Capítulo IX: Quidditch & ¿Postres?

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Nos hallábamos en una noche a principios de noviembre cuando el frío descendió estrepitosamente. La nieve cubría todas las afueras del castillo e incluso el guardabosques (que Harry me presentó oficialmente como Hagrid) tenía que salir con sus guantes de pelo de conejo, su abrigo de piel de topo y sus botas de piel de castor para limpiar el parque de quidditch.

Mi humor estaba bastante estable. Había descubierto que con el frío cerca me era casi imposible estar enojada por mucho tiempo y la verdad era que las cosas estaban mejorando. La relación con los gemelos Weasley, por ejemplo, se tornó más íntima, y ni hablar de Harry y Ron, a quienes ahora les compartía casi todo. Lastimosamente teníamos que escabullirnos seguido para hablar, pues Slytherin no iba a cambiar su rivalidad con Gryffindor y viceversa, y con el partido de quidditch avecinándose las serpientes y los leones estaban más que insoportables cuando se hallaban juntos en un salón de clase. Con Granger habíamos ido modulando nuestro vocabulario la una a la otra. Y, aunque se nos sea difícil admitirlo, nuestra amistad se basaba en algo más que peleas: un reflejo la una de la otra.

Caminé por las escaleras de mármol, me dirigía a la Torre de Gryffindor para entregarle un paquete de artículos de Zonko's a los gemelos Weasley, pues me habían pedido el favor de guardarlas debido a que Percy les anunció que iba a requisar su habitación después de su visita a Hogsmeade.
Antes de llegar al retrato de la Dama Gorda, me encontré con Ron y Granger.

— ¿A dónde vas? —me preguntó el pelirrojo, parecía bastante ansioso.

— A buscar a tus hermanos, ¿los has visto?

— No, ¿has visto a Harry? —iba a negar con la cabeza cuando el aludido se acercó a nosotros corriendo desde el sexto piso— . ¿Lo has conseguido? ¿Qué ha pasado?

— No. ¡Tuvieron que haberlo visto! Tiene una pierna mal herida y Filch le estaba poniendo vendas. ¡Snape maldijo al animal que lo atacó! Estaba hablando del perro de tres cabezas y dijo algo con vigilarlo —dijo muy rápido, tomó una pausa para respirar y me miró— . Hola, Sirrah.

— ¿Qué están tramando y por qué diantres no sé nada acerca de ello? —dije con los ojos entrecerrados.

— No. Es que estábamos los tres afuera del castillo leyendo "Quidditch A Través de los Tiempos" y Snape se lo quitó a Harry diciendo que no se pueden sacar los libros del castillo... —aclaró Granger.

— ¡Nos quitó cinco puntos! ¡CINCO! —se quejó Ron, mostrándome los cinco dedos de su mano.

—  ... Entonces —continuó Granger, mirando a Ron para que se callara— Harry decidió ir a pedírselo para poder informarse para el partido de quidditch y lo encontró con su pierna lastimada, hablando del perro de tres cabezas —asentí, dando a entender de que había comprendido.

— ¿Y tu punto es...? —le pregunté a Harry.

— ¡Que trató de pasar por donde estaba el perro de tres cabezas, en Halloween! Allí se dirigía cuando lo vimos, ¿se acuerdan? —nos preguntó a Ron y a mí, ambos afirmamos— . ¡Iba a buscar lo que sea que tengan guardado allí! ¡Y apuesto mi escoba a que fue él quien dejó entrar al monstruo, para distraer la atención! —me quedé meditando sus palabras. Me costaba dudar de Snape por el simple hecho de que siempre satisfacía a Slytherin, lo que significaba que guardaba el suficiente cariño por esa casa como para lastimarla, ¿no?

Umm, suena estúpido pero lógico.

— No, no puede ser —repuso Granger con los ojos muy abiertos— . Sé que no es muy bueno, pero no iba a tratar de robar algo que Dumbledore está custodiando. 

— De verdad, Hermione, tú crees que todos los profesores son santos o algo parecido —se enojó Ron— . Yo estoy con Harry. Creo que Snape es capaz de cualquier cosa. Pero ¿qué busca? ¿Qué es lo que guarda el perro?

Sirrah Black Llega A Hogwarts | SBLAH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora