Capítulo 22: Refugio.

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Corrían asustados con sus manos unidas en busca de protección mutua. De un lado para el otro iban, desesperados y en pánico creciente, no deseaban por ninguna razón que todo el viaje del terror no haya valido nada. Debían obtener un refugio rápido para ser felices de una maldita vez, no querían alcanzar la felicidad el día de sus muertes, la querían alcanzar para gozarla toda la vida en la eternidad absoluta.

Tiroteos por todas partes entre personas de diferentes países y... Rusia estaba entre ellos, más que Rusia, era la actual "Unión Soviética" que buscaba arrasar con todo, a pesar de que la URSS se había aliado con Estados Unidos, ambos bandos iban deshaciéndose de manera autóctona de los bandos contrarios que se colaban en el país.

Las esperanzas estaban casi perdidas hasta que oían a alguien que los llamaban, bueno... eso supusieron, porque los señalaban y gritaban cosas en el idioma americano que no lo comprendían del todo bien, una que otra frase básica sabían, así que... gracias a los pocos conocimientos previos de aquella lengua lograron localizar a un grupo de militares americanos que estaban resguardando de varios ciudadanos.

La pareja corrió cubriéndose de la gran masa de humo que se esparcía por el área debido a los bombardeos constantes, sus manos enlazaban su unión con más fuerza para no perderse en la "oscuridad" a su vez que iban directo a su salvación. Les preguntaron de dónde eran y qué hacían allí en los alrededores de un campo de batalla. Trataron de hablar en inglés pero las frases eran casi inentendibles, por razones obvias: Kirk no sabía casi nada por haber vivido toda su vida en la clase baja y Lars sabía más o menos pronunciar un par de frases gracias a haber pertenecido a la clase alta.

Los oficiales militares con suerte entendieron de que venían de Rusia y necesitaban un hogar. Dos cosas que de inmediato iban a ayudarles. Los condujeron junto a los otros ciudadanos a uno de los tantos búnkers subterráneos que habían sido preparados para afrontar la Gran Guerra. Allí habían varias habitaciones para diferentes familias, comida suficiente que era suministrada a diario de manera justa para cada sujeto que viva allí, servicios de limpieza y de sobrevivencia, sin contar de que además siempre iban y venían militares para asegurarse de que todos estén bien. Era el lugar ideal, porque la seguridad era tremenda.

Ellos los guiaron hasta su habitación y dijeron que aguardaran hasta que los oficiales rusos que residían en ese país fueran a visitarlos para poder comunicarse, hablar acerca de temas más personales. Aceptaron con algo de miedo a cómo reaccionarían al saber que los únicos imperialistas querían adaptarse al modelo americano capitalista para vivir en tranquilidad y que rechazan en totalidad el comunismo soviético.

Cuando los dejaron en mayor privacidad, en medio de la espera de la llegada de los oficiales, mantuvieron un silencio prolongado con unas sonrisas nerviosas dibujadas en sus tímidos rostros, sus manos seguían unidas y resbalaban un poco por el sudor en frío que tenían, muchos nervios por el futuro.

- ¿Crees que nos acepten? -consultó Ulrich hasta que se decidió a hacer una mueca.

- Puede que sí o puede que no... Lo mejor será que no se enteren de que tú y yo somos... -dejó a medias la frase para que su pareja comprendiera mejor lo peligroso que era siquiera hacer una insinuación.

- Vale, eso no lo diremos... -soltó su mano y limpió en sus ropas el sudor que llegaba a ser molestoso- ¿Y que nos negamos al comunismo?

- ¿Y si mejor decimos que nos queremos adaptar al capitalismo porque en Rusia no nos quieren? -sugirió Hammett y el otro asintió.

- Suena bien...

Su charla fue interrumpida por golpes en la puerta.

- ¿Se puede pasar? -consultó una voz masculina y ronca que era claramente de origen ruso.

- Um, adelante -respondió con el pánico de vuelta Lars.

- ¿Ustedes dos son los que vienen escapando en barcos de carga, eh? -seguía con las preguntas el hombre bien uniformado que tenía cara de pocos amigos. Muertos de miedo asintieron- Vaya, tienen agallas -soltó una risa burlesca-. ¿Qué mierda debió haber pasado para que ustedes tomen esa loca decisión? ¿Son bandidos, criminales?

- Perseguidos por los bolcheviques... -murmuró a modo de respuesta- Yo era hijo del consejero del Zar y él era en ese entonces mi esclavo que debí haber matado hace tiempo y me negué a hacerlo, cuando la revolución comenzó, todo el pueblo nos quería aniquilar, sin siquiera darnos la oportunidad de perminitirnos pertenecer a su nuevo partido político, entonces... ehh... -suspiró- Terminamos huyendo a todas partes para que no nos pillen. Al final quisimos viajar hasta acá para adaptarnos al estilo de vida capitalista americano porque en nuestra Rusia, al parecer no nos quieren...

- Esperen... ¿Amo y esclavo? -asintieron- ¿Por qué, si se puede saber?

- Mi familia era... La de brujos -contestó en un tono casi inaudible Kirk-. No me quisieron matar porque yo no era uno de ellos hasta que delaté a su padre que si lo era y ahí me quisieron condenar también... Hubo un lío tremendo, después de la revolución esa relación de "esclavo y amo" desapareció y se transformó a una de... eh... -por poco y se le escapaba- Amigos.

- Vaya, entonces no había motivo de porqué asesinarlos a final de cuentas. Yo estuve en la revolución de Octubre, lo siento mucho, haber sabido la verdad y no los hubiera estado buscando también -colocó ambas manos sobre los hombros de los muchachos fugitivos-. Y por como está el drama en Rusia ahora, los entiendo, yo también vine aquí para alejarme de los problemas y defender el comunismo en un país aliado. No es nada seguro salir de aquí, ustedes podrían refugiarse en este lugar mientras aprenden las costumbres americanas hasta el final de la guerra y yo me encargaré de inscribirlos en el registro civil para que se conviertan en ciudadanos americanos con una sola condición -lo contemplaron curiosos-: No le digan a absolutamente nadie sus raíces rusas y menos imperialistas, hagan como que sus padres venían de Rusia y ustedes saben ALGO de esa cultura, nada más, el resto, pretendan ser americanos si no quieren problemas a nivel bélico. ¿Entienden? -asintieron- ¿Es un trato?

Extendió ambas manos y ellos la estrecharon para sellar el trato.

- Y no se preocupen, dentro de poco la guerra finalizará. Los países en cuestión están haciendo un pacto para frenar los conflictos y llegar a un acuerdo pacífico en Varsovia, y dentro de poco todo este infierno que debieron haber pasado en la Madre Rusia cesará -sonrieron en plena emoción por aquella noticia-.Bueno, mañana o más tarde regresaré para preguntarles por sus nombres y otros datos para hacer el papeleo. Fuera de eso... no hagan más estupideces, quédense dentro del búnker y disfruten de su protección.

- Mu-muchísimas gracias, señor -balbucearon casi al mismo tiempo, con milésimas de segundos de diferencia quizás.

- No hay de qué agradecer, yo sólo cumplo mi trabajo de ayudar a los de mi comunidad, de mi querida Rusia, ahora si allí a ustedes no los quieren, entonces, los ayudaré a que aquí si los quieran. No es nada del otro mundo, cumplo con mi deber de ayudar al ciudadano. Nada más -se dirigió a la puerta-, y que tengan una bonita tarde, caballeros.

Con eso se retiró cerrando la puerta fuertemente y la pareja se recostó sobre la colcha, disfrutando de la comodidad y sus manos volvieron a unirse, ya no era por buscar protección, sino, para demostrar fidelidad y amor puro.

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Nota: Ay, quizás no sea una de mis novelas más exitosas pero les agradezco a las pocas personas que me han leído ;3;

Mañana subo el capítulo final c:

The Slaughter Never Ends (Metallica, KLARS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora