Estábamos acabados, no sé cómo pudimos ser tan distraídos. Filch parecía que estaba apunto de bailar de la alegría y éso sólo nos ponía peor. Los tres nos miramos con miedo, pues el celador nos estaba conduciendo al despacho de McGonagall. Hermione estaba temblando; Harry trataba de regular su respiración, seguramente preguntándose qué nos depararía: y yo estaba inventándome miles de excusas, cada una menos creíble que la otra.
Al llegar al despacho de McGonagall estaba segura de que las cosas no podían ir peor: merodeando por los pasillos en la noche; perdería puntos para Slytherin; ¡todo el colegio sabría de que he roto la regla de odiar a Gryffindor!; mi primo me llamará traidora de la sangre... Pero no, Longbottom fue la contradicción a tal pensamiento: sí se podía llegar más bajo.
— ¡Harry! —estalló el chico— . Estaba tratando de encontrarte para prevenirte, oí que Malfoy iba a atraparte, dijo que tenías un drag... —Harry negó con la cabeza ferozmente, dándole la indicación de que se callara, pero (para nuestra mala suerte) McGonagall lo vio.
La profesora se irguió en su asiento y nos miró con la amenaza resaltada en su rostro. Creí que le iba a salir fuego por la boca, tal y como a Norberto.
— Nunca lo habría creído de ninguno de ustedes dos —se dirigió a mis amigos. Gracias— . El señor Filch dice que estaban en la torre de Astronomía. Es la una de la mañana. Quiero una explicación.
En un absurdo segundo, esperé que Hermione, como siempre, pudiera responder a la pregunta de la profesora, pero nada pasó.
— Creo que tengo una idea de lo que sucedió —habló nuevamente la profesora— . No hace falta ser un genio para descubrirlo. Se inventaron una historia sobre un dragón para que Draco Malfoy se metiera en líos. Los he atrapado. Supongo que les habrá parecido divertido que Longbottom oyera la historia y también la creyera, ¿no?
Quería contradecirla, decir una de todas las historias que me había inventado, pero no podía. Estamos hablando de la profesora McGonagall, y yo, una estudiante de Slytherin; todo lo que dijera lo usaría en mi contra.
— Estoy disgustada —volvió a hablar— . Cinco alumnos fuera de la cama en una noche ¡Nunca he oído una cosa así! Sirrah Black, continúas demostrando un comportamiento decepcionante, pero me sorprende que ahora desees implicar a más personas. Más aún tú, Hermione Granger; pensé que tenías más sentido común. Y tú, Harry Potter... Creía que Gryffindor significaba más para ti. Los cuatro sufrirán castigos... Sí, tú también, Longbottom, nada te da derecho a dar vueltas por el colegio durante la noche, en especial en estos días: es muy peligroso; y se les descontarán cincuenta puntos.
— ¿Cincuenta? —resopló Harry.
— Cincuenta puntos cada uno —me mordí el labio para evitar gritar ante semejante desilusión. Slytherin perdería setenta por mi culpa y la de Draco.
Gryffindor perderá ciento cincuenta.
— Profesora... por favor...
— Usted, usted no...
— No me digan lo que puedo o no puedo hacer. Ahora, vuelvan a la cama todos. Nunca me había sentido tan avergonzada de alumnos de Gryffindor —me miró cortantemente— . Black, espero que no se desvíe en su camino a las mazmorras.
*
Y llegó la mañana. Me acerqué a los relojes que mostraban el puntaje de las casas. Los de Gryffindor estaban pasmados, creían que había sido un error el que tuvieran ciento cincuenta puntos menos de una noche a otra, pero luego la historia se extendió por todo el colegio: "Harry Potter y otros dos estúpidos de primer año", era la noticia del día.
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Sirrah Black Llega A Hogwarts | SBLAH #1
FanficLa historia donde dos mundos se cruzan y no pueden desentrelazarse de nuevo, donde la condena a la vida y la condena a la muerte están predestinados, donde dos profecías se encuentran. «Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior, lo que imp...