Cap. 10

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-Es hora de irnos, Ty, en poco llegaran los adultos y nos castigaran si estamos aquí –susurro Livvy- nos meteremos en problemas

-Ya voy, Livvy –contesto su hermano- ella se fue, y me dejo aquí

- ¿Te irías sin mí, Ty?

-No, pero creí que al menos me lo diría, era la única que me entendía –dijo desilusionado- tal vez Helen me quiera decir donde está.

Ambos niños bajaron la colina sin ser descubiertos por todos los cazadores de sombras adultos que estaban en la entrada de Idris. Caminaban despacio para no llamar la atención, y al llegar a la plaza principal Ty corrió sin ver si su hermana lo seguía. El problema fue cuando se encontraron a Emma y a Julián mirando por la ventana.

- ¿Qué hacían afuera? –pregunto medio molesto el mayor- ¿saben que es peligroso? Acaba de pasar una tormenta, si los hubieran encontrado se meterían en más problemas de lo que ya tienen.

-Tranquilo, Jules, solo jugábamos en una colina –contesto suavemente Livvy- no vimos nada, entramos de inmediato cuando comenzó la tormenta.

- ¿Ty? ¿No hay nada que quieras decir? –pregunto Emma.

Ty solo los miro a ambos y subió a su habitación en silencio, no le importaba lo que su hermano o lo que la estúpida amiga de su hermano preguntase, él solo quería ver a su amiga antes de que se fuera, pero esta ni siquiera lo vio.

Se sentía un poco traicionado ya que la veía como una hermana mayor, y se fue sin decir nada, solo desapareció.

El pequeño niño quería ir a donde ella estuviera, quería verla y contarle todo lo que le habían enseñado ese día en la sala de armas, quería que lo viera pelear contra el niño grande y gordo que siempre lo retaba. Quería que lo viera robar la espada de Emma para practicar en secreto y que se sintiera orgullosa de él.

Ty comenzó a llorar en silencio, las lágrimas caían sin que se dieran cuenta, no podía detenerlas, solo imaginaba bonitos momentos con la mayor, sentir como lo abrazaba y le besaba la frente al dormir como cada noche, y esperar a que se fuera cuando creía que estaba dormido.

Ty quería Roze, quería que su amiga estuviera con él.

Ese fue el momento en el que se dio cuenta que no se encontraba en su cuarto, sino en uno enorme de color negro, estaba sentado en una cama con sabanas de color rojo obscuro, casi escarlata, lentamente fue poniendo sus pies en el suelo y camino hacia la puerta de madera tallada, tomo el pomo y lo giro, encontrado pasillos desiertos y de gran tamaño.

Ty no le tenía miedo a casi nada, así que se aventuró por uno de los pasillos y comenzó a recorrerlos lentamente y en posición de ataque, sintió que camino por varios minutos hasta que choco con un cuerpo, miro hacia arriba y se encontró con una mata de cabello blanco, parecido al de su amiga, pero este no era de mujer, era un hombre muy grande, y demasiado parecido a Roze.

-No recuerdo haber invitado a un niño –comento sonriendo con maldad- ¿Ahora la Clave manda niños de espías? –pregunto mirándolo detenidamente- me pareces familiar, demasiado diría yo.

-Atacaste mi Instituto –susurro enfrentándolo- casi matas a la amiga de mi hermano

-Así que hablas –le contesto borrando la sonrisa- no hablaras más cuando te corte la lengua y se la dé a mis perros de comer –dijo sonriendo macabramente.

-Hazlo y te cortare la mano antes que te des cuenta –dijo despreocupado.

- ¿No sabes quién soy, niño?

-Sebastián Morgenstern

- ¿Ty? ¿Jonathan? ¿Qué está pasando? Y ¿Qué haces aquí, Ty?

-No lo sé, solo te quería ver y llegue aquí, luego este chico me quería cortar la lengua –dijo tranquilo.

- ¿Qué querías que, Jonathan?

-No sabía quién era, cariño –comento despreocupadamente.

-Ty, tienes que volver a Idris –dijo demandante- no es seguro que te quedes aquí.

-Pero Roze, allá no tengo a nadie con quien hablar

- ¿Qué hay de Livvy? Es tu hermana, ella hablara contigo

-Solo déjame quedarme aquí unos días, te juro por el ángel que no molestare

-Yo digo que no –contesto Jonathan.

-Nadie te pregunto a ti, rubio flacucho –reclamo malhumorado- ¡Por favor, Roze! Solo unos días lo prometo.

- ¿Solo unos días? –pregunto insegura mirando a Jonathan.

-Bien, me cae bien, pero que no salga –le dijo mirándola con amor.

- ¡Gracias! –grito el niño abrazando al joven- Te juro que no saldré y no molestare –siguió hablando son soltarlo.

-Me molestas abrazándome –contesto seco- aléjate

-Claro, claro

-Vamos Ty, dormirás conmigo hasta que Jonathan arregle una habitación –informo Roze.

La chica salió de la mano con el niño mientras que Sebastián la veía enamorado, lo que hacía por el amor de la peliblanca.


Gemelas separadas (shadowhunters)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora