Capítulo 1

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-¿No la había color rojo? –Preguntó Becca, refiriéndose al color de la casa a la cual ya estábamos acercándonos.

-No. Además tú elegiste el color del auto; yo, la ciudad; así que Sarah decidió que nuestra casa sería azul. –Dijo Elliot, calmado.

-Sí, ¡yo fui quien tuve que hipnotizar a los de la concesionaria de autos, y a la anterior dueña de esta casa para que nos vendiera el inmueble!- Respondió la sirena en su asiento. Todo lo que ella decía era cierto: Sarah se había encargado de manipular la mente de las personas para que creyeran recibir dinero de nuestra parte, ya que obviamente no teníamos ni un centavo.

-Vale, vale. Igual me gusta mi auto rojo. Además pudiste elegir otra ciudad, Elliot, la temperatura aquí, está casi por los seis grados centígrados ¡Soy fuego, no me gusta el frío!- Refunfuñó la Dragona, quien iba conduciendo. Ya que Sarah, Elliot, Adam y Luke habían sido criados en sus pueblos, en los cuales no se permitía la tecnología humana. Sólo quedábamos Cath, quien se encontraba inconsciente sobre el regazo de Luke; y yo, que era pésimo conduciendo. Por esto no tuvimos otra opción y dejamos a Becca conducir.

-Déjate de quejas. Ahora bajemos- dijo Elliot en cuanto Becca estacionó el coche frente a la gran casa azul- Luke, ¿podrías hacerte invisible junto con Cath, mientras hablamos con la dueña de nuevo?- Luke observó el cuerpo de su amiga y asintió. Tras un minuto la quimera y su amiga ya no se encontraban visibles. Los demás salimos del coche.

-oh...- fue lo único que dijimos todos al observar detalladamente la casa: Era realmente enorme, con dos pisos y un ático, un amplio porche, y rodeada por un hermoso jardín, además de un desgastado columpio que colgaba de un gran roble.

-Buenos días, señor Wells.- Una mujer que llevaba en las manos un cartel de "se vende" se interpuso entra la casa y nosotros. La señora aparentaba tan sólo treinta y cinco años o un poco más.

-Buenos días, señorita Blake.- Le respondió Elliot propiciándole un beso en su mano, él estaba siendo ¿Encantador? ¡Maldito!

-oh, dulzura. Llámame Ámber.- sonrió seductoramente la arpía.-Estos deben ser tus ¿hermanitos?- la mujer posó su vista sobre nosotros unos segundos.- pero que señoritas tan lindas –dijo falsamente hacia Sarah y Becca, quienes sonrieron aún más falso- y mira a estos chicos, son casi tan guapos como tú- nos observó a Adam y a mí e intentó tomarme de las mejillas como lo hacen las abuelas, pero me aparté disgustado.

-Lo siento por él- se disculpó Elliot- es un poco tímido.

-Tranquilo, sé que los niños pueden ser difíciles, y estar al cuidado de ellos, debe ser muy exhaustivo para ti.

-Por supuesto- sonrió Elliot- hablando de eso. Ámber, me preguntaba si me podrías entregar las llaves del lugar. Estamos demasiado exhaustos por la mudanza, y nos gustaría descansar.

-Claro, Pero...- la mujer volvió a pasar la vista hacia nosotros- ¿Dónde están los otros dos chicos? Dijiste que necesitabas una casa con siete habitaciones para vosotros.

-Mis otros dos hermanos llegarán esta noche, ellos se encargan de traer las cosas de nuestro anterior hogar- mintió Elliot.

-Oh, sí.- sonrió de nuevo Ámber – Aquí tienes- le tendió un manojo de llaves.- Las habitaciones están decoradas y amobladas tal como lo ordenaste.

-Muchas gracias, Ámber. Gracias por tu gentileza- Le habló delicadamente Elliot, tras recibirle las llaves

-No ha sido nada, Guapura. Ya sabes que cuando estés estresado por tus hermanos, puedes buscarme. Yo puedo ayudarte a liberar esa tensión- La desgraciada le tendió un papel con algo escrito e hizo un guiño.

Saga Elementos y Sombras II :Tierra RenacienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora