Capítulo V: El Sombrero Parlanchín

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Cuando el guardabosques llamó a la puerta, ésta se abrió de inmediato y una bruja alta, de cabello azabache y túnica verde esmeralda, apareció ante nosotros.

— Los de primer año, profesora McGonagall.

La señora de expresión severa abrió el portón en su totalidad con su varita. Sentí decaer al observar el enorme vestíbulo a sus espaldas, el cual era iluminado por miles de antorchas entre cuadros y armaduras que nos daban la bienvenida con una inclinación. Cuando entramos nos hallamos a unos pasos de unas grandes escaleras de mármol. Según la historia de Hogwarts se movían a su antojo.

Pasamos a una habitación vacía en donde todos los de primer año nos amontonamos un poco más y esperamos en silencio. Me sentí un tanto ahogada, no sabía si por la cantidad de personas o por los nervios, así que empujé a varios estudiantes hasta llegar al borde del lugar; intentaba respirar el aire que llegaba desde el pasillo que doblaba a una sala desconocida. Me sequé el sudor frío de las manos en mi túnica y miré a todos los demás alumnos: unos se peinaban con los dedos, otros hablaban rápidamente, otros se encontraban tan pálidos que pensé que en cualquier momento se iban a caer.

— Sí, es ella —escuché un susurro femenino cercano a mí. De un momento a otro unas manos me halaron por la túnica y, antes de que pudiera gritar, una varita me apuntó y susurró "Silencio" . Me dirigieron al corredor más cercano y, en mi pelea por liberarme, caímos al suelo— . ¡Suélteme! ¡Aghh! —la chica me tomó de un brazo y se impulsó hacia arriba, al parecer ayudada por alguien más— . Escuche y escuche bien: no se meta con una Parkinson, Black —solté un suspiro y (tal vez fuese el estrés mal canalizado) una pequeña ráfaga de aire golpeó su rostro, empujando a Parkinson hacia la persona que tenía detrás— . ¡LA VOY A MATAR!

— Pansy, cálmate, ya va a comenzar la selección —habló la chica, pasándole su varita.

— Puedo usar la mía —bufó.

Aproveché el tiempo que tardaban para tomar uno de los chicles que aún me quedaban de los que compré con Potter, inflé un bomba con el dulce, la sellé y se la lancé a Parkinson en el cabello. Era una suerte que la bomba de goma mágica no dejaba de crecer hasta que lo mordieras... 

"¡Inmobulus!" —me apuntó cuando sintió que la golpeé con algo. Sentí mi cuerpo como de piedra— . ¿Qué ha hecho la sangre sucia? ¡Greengrass! —se tocó la parte trasera de su cabello y comenzó a gritar:— ¡Quítamelo! ¡Quítamelo! —salió corriendo y Greengrass fue detrás de ella, intentando sacarle la bomba que ya ocupaba la mitad de su cabeza.

Escuché cómo sus pasos se alejaban por el pasillo y el silencio se apoderó de mi alrededor. Sólo entonces caí en cuenta de que no llegaría a la selección y me sentí increíblemente abrumada. Aunque de cierta manera la escena no dejaba de divertirme; Parkinson era realmente tonta si creía que esto era lo peor que podía haber hecho.
Las voces lejanas de mis compañeros fueron apaciguadas por la retumbante voz de la profesora McGonagall.

— En marcha. La Ceremonia de Selección va a comenzar —mi corazón se detuvo— . Ahora formen una hilera y síganme —entonces oí cientos de pies moviéndose cada vez más lejos de mí.

Demonios.

Traté de mover mis piernas pero éstas no respondían. La pequeña diversión que tenía fue reemplazada por ira y de nuevo escuché ese silencio en el exterior, ese vacío tan estresante en situaciones como esta. Sentí mi rostro hirviendo de la rabia, mi pecho dolía de la frustración. Súbitamente pude cerrar los puños y escuché como unos vidrios (que no sabía que estaban en la habitación) estallaron. Cerré los ojos con fuerza, pues cayeron sobre mí.

— Ohh... ¿Pero qué tenemos aquí? —habló una voz juguetona desde los ventanales de arriba— . Un estudiante travieso, ¿eh? ¿No serán —se acercó mucho más, bajando lentamente— los gemelos Weasley? —me sorprendí cuando estuvo a mi lado ya que parecía un fantasma, y sin embargo, no lo era. Su rostro era decrépito y sus ojos adornaban más de la mitad del mismo— . ¿Quién eres...? Oh, una estudiante nueva ¡Primer día y ya estás en problemas con el grandioso Peeves! —maldecí, lo que me faltaba— . ¿Cómo te llamas? No te haré daño —miró hacia un rincón— . Bueno, tal vez no mucho.

Sirrah Black Llega A Hogwarts | SBLAH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora