Capítulo X: Navidad

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— ¡Queda un día, sólo un día para las vacaciones! —gritó Margot en nuestra habitación, pegando grandes saltos frente al espejo (según ella danzando)— . Mira qué bien se mueve mi reflejo —me asomé desde el borde de mi cama y, en efecto, el reflejo le indicaba a Margot cómo bailar— . No sabía que podía mover así las caderas —dijo, tratando de imitarse a sí misma con torpeza.

Me hallaba en mi cama acostada boca abajo, apoyada sobre mis codos y leyendo una hoja que mi madre me había enviado dos días atrás con Ara. Ésta contenía una larga lista sobre encantamientos. Había uno en especial que no sabía de qué trataba (puesto que había derramado un poco de té encima y la tinta se había corrido) pero el nombre era muy curioso, así que lo estaba practicando con mi amiga. Lastimosamente no me salía.

— A ver, el movimiento es así —dije mientras deslizaba mi varita, dibujando una clase de ojo deforme en el aire— . No, no... Espera, ¿tiene puntas o es redondo? ¿Y se comienza desde la izquie-? Ah, no, derecha...

— ¡Iré a Francia! ¡Ya quiero ver a mis primas! Mi madre me contó que en la nueva casa en la que viven encontraron algunos bowtruckles en los árboles del patio trasero. Tuvieron que desistir en su intento de talarlos porque se volvieron muy violentos. Ahora usan las criaturas para abrir cerraduras; son muy buenos en eso —seguía bailando y modelando para sí misma— . Te enviaré unos souvenirs, y uno especial para tu cumpleaños ¿Qué te parece?

— Suena bien —contesté sin prestar atención. O no estaba diciendo bien el hechizo o mi muñeca estaba jugando sucio— "Rictun..." No, Rictum...!" ¡¡No!!

— ¿A dónde irás tú, Sirrah? —se volvió a mí, sujetándose el cabello con su varita.

¡Rictusempra! —finalicé con firmeza y de mi varita salió una luz plateada que golpeó a Margot en el estómago. Ella cayó al piso y comenzó a retorcerse de la risa sin control— . Ah, así que eso hace —sonreí, poniéndome de pie.

— ¡¿No... no... lo sa-sabías?! —continuó riéndose a carcajadas. Lágrimas caían de su rostro y sus manos temblorosas se arrastraban por el suelo para llegar a mí— . ¡Dete-Detenlo! —tomé la pluma que tenía en mi sábana y taché "Rictusempra". Era el primero que salía de mi lista de encantamientos por hacer.

— De acuerdo —la apunté nuevamente— . "Finite Incantem" —su risa se detuvo. Se mantuvo recostada en el suelo por un minuto, controlando su respiración. Ya recompuesta se levantó y me dedicó una de sus peores miradas— ¿Qué?

— ¡Me lanzaste un hechizo que ni siquiera conocías! —pregonó, agitando sus manos.

— Sabía que no era peligroso. Mi madre los clasifica cuidadosamente —ella rodó los ojos— ¡Oh, vamos! ¿No te alegras por mí de que haya conseguido hacerlo? —no cambió su semblante en lo absoluto— . Bien, vamos al Gran Comedor. No puedo llegar tarde a clases de nuevo —recogí mis cosas y las guardé en mi bolso.

— Te alcanzo en el salón. Necesito bañarme, ésa clase de pociones fue desastrosa —alistó su uniforme encima de su cama.

— A decir verdad, no entiendo cómo la lengua de esas hadas terminaron mezcladas con el agua de valeriana —comenté.

— ¡Fue Draco! —acusó con voz aguda.

— A Draco le tocaba machacar con el mortero —recordé.

Margot guardó silencio y se encerró en el baño.

— ¡Pues yo no ataqué a mi amiga con un hechizo que no conocía! —gritó cuando me dispuse a salir.

— ¡Sí y tampoco pasaste el examen de Pociones! —cerré la puerta y me dirigí al Gran Comedor. Tenía enormes ansias por ver la decoración navideña.

Sirrah Black Llega A Hogwarts | SBLAH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora