Contraste: Iguales pero diferentes. (Juuzou Suzuya Fanfinc)

C.12) ¿De qué me perdí?

Eran las cuatro de la madrugada y un nuevo ataque ghoul estaba ocurriendo en el distrito veintitrés, y en estos tres meses estando aquí, ningún maldito día he podido descansar, ni siquiera dormir 6 horas de corrido. Maldición, mi cuerpo está muy cansado. Entre el mal sueño y mi pésima alimentación... ¿Cómo quieren que salga a pelear con todas mis fuerzas?

Abrí las cortinas dejando salir mi brazo de mis acogedoras sábanas, era una noche nublada, con bastante neblina. Sé que antiguamente dije amar estos días, pero aquí prefería mil veces el sol y un clima despejado con el cielo cien por ciento azul, eso haría el trabajo más fácil.

De repente escuché unos pasos venir hacia mi habitación, eran firmes y sólidos, decididos a dar un regaño a una perezosa agente de rango tres, sabía quién era. Yo con mucha rapidez me cubrí hasta mi cabeza haciéndome bolita, quería seguir durmiendo y no me iría de mi cama tan fácil. Abrieron la puerta de forma agresiva y tomaron las ropas que cubrían mi cuerpo completo para sacármelas de encima, pero no pudieron. Ahí estaba yo, luchando para que no me destaparan, hacía frío y sólo quería dormir.

— ¡Ivanovich por favor! —Rogaba él tirando la ropa.— ¡Hay más de diez ghouls cerca de aquí y Arima no está!

Yo gruñí con mucha pereza.

—Imaginen que estoy herida a muerte, arreglen este problema ustedes.

—Pero tú eres la encargada —insistió.

—Dios... Eres un investigador de segundo grado Seidou, eres mi superior. ¿Cómo no puedes hacer algo sólo?

—Pero... Yu, tu sabes que yo hago trabajos de oficina, no salgo a batallar como tú. Además no hay cargo más difícil que el ser tu despertador.

Abrí las sábanas bruscamente mientras miraba enojada a mi superior, y pasé mis manos por mi rostro soltando un suspiro lleno de cansancio mientras me sentaba a la orilla de la cama. Takizawa me miró sonrojado, tenía un pijama bastante ligero y le sorprendía que a mi me diera igual si me veía en esas condiciones, siempre me sermoneaba por la supuesta falta de pudor. Que exagerado.

—Tu ganas —respondí frunciendo el ceño—. ¿A qué dirección voy? —Pregunté buscando mis pistolas ukaku.

—¿No piensas vestirte? —cuestionó tartamudeando nervioso apartando la mirada.

—Solo haré mi trabajo y luego nuevamente vendré a dormir. ¿Para qué ponerme el traje de la CCG?

—Yu, no puedes salir así —dijo caminando hacia la puerta—. Vístete en cinco minutos. Además, Marude envió su quinque para que la usaras por mientras, así que la probarás ahora.

—Bien, wujú —exclamé con una emoción claramente sarcástica. —No sabes lo feliz que estoy por probar un quinque que no es de mi propiedad.

Me coloqué el uniforme y até mi cabello en una cola de caballo para que éste no me molestara al hacer un exterminio, me puse unos bototos y luego fui hasta donde Seidou, quien me entregó una maleta.

—Es rinkaku, cuesta bastante manipularla —comentó con intenciones de explicarme cómo funcionaba.

—Ni lo intentes Seidou, iré ahora, me sigues y me explicas en el camino, o simplemente te quedas.

—Yu, ni aunque corriera con todas mis fuerzas podría seguir tus pasos —se quejó.

Sonreí victoriosa y salí de la estación, sólo tenía que avanzar por donde el olor a sangre fuese más intenso. Al principio corría por las calles, pero una vez estuve lejos de la vista de las cámaras o posibles camaradas, trepé un muro y comencé a saltar por los tejados, ya que llegaría más rápido así. Que fastidio tener que encargarme de las cosas cuando Arima no está, mi rango es el más inferior dentro de las categorías que hay, y aún así por ser la más fuerte, cuando el insensible no está, me dejan todos los problemas a mí sola. Al llegar ví a muchos agentes de tercer grado y cadetes dañados, sólo eran ghouls débiles, seguramente de clasificación B o C, y les habían dado una paliza a mis compañeros.