casa. Rasputín se lo creyó muy bien y dejó tranquilo al chiquillo de apellido hereje. De los pocos días de "trabajo" que llevaba, sabía que en esa misma edificación, adentro de un calabozo, estaban encerrados sus padres y que en dos días más sería realizada la ejecución.

Bajó y bajó escaleras, muy cuidadoso de no pisar muy fuerte y no hacer crujir la madera de los peldaños. Se detuvo en un piso en específico porque vio un par de sombras que se aproximaban, corrió hacia un pasillo, halló una habitación y se metió allí, dejando la puerta a medio abrir para poder admirar mejor si era riesgoso salir o no.

Se trataba de su amo, Rasputín, quién recitaba un par de palabras familiares para el moreno, el consejero recorrió el pasillo a pasos cortos y lentos, cargando un par de libros de magia, junto a otras cosas, en un momento de distracción, se le cayó al suelo una de esas cosas que resultó ser un muñeco vudú. Kirk abrió los ojos como platos, no era ninguno hecho por su familia de brujos, esos libros tampoco eran suyos ni de la familia Hammett que a hasta esos días era la única familia de brujos existentes. Entonces, ¿de quién eran esas cosas? ¿Por qué le resultaban tan familiares esas palabras que pronunciaba ese señor? Parpadeó hasta dar con una respuesta clara: lo que pronunciaba eran embrujos, embrujos perjudiciales.

Eso daba por entendido una sola cosa: Que su jefe ejercía magia negra al igual que su familia, sin embargo... ¿No sería contradictorio que asesinen a todos los brujos del país y que uno de ellos sea tan prestigiado y adorado por el Zar, que para rematar, este hombre además de brujo sea el amo de un chaval que es acusado injustamente de ejercer brujería? Se le hervía la sangre por el sumo horror que acababa de descubrir.

Una vez que no hubieran moros en la costa, volvió a correr hacia las escaleras hacia abajo, hasta dar con el calabozo. Notó que la puerta estaba sellada con un gran candado, aprovechó la longitud de sus uñas para introducir la del dedo pulgar dentro de la cerradura, forzarla hasta hacer el candado caer. Abrió la puerta y entró, para sonreír con dolor, aquel momento sería su despedida, no quería arriesgarse a escapar con ellos porque sería el triple de peligroso que si escapaba sólo él.

Se acercó a sus familiares, los abrazó con mucha fuerza y dejó escapar un par de lágrimas. Ellos le ordenaban que se fuera rápido, que estarían bien sin él hasta dos días, Kirk insistía.

- ¡Acabé siendo esclavo de un brujo! -gritó mientras lloraba- ¡Me condenan por no serlo y a él le respetan por si serlo! ¿Podrían explicarme aquella contradicción?

- Oh, hijo mío, tú sólo debes acatar órdenes para evitar acabar como nosotros -le consolaba su madre, reteniendo su propio llanto-. No trates de escapar aún, sería demasiado peligroso, primero debes formar venganza.

- ¿Venganza?

- Exacto -respondió sereno su padre-. Asesinarás a sangre fría a tu amo y luego huirás lo más que puedas de Rusia, ¡se libre! Por ahora sólo haz como si nada y planifica una idea para acabar con ese hijo de puta.

- ¿Y ustedes? ¿Qué haré sin ustedes?

- Vengar lo que nuestras generaciones anteriores no lograron hacer. Haz caer a esta dinastía, Kirk, y huye como puedas, haz tu propia familia, cambia tu apellido para evitar ser perseguido. Hijo, tú eres una gran persona, no dejes que este sistema corrupto te dé por abatido.

El chiquillo asintió, lleno de dolor.

- Los extrañaré mucho, mamá, papá, los quiero... -les apretujó aún más y se acurrucó en ellos, sorbió su propia mucosidad nasal ocasionada por el llanto.

- Y nosotros a ti, querido Kirk -contestaron a unísono.

Se despidieron una vez más para dejar al moreno ir, con el corazón roto pero sediento de venganza.

Volvió a considerar la opción de huir lo más lejos que pudiera de allí sin necesidad de matar a alguien y que escapara en ese mismo momento. Entonces, quiso intentarlo, no más por probar y aprovechar la instancia que poseía y le otorgaba ese momento. Subió piso tras piso a toda velocidad, sin importarle nada, atravesó pasillos y salones enteros hasta encontrar su objetivo, aquella salida del Imperio... bloqueada por su otro amo.

Se echó para atrás al verle, se mantuvo oculto detrás de una pared y le contempló por varios minutos, los ojos verdes de Lars estaban húmedos a punto de llorar, no quería admitirlo pero le afectaba un montón el hecho de salir a la calle y que los campesinos le gritaran "bastardo" en la cara a cada rato, no quería verse débil frente a su admirado padre.

Hammett frunció el ceño en confusión, se cuestionó si aquel chico de casi su edad sería también un brujo, no lo parecía para nada. Y si lo fuera, también tendría que odiarle por ser su amo y abuchearlo al ser el moreno un falso hereje y su amo un hereje de incógnito. Le rabeaba todo eso, se arrepintió si llegó a sentir pena por el otro muchacho que decaído se encontraba, suponía que ese dolor no se comparaba en nada a lo que él sentía, esas ganas infinitas de matar.

De hecho, ya lo tenía más que decidido: mataría a Rasputín para luego huir de ese asqueroso lugar y ser libre de una vez.

Mientras que, por otra parte, Lars pensaba y pensaba qué hacer con su vida: lo tenía todo, pero aún así no estaba satisfecho al recibir tanto odio. La única manera que él veía factible para desquitar su ira interna, era aprovecharse y ver sufrir a sus sirvientes... O sirviente de su padre y suyo, aunque lástima le tenía, saber que era un horrible hereje que conspiraba en su contra le hacía rabear más. Entonces, decidió aprovecharse de su actual poder para hacerle la vida imposible a ese chaval que planeaba hacer algo en su contra -o al menos eso se contaba numerosas veces-, las guerras internas entre los dos chavales eran muy fuertes.

Cada uno conspiraba en contra del otro sin haber hablado en ningún momento, vaya, que curioso todo...  

The Slaughter Never Ends (Metallica, KLARS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora