Capítulo 15: Reencuentro salvador.

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Al chico de piel morena se le iluminó el foco justo a tiempo para cambiar radicalmente de dirección, a una en la que los bolcheviques aún no iban. Bajó escaleras a máxima velocidad en dirección a las mazmorras, aquel calabozo en que una vez él estuvo encerrado, durmiendo en una mísera caja de madera, no sabía si era un lugar factible o no, no perdía nada con ir allí. Con agresividad fue forzando las cerraduras de distintas puertas hasta llegar a la que una que llegó a ser la habitación en que Grigori Rasputín dejaba sus libros y otros objetos de ocultismo. Al entrar, cerró con rapidez la puerta detrás de si mismo y se apoyó en ésta, suspiró en mero alivio porque nadie le venía siguiendo.

Pocos segundos más tarde dirigió su mirada al frente y quedó petrificado, sin saber si lo que veía era real o no.

- Hostia puta, Kirk, ¿qué carajo estás haciendo aquí? -reprochó Lars, conmovido y a la vez agradecido porque no estaba totalmente solitario- ¡Si te he dejado libre es por algo! -agradecido, no obstante, debía mantener su faceta dominante- ¡Ahora nos matarán a los dos por igual!

- Prefiero eso a que mueras sin que yo haya hecho nada por evitarlo... Tr-traté de advertirte, ¡lo juro! -balbuceó con dificultad, sintiendo varios cosquilleos en su estómago.

- ¿Planeas morir junto a mi?

Se quedó en silencio, reflexivo, quizás un par de minutos de extremo silencio incómodo, bastante tenso, atemorizados de que alguien pudiera entrar a la habitación.

- Si no logro rescatarte, no me queda más que perecer a tu lado -declaró sereno.

- Es decir... ¿viniste hasta aquí sólo por... mi? -asintió- Wow... -mordió su labio inferior y se avergonzó porque sus mejillas tomaron un tono rosáceo- Y... ¿tienes algún plan o algo? Digo... llevamos parados aquí un buen rato, sin hacer nada...

- No podemos salir porque esos idiotas están bloqueando todas las salidas habidas y por haber en el puto castillo.

- ¿Todavía? -le miraron en confusión- La razón de que porqué sigo vivo es simple: los vi por el ventanal entrar y bloqueando todas las salidas, entonces supe que la única solución era ocultarme...

- Haz tenido suerte -posó su mano sobre su hombro-. No piensan irse hasta asesinar a todo partidario del Zar aquí.

- Entonces... ¿sólo podemos estar aquí encerrados? Mejor ni te hubieras molestado en venir en ese caso, estás puro desperdiciando el tiempo y metiéndote en problemas, imbécil -le regañó, no deseaba que su ex esclavo en su nueva libertad tenga dramas que le cuesten caro.

- Pero yo... yo... -hizo una mueca, sintiéndose decepcionado, dolido incluso por esa rudeza.

- ¿Qué? ¡Si yo te dejé libre es para que lo seas! ¿Por qué sigues viniendo hacia mi como un perro con su amo?

- Porque... tú eres mi amo, yo te debo mucho y quiero pagar lo que debo... -se puso erguido al pronunciar esas palabras de lealtad.

- Pagar ni que nada, Kirk, mejor vete, no ganas nada con defenderme, sólo obtienes que tus amiguitos comunistas nos fusilen a los dos aquí mismo.

Oyeron a lo lejos pasos en las escaleras de una muchedumbre furiosa, lo que los hizo saltar en pánico. Kirk abrió el armario con objetos y los corrió hacia un lado, luego arrastró el armario hasta quedar la puerta cercana a una pared, para que a simple vista no pueda abrirse con facilidad. Hizo señas a Ulrich y ambos se metieron en el armario, lo cerraron muy bien.

- Ayúdame a correr ésto más hacia la pared -más que una orden, era una opción, no quería abusar de su libertad, adoraba la faceta de ser sumiso ante él.

The Slaughter Never Ends (Metallica, KLARS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora