Capitulo 6

652 44 0
                                    

Dejé que la punta de mis dedos tocara la alfombra. Respiré profundo y cerré los ojos. Me dolía algo la cabeza, no iba a mentir, el día anterior había sido espantoso. Los ruidos escaleras abajo cesaron cuando Geoffrey pegó un par de gritos. El llanto de Megan y Ashley se hizo presente mientras yo apretaba los dientes. Quería bajar y ver que era lo que ocurría, pero a la vez quería obedecer a las palabras de Geoffrey.
-¡Hey!-gritó desde la puerta.
-¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?-me puse de pie de golpe y vi a Geoffrey reír.
-Ven a ver esto.
Geoffrey desapareció y me coloqué las pantuflas para salir corriendo tras él. Crucé el umbral de la puerta y dos manos me atrajeron. Sus dedos se movieron en mi vientre, haciendo que estallara en carcajadas.
-Ya para, estúpido-reí.
-La boquita, niña-rió y dejó de hacerme cosquillas.
Me soltó y di media vuelta para toparme con su rostro. Sin pensarlo dos veces, Geoffrey plantó un beso en mis labios, haciendo que nuestras narices chocaran un poco. Reí y lo abracé.
-Te amo, tonto.
-Yo a ti, tonta.
-¿Era esto lo que debía ver?
-No, pero se me ha ocurrido-se deshizo del abrazo y tomó mi mano-. Ven, pero no hagas ruido.
-Disculpa pero ya hemos hecho ruido-reí.
-Bueno, ya no lo hagamos más-viró los ojos y me plantó otro beso.
-Vas a romperme la nariz si sigues siendo tan bruto-le dije entre risas silenciosas.
-Ha dolido, ¿cierto? Aún que eres exagerada, ____-rió-. Ya, ven aquí.
Bajamos las escaleras en completo silencio. Los susurros de Austin se escucharon una vez que llegamos a la puerta de la cocina. Geoffrey se acercó más a mí y cubrió mis ojos con ambas manos.
-¿Listo, Austin?-preguntó en un grito.
Los grititos de sorpresa de los tres, sonaron en mi cabeza y luego reí.
-¿Qué haces maniático?-pregunté apoyando mis manos sobre las suyas-. Déjame ver.
-Si, si, listo, papi-dijo el niño desde la cocina.
-Debes caminar, ______-me dijo Geoffrey al oído.
Geoffrey me condujo dentro de la cocina. Sentía las leves risas de mis tres hijos. Mi esposo quitó sus manos de mis ojos y descubrí un desayuno para dos, sobre la mesa.
-¡Oh!-sonreí-. ¿Quién ha hecho esto?
Austin, Megan y Ashley, alzaron una mano a la vez que sonreían.
-Juro que yo no tuve nada que ver-dijo Geoffrey divertido.
-Ha sido idea de Ash-dijoAustin.
-Si te guta mami, ¿vedad?-preguntó mi hija.
-Pero claro que si-les sonreí-. Vengan aquí.
Con las rodillas en el suelo, abrí mis brazos para recibir a mis tres pequeños en un fuerte abrazo. Sentí a Geoffrey reír cuando los tres niños corrieron hacia mí, dejándome tumbada en el suelo. Luego de la muestra de afecto, Geoffrey me ayudo a ponerme de pie.
-¿Por qué hay solo dos?-pregunté ladeando la cabeza.
-Meg sugirió que podía desayunar solos así hablaban-dijo Austin casi en un susurro-. Anoche... ustedes...
-Ya-dijo Geoffrey apretando sus labios juntos-. Ha sido un error, ¿si?
Megan, Ashley y Austin, asintieron.
-¿Siguen nojados?-preguntó Megan.
-No-respondí tomando asiento-. Ni siquiera estabamos enojados, solo que a veces mamá y papá se ponen fastidiosos.
Ashely rió.
-A que papi tiró de su café en tu vestido, mami-rió la niña.
-¿Cómo has adivinado?-preguntó Geoffrey con fingida sorpresa.
Megan corrió a mis brazos, la senté sobre mi regazo mientras Geoffrey tomaba asiento en frente mío.
-E que una ve etaba dumiendo y escuché que mami te gritaba por eso-dijo Ashley entre risas.
Geoffrey palmeó su regazo y Ashley rapidamente le tendió los brazos. Megan frunció el ceño, haciendo notorio sus celos. Austin se sentó en el suelo mientras Megan se bajaba de mi regazo.
-Es que mami es un poco gritona.
Alcé las cejas mientras me cruzaba de brazos.
-No es cierto.
-Mami se enoja-dijo Austin en un cantito.
Megan caminó hasta Geoffrey y le tendió sus brazos para que él la sentara junto a su hermana, sobre su regazo. Ahora Geoffrey tenía a las mellizas, una en cada pierna.
-Creo que así no podremos desayunar-rió.
Austin alzó la mirada para observar a sus hermanas sobre el regazo de su padre. De seguro un recuerdo de cuando él ocupaba ese lugar, llegó a su mente. Sus ojos se aguaron.
-Pues, veamos que tenemos para comer-dije observando todo sobre la mesa.
Megan y Ashley ya mordisqueaban unas galletas, mientras que Geoffrey observaba las tostadas quemadas con gracia en su mirada.
-Austin, hijo, ven con mami-le dije al notar la tristeza en sus ojos.
Al niño se le iluminó la mirada mientras se ponía de pie y luego corría hacia mí. Ahí fue cuando Geoffrey comprendió, lo mal que había hecho al dejar que las dos niñas estuvieran con él, cuando Austin solo podía observar desde el suelo.
Tostadas, quemadas. Zumo, demasiado fuerte. Galletas, para niños. Cereales, con demasiada azúcar. Lo que valía era la intención y el esfuerzo.
Sus sonrisas, miradas felices, cantitos de alegría. Nos dieron a entender lo mucho que les había afectado la pelea de anoche. Y aun que a Geoffrey y a mí nos había hecho demasiado mal, para los niños, ver pelear de esa manera a sus padres, había sido terrible.
-¿Papi?-preguntó Austin desde su lugar en el sillón.
-Dime.
-¿Es cierto que vamos a dejar Estados Unidos?
Geoffrey desvió su mirada hacia mí y con un pestañeo, me pidió ayuda. Me encogí de hombros y a él no le quedó más remedio que responder.
-Bueno, creo que si debemos hablar de esto –la mirada de Justin seguía pidiéndome ayuda-. Quizá sean pequeños para comprender, pero papá tiene que ir a trabar a Inglaterra y lo mejor será que nos vayamos todos juntos.
Megan y Austin escuchaban atentos, mientras que Ashley jugaba con el ruedo de su pijama.
-Podemos hacer dos cosas, una sería que mamá se quedara aquí con ustedes, mientras que yo debo viajar mucho y estar poco en casa-fruncí el ceño al escucharlo dar esa maldita opción-. O podemos irnos todos y yo estaría con ustedes en vez de viajar mucho.
Me mordí el labio inferior mientras los niños parecían pensar las dos opciones. Aunque dos niñas de dos años y uno de cuatro, no podían decidir eso, al parecer a Geoffrey le había parecido justo dejarlos elegir, aunque la decisión ya estaba tomada.
-¿Tú que dices, Meg?
-Mmm...-frunció sus labios-, ¿hay nenas para jugar?-preguntó con inocencia.
-Claro que si, linda-le dijo Justin con dulzura.
-¡Yo si quiero ir!-agitó sus brazos en el aire.
Geoffrey y yo nos miramos por un segundo y luego sonreímos.
-¿Qué dices tú, Ash?
-Si Megan va, creo que yo tamben-sonrió.
Geoffrey y yo reprimimos la carcajada ante la respuesta de Ashley, Geoffrey asintió.
-Y tú, Austin, ¿qué dices?
Austin pareció pensarlo por un segundo, luego otro, y al siguiente Geoffrey y yo nos pusimos nerviosos. Si Austin no quería irse, sería horrible tener que obligarlo.
-¿Caroline puede ir con nosotros?-preguntó.
-Yo...-Geoffrey titubeó-, no sé, Austin. Ella es de aquí y no tiene la obligación de mudarse con nosotros.
Los ojos de Austin se llenaron de lágrimas.
-Pero podríamos preguntarle-dije intentando que no se sintiera tan mal.
-Aust, mírame hijo-le pidió Geoffrey.
Austin alzó la mirada.
-Yo sé que es difícil-le dijo en un tono paternal-, pero ¿sabes? Vamos a vivir en un barrio donde hay muchos niños, donde yo conozco a gente que tiene hijos de tu misma edad, donde vamos a tener una casa muy, muy, muy grande-en los ojos de los tres niños se podía notar lo que iban imaginando-. Podemos comprar un perrito-largó en un cantito.
Megan se cubrió la boca con ambas manos y Ashley reprimió un grito, Austin sonrió.
-¿Qué dices, campeón?-alzó las cejas- ¿Nos vamos a Inglaterra?
Austin asintió repetidas veces.
Estaba dicho, teníamos que empezar una nueva vida en un continente, país y casa nueva. Quizá no era tan malo, después de todo. Los niños tendrían todo eso que yo no pude tener de pequeña y quería que ellos si pudieran disfrutarlo. No siempre hay que quedarse en el mismo lugar, la vida se trata de ir moviendose, no quedarse estático sabiendo que hay muchos otros lugares por conocer. Y si teníamos la oportunidad,


La Bella Y la Bestia{Segunda Temporada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora