Capítulo 18: La Unión Soviética.

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Ucrania pareció un lugar acogedor hasta ese día. No había rastros de ningún daño por el momento y ellos de todas formas empacaron todas sus pertenencias, en caso de que algo ocurriera y que bueno que lo han hecho, o sino, lo hubieran perdido todo, incluyendo la vida.

Ambos se encontraban sentados de cuclillas en el suelo, discutiendo a dónde podrían ir, cómo vivirían, si tendrían que trabajar o no, cosas de ese tipo, ya no hablaban de necesariamente huir, sino, de vivir juntos, de ser uno complementario del otro, algo equitativo, algo similar a planificar una vida en pareja, a pesar de que el tema de sus sentimientos mutuos no se tomaba por nada, creían que no era necesario relatarlo aún.

A mitad de la conversación, quedaron callados por un enorme estruendo que se escuchó a lo lejos, parpadearon varias veces esperando que no sea lo que estaban pensando que era, para desgracia de ellos, sí lo era. Más estruendos sonaban acompañados de varios impactos rápidos.

Efectivamente, se traban de bombardeos y balaceras, no muy lejanas al hogar en que residían.

Por ello dieron un enorme salto en impresión, cogieron todas sus cosas y salieron de esa habitación, notaron que en el hogar todas las empleadas estaban refugiando a los adultos mayores, consideraron y obtuvieron la oferta de quedarse allí, sin embargo, no era seguro de ninguna forma estar en Ucrania si los bolcheviques ya habían comenzado la "conquista" de los países vecinos para buscar aliados.

Se arriesgaron a salir de allí, cargando los sacos con sus bienes, podían ver las llamas ardiendo en la distancia, corrieron en dirección contraria, lejana al área limítrofe con Rusia. No tenían ni idea hacia dónde iban, sólo se enfocaron en sobrevivir esta vez, la vida juntos podía esperar un momento.

Veían a varios soldados disparando por todas partes, al parecer, los comunistas no venían solos, se enfrentaban a su vez con los austro-húngaros y otros bandos involucrados en la Gran Guerra, en efecto, iban a expandir la guerra por todo el mundo hasta que finalizara.

Tenían miedo, demasiado, tampoco era que tuvieran muy buena condición física, no era como cuando los perseguían, ahí sacaron una fuerza de voluntad increíble que los dejó mareados y vomitando por tanto esfuerzo físico, como ahora nadie los había descubierto y sólo querían correr, no planeaban forzarse a tal anormal comportamiento de la otra vez, apenas hallaron un lugar en donde descansar un rato, fueron allá para hacerlo. Sus vidas estaban en juego pero no de manera tan oprimida.

Una vivienda que estaba destruida, se ocultaron entremedio de los escombros, se arrastraron hasta pillar una pared intacta, donde se sentaron en el suelo, atrás de ésta cargando los sacos todavía, suspiraron en alivio porque no veían ningún peligro cerca.

Seguían oyendo bombardeos, y una enorme masa de polvo los envolvió por unos segundos, que bueno que justo a tiempo lograron cerrar los ojos y abrazarse en caso de que alguno sufriera un daño, pero no fue más que eso: polvo, humo y viento, que se esparció por toda el área y fue desapareciendo con rapidez.

Al desaparecer esa masa, quedando sólo residuos, jadeando, se miraron a los ojos aterrorizados, pidiendo piedad para que todo eso acabara, no querían ser víctimas de guerra, ellos sobrevivirían, así se lo proponían. Pero, de todas formas, tenían sus pequeñas dudas a causa del inquietante miedo a las bombas que podrían calcinarlos en cualquier segundo sin que se den cuenta.

- Lars... -llamó en un ligero susurro, mientras su cuerpo entero temblaba en horror y el frío, su acompañante no dijo nada, sólo le miró fijo- Si llego a morir ahora mismo... -aclaró su garganta, su estómago se revolvía por lo que estaba a punto de confesar- Me gustaría que te enteraras de algo...

- ¿Umm...? -balbuceó sin comprender mucho, curioso por querer saber.

- Es que, a pesar de que... desde que me separaron de mis padres mi vida se volvió una tragedia, creo que tú... tú haz sido la razón por la cual no he optado el suicidio, no sé si me entiendes... -rascó su nuca- Te tengo un aprecio tremendo, siempre estuviste para mi a pesar de que fui la razón por la cual asesinaron a tu padre... -Lars hizo una mueca recordando ese suceso- Lo siento... -suspiró- A lo que quiero llegar, es que, de ese infinito aprecio que te tengo por ser tan humilde conmigo, ah... yo... -cerró los ojos porque tenía mucho miedo de lo que podría suceder si lo confesaba- ¡Creo que siento algo más allá que sólo eso, amo Lars! -cubrió su rostro en vergüenza, no toleraba lo humillante que resultaba confesar algo tan aberrante como ser homosexual- ¡Te juro que te amo y no como un amigo o un hermano! ¡Me refiero a algo mucho más fuerte!

Tras oír eso, el corazón de Ulrich se paró por un segundo y comenzó a latir demasiado rápido para su gusto, sus mejillas estaban sonrojándose en contra de su voluntad. Lo mejor era decirle la verdad cuanto antes, si llegaba a morir uno de los dos, mejor que fuera sabiendo que era un extraño sentimiento mutuo lo que sentían.

- Kirk... -susurró mientras le retiraba las manos del rostro, para que así pudieran conectarse sus sinceras miradas- Déjame serte sincero, ¿sí? -Kirk le asintió, nervioso por lo que oiría- Siempre me diste pena, la condición y estilo de vida que llevabas me perturbaba, ¿vale? -levantó su barbilla con una mano y con la otra acariciaba la mejilla izquierda- Saber que yo iba a ser tu amo era algo fascinante, yo siempre anhelé mucho poder y tú podías dármelo, sin embargo... el pueblo ruso siempre me ha odiado, me tiraban para abajo y yo necesitaba autoestima, traté de ser cruel contigo, abusar de mi poder para sentirme mejor, sin embargo, noté que si te trataba de manera amable, tú no tenías problemas en ser mi esclavo, te dejabas manejar muy bien, dejó de importarme tanto que por tu culpa mi padre muriera... -suspiró- Porque ni en mi propia familia me daban ese respeto que tú me dabas siendo yo amable, entonces, comencé a obsesionarme contigo porque eras demasiado perfecto, saber que Lenin te estaba lavando el cerebro... Joder, hice de todo para que siguieras a mi lado y luché todo lo que pude, pero cuando te dejé libre y regresaste a mi, pude saber con orgullo que lo que yo sentía por ti ya no era pena, sino, un sentimiento mucho más fuerte...-sonrió- El mismo sentimiento que sientes tú.

Hammett también sonrió ante esa última frase. Cerraron los ojos por un segundo, se abrazaron para entrar en calor por el frío entorno que los envolvía, al estar en mayor contacto, sintieron sus narices rozar levemente percibiendo un leve cosquilleo que los hizo sonreír al fin.

Acercaron un poquito más sus labios para por fin besarse con muchas ganas. Si ya tienen a todo un grupo revolucionario en su contra por herejes, ¿qué más da romper más la ley con un amor lleno de pureza y humildad, que no busca herir a nadie con éste? La única solución para evitar morir era escapar del enemigo, así de simple, podían hacer lo que querían mientras estuvieran a salvo.

Aunque... no lo estaban del todo.

Oyeron otra explosión y fueron forzados a separarse del apasionado beso. Pescaron sus cosas, ya estaban más descansados y con voluntad para seguir corriendo.

Tras varias horas de escape profundo, parando varias veces para descansar, hallaron un lugar en Ucrania que resultaría seguro para dormir. Era una bodega que había dentro de una vivienda de grandes recursos abandonada, era subterránea y cualquier bombardeo los dejaría ilesos, sin contar de que era un negocio familiar artesanal lo que corría por esa vivienda recientemente abandonada, había mercancía en su interior que serviría de algo.

No pensaron más de dos veces, allí se quedarían por un buen tiempo hasta que el escándalo se minimice y escaparían más lejos aún.

Prometieron estar juntos y así lo iban a cumplir, sin miedo esta vez.

The Slaughter Never Ends (Metallica, KLARS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora