Cap. 3

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*Narra Roze*

Me desperté adolorida, no sabía que me había pasado, todo me daba vueltas, y no sabía dónde estaba. La habitación en la que estaba era de color obscuro, las paredes, las puertas, el edredón, todo era obscuro. Tenía una bata roja que me llegaba a medio muslo, era cómoda y de seda, se pegaba perfectamente a mi cuerpo, pero parecía diseñada para alguien más pequeña que yo, tenía un escote muy marcado y el principio de mis pechos salían del pedazo de tela.

Había un escritorio en la habitación, tenía muchos papeles sobre él y también había lápices por todos lados, parecía como si estuvieran dibujando algo, había dibujos de una mujer con alas y una corona en la cabeza, era parecida a mí, en otro había un ángel malvado y en el ultimo, estaban los dos abrazados y el la sostenía de forma posesiva mientras ella escondía la cabeza en su cuello. Se escucharon pasos fuera de la habitación y rápidamente deje de ver los dibujos y corrí a la cama y me deposite en ella, tapándome con la sabana negra.

La puerta se abrió cuando termine de ponerme la sabana sobre mi cabeza, los pasos se acercaban a mí y se detuvieron unos centímetros antes de tocar la cama, sentí como se inclinaba hacia mí y me quito la sabana de la cabeza, rápidamente cerré los ojos.

La persona se inclinó sobre mí y unos labios se posaron en mi frente, luego en mi nariz y se detuvo un momento. Después se alejó, camino hacia el escritorio y se sentó ahí. Abrí los ojos rápidamente y me encontré con una espalda bien formada, unos hombros anchos, unas piernas largas y torneadas y un bóxer de color rojo.

Después de admirar todo el adonis que tenía enfrente, me di cuenta que su cabello era blanco y que sus movimientos eran ligeros y parecía como si en cualquier momento fuera a atacar a cualquier cosa que se moviera.

Su cuerpo era espectacular y cuando se inclinó a dibujar mire su rostro. Me quede pasmada, era hermoso, su rostro era enmarcado por sus fuertes pómulos, sus ojos eran de color negro profundo y estaban adornadas con unas largas y pobladas pestañas, su nariz hacia perfecto combo con sus cejas.

Siguió dibujando por un largo rato, de momentos fruncía el ceño y se veía espectacular, no podía describir lo que sentía cuando lo miraba cada vez más concentrado en lo que estaba realizando. Parecía estar esforzándose ya que nunca había cambiado de hoja.

Un rato después, dejo de dibujar y se levantó del escritorio, se dirigió a la cama y se acostó detrás de mí, no podía creer tener semejante dios griego alado, él me abrazo y me acerco a su cuerpo, su boca se deslizo por mi mejilla y se postro en mi oído.

-Sé qué hace horas que estas despierta –susurro suavemente y me lamio el ovulo de la oreja- ¿no quieres hablar?


Gemelas separadas (shadowhunters)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora