Capítulo I: La Serpiente

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Una luna resplandeciente asomaba por la ventana de la oscura habitación, creando un único hilillo de polvo que flotaba en armonía con el sonido de las hojas de los árboles fuera. En estos larguísimos días en que no había mucho que hacer, salvo esperar impaciente que mis padres dejaran de llevarme para todos lados, me encontraba pensando cosas tontas, como en lo que acabo de pensar. Es increíble lo que te hace tener tanto tiempo libre.

Como ya llevaba días haciendo para quemar el tiempo, me senté en un rincón de la recámara del hotel con la varita de mi padre, iluminando una pequeña hoja de papel que se encontraba en mis manos. Tomaba precaución porque, primero, mi padre odiaba que le cogiera su varita y, segundo, porque la nota que tenía parecía peligrosa.

"El filtro de Muertos en Vida es un somnífero muy potente, el cual introduce al bebedor en un sueño mortal".

Ojeé los ingredientes necesarios para su preparación: ajenjo, asfódelos, raíces de Valeriana, pereza cerebral, judía soporífera... No me habrían sonado de nada de no tener una madre tan dedicada a las pociones.

- ¿Qué estás haciendo con mi varita de nuevo, Druella? -la voz de mi padre interrumpió mi lectura, asustándome.

Últimamente no podía evitar reírme al verlo molesto. No quería, sabía que lo enojaba más, pero seguía sucediendo.

- ¡Cómo te atreves...! -empezó al escuchar mi risa.

Cerré los ojos, esperando un golpe. En cambio, mi padre comenzó a toser y sus manos sujetaron su garganta. Una carcajada exagerada sonó desde el pasillo.

- Lo siento, Cepheus -dijo una mujer desde la puerta, airada. Era mi tía, Úrsula Lestrange-. Los Parkinson nos han comentado que nos requerían para la negociación con ustedes, y Thorfinn... -miró insegura a su esposo- dice hola.

Me levanté de un salto, ¡significa que mis primas están aquí!

Mi padre arrebató su varita de mis manos, se apuntó a sí mismo y susurró "Anapneo". Volviendo a respirar, encaró a mi tío, que lo miraba ceñudo y con una sonrisa que mi mamá definía como "maniática".

- Ah, los Parkinson -gruñó mi padre.

- ¿Acaso te ha intentado ahorcar sin tocarte? -le pregunté al verlo saludar a mi tío como si nada-. ¿Cómo?

Úrsula me sonrió.

- Hola, Druella pequeña. Las gemelas también están aquí. Te esperan a... ¿Pero qué tienes en el cabello? -estiró su mano hacia mí-. Es ceniza -concluyó confundida.

Mi padre, con un movimiento de muñeca, encendió todas las luces de la habitación. Rápidamente arrugué la nota y la escondí a mis espaldas.

- Demonios, lo que faltaba -espetó-. ¿Pero qué ministro nos recomendó este hotel?

Dirigí mi mirada a mi lado. Allí se encontraba una larga y delgada figura de color verde pálido con ojos rojos resplandecientes.

- ¡Una serpiente! -grité.

«¿Qué más si no?» me respondió.

- ¡Y HABLA! -retrocedí tan deprisa que caí sobre mi trasero.

- Vaya, vaya -susurró Thorfinn, acercándose.

- ¡Lyra! -gritó mi padre- ¡Llévate a Druella!

Intenté levantarme, pero mi cuerpo no respondía.

Es sólo un gusano gigante, tranquilízate...

... Es serpiente. Parlanchina...

Sirrah Black Llega A Hogwarts | SBLAH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora